Hanoi

El Desierto de Cascada de Arena. Un hogar familiar

Habían pasado casi ocho horas desde que Are Ajhons y Eli cruzaron la “Puerta del Amanecer” y salieron a la superficie. Eli llevaba casi un día sin descansar desde que salió de su hogar en LA CIUDAD SUBTERRANEA. Su semblante hacia parecer que pronto desmayaría o del cansancio, o del calor que hacía al interior de la cáscara de arena que Are había generado un segundo antes de salir a la superficie para cubrirse de los extremadamente fuertes rayos del sol amarillo y del calor sofocante del exterior, común en ese reino. 
- Siento que me ahogo, Are. Es un infierno. – Dijo Eli realmente agotada. – ¿Es posible que podamos descansar? Tan solo un momento.
- Claro que no, niña. Debemos llegar pronto a CASCADA DE ARENA. – Respondió Are. – Haber mantenido por mucho esta coraza me ha gastado mucha energía y si paramos es posible que no podamos llegar al dominio, niña... Nadie ha soportado semejante ambiente extremo como el de allá afuera. 
- No creo poder llegar. – Respondió Eli con los brazos totalmente estirados hacia el suelo, sin moverlos al son de la caminata.
- Realmente esta desgastada. – Pensaba Are mientras notaba el sobreesfuerzo de la niña de doce años. – Llegaremos pronto, niña. Soporta un poco más.
- Creo que moriré en este desierto. Tengo mucha sed. – Dijo Eli en un todo que apenas alcanzó a escuchar Are, quien logró ceder un poco con la niña.
Are abrió su mano derecha hacia el suelo y generó una pequeña montaña que le llegó hasta sus manos, de la que floreció una botella oscura de su interior. Entonces la agarró, la destapó y le dió a la chica de beber.
- Toma. Bebe agua, niña. – Dijo poniéndole la botella en las manos de la pequeña, quien la agarró y la llevó a la boca automáticamente.
- No sabía que tenías de beber. – Dijo Eli después de empinarse aquella botella. - Me había parecido ver que no tenías nada en tus manos ni en tu hombro. 
- Calla y bebe, niña. No es de tu incumbencia. – Dijo mientras apuró el paso al empujar a Eli con la arena nuevamente.

En sí, el desierto de CASCADA DE ARENA es como si fuera un cofre gigante, en el que los Ajhons han guardado desde el comienzo los tesoros que robaban en los reinos vecinos. También le ha servido como mecanismo de supervivencia, guardaban cualquier clase de comida y bebidas en la arena.

Are sabia de aquella respuesta, pero no mostró asomos de que querer darle una explicación a Eli, quien al sentir el agrio sabor del vino caliente arrugó su rostro.
- Gracias, de igual forma. – Dijo la chica mientras dejaba caer la botella y caía desmañada. 
- En realidad es muy fuerte. – Dijo Are mientras amortiguaba la caída de la niña con una base de arena. 
Tras dos horas más de camino, Are por fin sentía el estruendoso sonido ocasionado por la cascada de arena que cubría el dominio. Entonces se encargó de levantar a la pequeña.
- Niña, levántate ya. – Dijo Are mientras tiraba a la niña dormida hacia el frente, haciéndola despertar de un susto.

El dominio de CASCADA DE ARENA, que entre otras tiene el mismo nombre del reino, al igual que los reinos de HAR y ERIE, también es llamado “EL BARCO DE BRONCE”, por lo que está construido encima de la arena y puede trasladarse. Este apodo también se debe a que es construido con todo el bronce saqueado por los nómadas Ajhons en “Las Minas de Los Hombres”, ubicadas al oeste del reino de LA TIERRA DE LOS MUERTOS, durante la larga guerra entre estas familias. Fue el último dominio en construirse en todo HANOI, incluso después de ALTO VERANO.

- Llegamos al dominio, niña. – Avisó Are. – Recuerda, eres muda. No se te ocurra pronunciar una estúpida palabra. ¿Entendiste? – Preguntó mientras la miraba fijamente. – Ponte la maldita venda en los ojos, abriré la coraza. 
Eli no pronunció una palabra, solo subió la venda que le colgada del cuello y se la colocó en los ojos. Se preguntaba sobre el estruendoso sonido que escuchaba, pero no dijo nada en relación. 
Sintió aquella brillante luz que incluso con la venda le generaba incomodidad en sus ojos mientras Are habría la parte frontal de su coraza y empleó algo de fuerza hasta lograr dividir aquella arena que bajaba de la cascada de arena, dejando al descubierto uno de los pasadizos del dominio. 
Los guardias del dominio pudieron identificarlo de una vez, pero Are gritó su nombre en frente de ella.
- ¡Kak lava! Soy Are Ajhons, abran la puerta. – Ordenó al mismo tiempo que cerraba aquella escotilla con arena y recobrara aquel ambiente semiapagado en la parte interior de la coraza.
- Quisiera quitarme la venda, Are. Quisiera ver la cascada de arena que cubre al dominio. – Asintió Eli.
Are quisquilló con los dientes, pero pronto recobró aquella calma aparente y respondió a la niña.
- Puede que lo hagas, pero sería un fastidio lidiar contigo cuando pierdas la vista. – Respondió. – El sol amarillo dañará gravemente tus pequeños ojos medio grises, y quedarás peor que Los Hombres. – Seguía diciendo.
- No quedaré ciega, Are. – Respondió la niña. – Quiero ver el dominio. He llegado aquí para verlo.
- No has llegado aquí para eso, niña. Ya calla la maldita boca que entraremos pronto y deja de molestar. – Dijo Are sofocado.
Eli no dijo nada, notó lo sofocado que estaba aquel hombre y prefirió mantenerse callada. 
La cascada prontamente volvió a dividirse y la puerta, echa en su totalidad de bronce, se abrió automáticamente. Are comenzó a mover la coraza hacia el interior del dominio.
Cuando se encontraban totalmente adentro expulsó la arena de la coraza hacia el exterior, haciendo tambalear con aquel movimiento a Eli, que se mantenía con la venda en los ojos.
Un guardia los recibió.
- ¡Kak lava! Señor Are. Bienvenido al dominio. – Saludó Ciel Ajhons, un guardia y también familiar inferior de los Ajhons.
- ¡Kak lava! Ciel. Te agradezco. – Respondió al joven guardia, de apenas unos diecisiete años. - ¿Padre está en el dominio? – Preguntó.
- Está en el salón Ajhons, con tu abuelo el Rey. Han estado reuniéndose en estos días que estabas ausente. – Respondió.
- Entiendo, gracias. – Agradeció Are. – Vamos, niña. – Dijo girando hacia atrás para ver a Eli. – Quítate la maldita venda, niña. No te pasará nada estando dentro.
- ¿Ya puedo quitármela? – Preguntó Eli.
- Te he dicho que sí. – Respondió Are afanado.
- La niña... Tiene acento de una Monje, de SOHA. seguro viene de LA CUIDAD SUBTERRANEA. – Hablaba entre dientes el joven guardia, pero en un tono de voz que todos escuchaban. -  A juzgar por su color de piel y ojos, y su acento, efectivamente la niña viene del subsuelo. De lo contrario no vendría vendada, es evidente. – Seguía diciendo hasta notar la facción de enfurecido que tenía Are en su rostro. – Aun así, no es de mi incumbencia, no tendría por qué importarme... Bienvenida, señorita. 
Are lo miró fijamente por unos segundos, pero al recordar que el muchacho no era alguien importante que pudiera llevar la información a lo más alto de la familia, por lo que hacía parte de la tercera familia, no le dió importancia. Entonces se dirigió nuevamente a Eli.
- Ya quítate la maldita venda rápido, Jero. – Dijo Are. – No tenemos mucho tiempo.
Eli no dijo nada, se quitó la venda automáticamente. 
Al principio veía bastante borroso y sentía mucha molestia, pero iba normalizando su visión a medida que parpadeaba. 
- Necesito un favor de tu parte, Jero. – Asintió Are.
- De acuerdo. – Respondió Eli, aceptando las pretensiones de Are sin que este dijera cuales eran.
Eli movió su mirada y la fijó en la del guardia, quien automáticamente olvidó por completo sobre la existencia de la chica. Había removido ese recuerdo de su mente.
- Listo. Are. – Dijo. – En unos cinco minutos saldrá del shock.
- Entonces apresuremos el paso. – Dijo Are. – Es inquietante decir mentiras, incluso para mí, sobretodo cuando es evidente. Tu madre debe agradecerme todo esto, si es que aún sigue viva, al igual que el imbécil de tu padre... 
- Están vivos. – Contradijo Eli, quien entró en un miedo apenas controlable.
- No son estúpidos. Saben que Los Monjes investigarán lo que ha sucedido. – Respondió. – Me comentaste que hubo Monjes muertos en tu salida y sabes la muerte se paga con la muerte. Supongo que estabas consiente de eso, ellos sabían a qué atenerse. Así que no te aflijas por eso, seria innecesario. Solo espero que no cometas alguna estupidez y eches a perder sus sacrificios. – Decía. 
Eli no supo que hacer o decir por un momento, solo le corrieron las lágrimas. Recordaba todos los momentos que pasaron juntos. 
Are por su parte apresuró el paso al recordar que aquel guardia estaría desconectado por un breve tiempo. Entonces dio orden a Eli de caminar y tomaron el pasillo amplio de entrada del dominio. 
Eli notaba que todas las paredes y el piso eran realmente de bronce, le parecía algo impresionante. También reparaba cada uno de los adornos, pieles, piedras hermosas, estampados muy finos y algunas estructuras de las antiguas civilizaciones que fueron saqueadas algún día en el reino de LA TIERRA DE LOS MUERTOS.
Are recordó, después de todo este tiempo, que no había dado la bienvenida a su sobrina, cosa que le parecía muy inquietante y engorroso.
- Ah... Bienvenida al dominio de CASCA DE ARENA, niña. 
- Es Bastante brillante. – Respondió Eli. – El dominio subterráneo de SOHA está construido en el barro, es oscuro como la tierra del subsuelo. 
- Solo a unos tontos se les ocurre vivir en el subsuelo. – Dijo Are. – A los pájaros siempre les han gustado las jaulas. – Supuso. -  Pueden volar y se entierran en túneles. Total, no sé por qué estoy perdiendo el tiempo hablando estos temas con una simple niña que siempre ha sido sobreprotegida y que no sabe nada de la vida.
Eli no dijo nada frente a lo último que dijo Are, solo seguía sus pasos.




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