Hanoi

Templo El Tercer Ojo. El inicio de un reino.

Vian se encontraba revisando junto con los maestros Crarens algunos pergaminos y libros que habían tomado anteriormente de los estantes de tallados oscuros que adornaban aquella amplia sala del segundo nivel. La chica Har leía uno rojo mientras los ancianos organizaban pilas de libros y documentos. 
Keva Crarens, quien estaba en otra mesa con Sae, dejó de armar aquellas pilas de libros al percibir que los exploradores Har que habían solicitado días anteriores, que acompañarían a Rían Crarens, habían llegado junto con él al inicio de las escaleras que suben al TEMPLO EL TERCER OJO. 
- Rían y los exploradores han llegado al inicio de las escaleras. – Hizo saber. – Esperan a Gragan.
Vian levantó su mirada hacia Keva automáticamente.
- Efectivamente, me ha avisado. – Siguió Quer Crarens.
- No entiendo como el estúpido es un maestro de comunicación. – Quisquilló Sae. – El idiota parece más hijo tuyo que mío. – Siguió diciendo jocosamente. 
- Hay secretos que no deben salir a la luz. – Asintió Quer en el mismo son de Sae.  – Por el bien de la amistad.
- Ellen era una puta, lo sé. – Respondió Sae al apoyar sus manos en la pila de libros. – Y de ser así me dolerá el hecho de que todo este tiempo, desde que nació el maldito, traté estúpidamente de esforzarme para que fuera una persona inteligente. Aunque siendo así comprendería completamente. – Seguía diciendo mientras todos reían.
- Te puedo afirmar que Ellen no tenía deficiencia mental, anciano. – Respondió Quer.
Todos soltaron una carcajada al escuchar la conversación de estos dos viejos.
- En la “Década de Las Masacres” tendrías que haber muerto gracias a mi yo de esa época. – Dijo Sae. – Ahora estarían tus incompletos huesos vagando en el fondo del “Cementerio de Agua”. – Siguió diciendo haciendo referencia a las zonas inundables del reino de la “Montaña de La Flor Pálida”, que son utilizadas por esa familia como cementerio, también llamado el “Cementerio Crarens”. 
- Tal vez fuera un final agradable para mí. – Respondió Quer.
Vian desde que escuchó al viejo Sae nombrar la “Década de Las Masacres” permaneció completamente atenta a aquella conversación que para Keva era ridícula. De pronto susurró esa notable incógnita que vagaba en su cabeza. 
- ¿La edad de Las Masacres? – Se preguntó en voz baja.
Keva escuchó aquel susurro, pero no emitió respuesta alguna. En cambio le pidió un favor.
- Vian, querida. Llévame al inicio de la lluvia. – Dijo. – Mientras estamos en esta ridícula conversación siguen esperando a Osten y a Gragan. 
- Claro, viejo. – Asintió la chica.
Keva se levantó de su silla y estiró la mano para que Vian la tomara y lo orientara en el camino mientras Quer y Sae se mantenían discutiendo. Realmente eran lo bastante orgulloso como para no dar su mano a torcer.
- Debo hablar personalmente con Rían. – Siguió diciendo Keva a Vian.
La chica ayudó al anciano a retirar la silla y comenzaron a caminar hacia la puerta de aquel salón.
- ¿Es eso lo que harás? Viejo. - Preguntó Quer. 
- Eso es lo que haré, Quer. – Respondió Keva. – Pero tranquilos, tienen mi permiso de escuchar la conversación. – Dijo mientras salía con la chica del salón.
Después de salir del salón tomaron el pasillo que llevaba hacia las escaleras que bajaban al primer nivel. En el camino la chica se mantuvo pensando en eso que había expresado anteriormente Sae, sobre la “Década de Las Masacres”. Más aún porque nunca había escuchado sobre ello, ni el dominio en su infancia, ni en el templo desde que fue nombrada guardián del templo.
Keva tampoco había olvidado la inquietud de la chica, además seguía percibiendo que ella seguía pensando en ello, entonces comenzó a explicarle sobe aquella oscura época.
- Fue una década sangrienta, no solo aquí, en todo HANOI. – Comenzó. – Con esto estoy adelantando tus lecciones, pero me vale, quiero que lo sepas... Las tres líneas de habilidades comunes de familia Crarens están relacionadas a (1) la percepción, (2) la comunicación y (3) a la manipulación de la intensidad de la lluvia. Son desarrolladas al extrasensibilizar y extrapolar los sentidos de (1) visión – percepción, para la percepción en la lluvia, (2) oído – habla, para la comunicación en ella, y (3) tacto – fuerza, para el control de ella. Una habilidad que solo los Crarens podemos desarrollar. Esta también es la razón por la que el templo EL TERCER OJO tiene tres maestros Crarens encargados de él... Anteriormente, en el principio del “AC”, cuando los dominios apenas eran unas empalizadas, algunos Crarens asesinaban a sus esposas al notar que sus hijos desarrollaban una habilidad diferente a la que el padre o la madre dominaba. Sentían que era burlados porque pensaban que sus esposas le eran infieles No estoy diciendo que en todos casos fuera así, pero fue lo que justificó aquella masacre imperdonable. A causa de este error, casi el treinta por ciento de nuestra familia había sido exterminada por nosotros mismos, lo que nos costó el mandato autoritario de LA CASA DEL ARBOL, así era llamado el dominio de HAR en esa época. Éramos unos desadaptados, completamente. – Asintió el viejo mientras bajaba levemente la cabeza.
Aquel anciano era con quien realmente Vian se sentía segura y en familia, tanto que lo trataba de una forma muy especial, como si fuera su propio abuelo. Tenían muchas cosas en común que encontraban interesantes en ese aburrido pero interesante lugar.
- Aquel pensamiento arcaico ha cambiado en ustedes. – Expresó Vian. – No trataré de seguir imaginando más sobre ello, debió ser muy torturados para aquellas mujeres. 
- Y para aquellos bebés, también los asesinaban. – Complementó Keva. -  En realidad no fue tan aterrados en comparación con el derramamiento de sangre en los otros reinos. Y con esto no justifico lo que hicieron aquellos retrasados. Realmente es una pena.
- Se escuchó como eso, viejo. – Dijo Vian.
- Aun así ya no importa. – Dijo el anciano. – Total, conociendo a Sae, Quer realmente estaría en el “Cementerio de Agua”. 
- El viejo es un obstinado. – Dijo Vian.
- Lo es. – Afirmó Keva.
- Y ¿Qué pasó en los demás reinos? – Preguntó la chica.
- Larga historia. Y no la contaré hoy, querida.
Terminaron de cruzar los estantes de la sala principal del primer nivel hasta llegar a la puerta. Vian notó que en el marco izquierdo de la puerta de tela de salida se encontraban dos mochilas llenas de alguna cosa. 
- Seguramente son las Osten y Gragan. – Pensaba.
Comenzaron a bajar los escalones del templo que conectaban con las escaleras que conducen hacia la lluvia eterna. 
La tarde era bastante casual, el pasto verde que cubría gran parte del suelo y las sombras de árboles medianos y grandes que bailaban a medida que el viento los hacia mover, habían hecho entrar a ambos en un momento de comodidad y paz mientras seguían bajando las escaleras.
- Es muy agradable, sentir el viento es muy agradable. – Dijo el anciano. – Una sensación que no se puede sentir en ningún otro lugar del reino, querida. Eres una afortunada por eso.
- Lo soy, señor. – Afirmó la chica.
- Así es. – Reafirmó Keva. 
Vian apartó parte del cabello que se le atravesó en la cara por el movimiento del viento y miró al viejo.
- Realmente está muy cómodo con el momento. – Pensaba.
- ¿Su color? – Preguntó el anciano.
- Viejo. No entiendo su pregunta. – Respondió la chica. – Siempre hace la misma pregunta. – Dijo inquietada. – Solo se puede percibir, es invisible. Tal y como está descrito en los libros. 
- A veces lo que está escrito en los libros no es cien por ciento real o cierto, puede que ni siquiera un treinta por ciento lo sea. – Asintió el anciano. – Tanto en el “AC”, como en el “DC”, hubo y hay gente con mucha imaginación, tanta que son capaces de modificar la realidad pasada y la presente, querida. Aun así lo único que podemos hacer los Crarens es confiar en ustedes los Har. Nos hemos vendido a la idea de que ambas familias hacen un buen trabajo al tratar de actuar como equipo, y al parecer ha sido así hasta nuestro tiempo. Por eso confiamos en lo que nos han leído durante décadas es tal y como reamente está escrito en todos esos papeles.
Vian reparaba cada vez más al anciano mientras lo escuchaba con la misma atención.
- De igual forma es lo que las familias de los reinos del oriente de HANOI tenemos en común, actuar como equipo. Los Ajhons y Los Monjes trabajan en simbiosis.
Tomó una breve pausa mientras una ráfaga delicada de viento le había mover el cabello negro y su vestido color blanco con siluetas y cintas grises y café. 
- Total, no quisiera saber que me estoy perdiendo de algo maravilloso. – Dijo el anciano en voz baja mientras entraban en un pequeño momento de silencio.
Justo antes de entrar a la lluvia eterna, el sonido generado por las gotas al chocar en los árboles y arbustos le hicieron hacer recordar al anciano que la última vez que se bañó en ella había sido hace muchísimos años.
- Suena irónico, ¿Verdad? Somos los hombres de la lluvia y no sentimos gracia por bañarnos en ella. – Exclamó Keva. - ¿Hace cuánto no lo haces? – Preguntó a Vian.
- ¿Bañarme en la lluvia? – Se preguntó. – Hace mucho, viejo. Cuando apenas era una niña. – Respondió extrañada al anciano.
- Lo supuse. – Dijo Keva.
- Ciertamente. – Siguió Vian después de seguir pensando cuando fue la última vez que se bañó en la lluvia. – Al tatarabuelo le encantaba hacerlo. Recuerdo cuando nos bajó a Osten, a Adria y a mí al planchón debajo el dominio. Nos dijo que lo esperáramos en ese lugar y entró nuevamente al dominio. Luego de un tiempo de espera vimos cuando el tatarabuelo caía de cabeza, de un chapuzón, a la zona inundada. Nunca nos dijo de qué nivel del dominio se había lanzado, pero nos hizo comprender lo feliz que se sentía en ese lugar. Quería transmitirnos esa felicidad a todos. Los guardias que se encontraban con nosotros no pudieron aguantar su cara de alegría. – Contó Vian.
- Recuerdo que era el único Har que realmente disfrutaba vivir bajo las condiciones de este reino. – Asintió Keva. – a su larga edad aun parecía disfrutarlo. Padre decía que era un niño, un niño Rey... Fue un buen Rey. – Confirmó.
- Fue un buen tatarabuelo. – Dijo Vian. – Nada que comparar con el abuelo Yoi. – Refiriéndose a su abuelo el actual rey de HAR.
Nuevamente entraron en ese ya común momento de silencio. Ambos seguían escuchando cada vez más fuerte el sonido de la lluvia a medida que bajaban los escalones. Dentro de la mirada vacía que Vian veía en aquellos ojos grises del anciano, notaba que realmente quería mojarse en la lluvia, y sus sospechas fueron claras al escuchar al anciano pedirlo.
- Esta vez quiero mojarme. – Dijo Keva al sentir que faltaban unos cuatros escalones para entrar a la lluvia eterna.
Vian lo miró profundamente.
- Como guste, señor. – Respondió.
Ambos sentían aquel incremento progresivo de la humedad a medida que seguían bajando las escaleras. Sus pies fueron los primeros en mojarse. Entre más seguían descendiendo, la lluvia mojaba lo restante de su cuerpo, desde las rodillas hasta la cabeza. Keva realmente se sentía muy feliz haciéndolo, su cara había caminado de un semblante de comodidad que le ocasionaba el viento en el rostro, a uno de felicidad.
La vegetación era bastante frondosa, las hojas grande de los árboles y arbustos que cubrían las escaleras apaciguaban un poco la velocidad de caída de las gotas que bajaban en abundancia y que caían en la parte superior del anciano y del escudo de energía azul eléctrico que Vian había generado un minuto antes para cubrirse de la lluvia. 
La corriente entre las piernas del anciano hacía que prevenidamente afirmada uno a uno sus pies en cada que daba un paso. La chica notó aquel esfuerzo del anciano al caminar e intentó algo para contrarrestarlo. Se puso en posición para generar una barrera de energía que desviara la corriente de agua de los pies del anciano, pero Keva no lo permitió.
- No es necesario, querida. – Dijo al percibir que Vian hacia aquella especie de barrera en su parte trasera.
- ¿Seguro? Viejo. – Preguntó la chica. 
- Seguro. – Respondió el anciano.
Vian deshizo automáticamente el escudo de energía. El anciano al sentir que nuevamente la velocidad de la corriente lo podría hacer caer, optó su posición en afirmar bien cada pie antes de dar un próximo paso. Solo le tomó un instante percibir la ubicación de Rían y los exploradores, entonces llegó a la conclusión de que aún estaban lejos para su larga edad. 
- Rían. ¿Puedes escucharme? – Preguntó Keva a la lluvia.
- Viejo, es un honor. – Respondió Rían por la lluvia.
- Sube, aún están lo bastante lejos para mí.
- De acuerdo, señor. – Respondió Rían.
Ambos quedaron en aquel lugar de las escaleras esperando al grupo por algunos minutos, sin decir alguna palabra entre ellos. Se concentraron en el fuerte sonido que ocasionaba la abundante lluvia. Las gotas de agua fría corrían rápidamente desde el cabello canoso del Crarens, cruzaban sobre su rostro hasta adentrarse entre la ropa y la piel arrugada del anciano, quien seguía mostrando indicios de lo feliz que realmente se sentía el mojare después de tanto tiempo en la lluvia.
Un tiempo después Vian logró ver a los exploradores subiendo aquellas escaleras. 
- Están cerca. – dijo Vian al lograrlos ver entre lo borroso de la lluvia.
- Lo están, querida. – Respondió el anciano mientras posaba sus ojos grises en los ojos de la chica. 
Vian notó el relejo del grupo en los ojos grises del viejo, entonces pensaba si realmente eran omnipresentes y omniscientes en la lluvia.
- Impresionante. – Exclamó la chica mientras redireccionaba mirada en dirección al grupo. 
- Vian, estás asustada. – Preguntó Keva.
- Tiene más de un año que no ve hombres atractivos. – Dijo Sae a través de la lluvia.
- Cállate o corto la comunicación, viejo imprudente. – Gritó Quer a Sae. 
Las facciones de Keva y Vian hicieron notar levemente lo chistoso que se escuchaban los otros dos viejos discutir en la lluvia.
- Han llegado por si solos al “Pequeño Tercer Ojo”. – Infirió Vian al analizar que la única manera posible con la que pueden ver lo que pasaba a través de la lluvia era generando aquel holograma en aquella mesa.
- Todos esperábamos eso, querida. – Dijo Keva. – Los viejos no se quedarían sin saber que le diré a Rían.
- Keva es un idiota. – Dijo Sae.
- Que te calles, viejo. – Volvió a gritar Quer.
- Lo soy, anciano. – Afirmó Keva.
Aquella pequeña discusión bastó para que el grupo de cinco exploradores Har y Rían Crarens llegaran hasta el punto donde se mantenían esperando. 
- Señor. Es un honor estar aquí, con usted. – Se presentó Rían Crarens, sin salir aun de la esfera de energía azul eléctrica que cubría a todo el grupo, controlada por uno de ellos. – Los exploradores y yo le agradecemos su gran gesto al recibirnos acá en la lluvia. No tuvo por qué molestarse. 
- Les aseguro no es un gran gesto, Crarens. – Respondió Keva. – Me alegra volver a verte, y ustedes, les agradezco su presencia, bienvenidos. 
Todos asintieron con la cabeza.
- Es un gusto, señorita. – Dijo Rían, dirigiendo el saludo a Vian. – Todos en Har estamos orgullosos de ti y de tu primo el joven Osten. 
- Gracias y bienvenido. Es un gusto conocer al hijo de Sae Crarens. – Respondió Vian amablemente. 
Rían era un hombre de aproximadamente cuarenta años de edad. Su contextura física obedecía a la de una persona que toda su vida había realizado actividad física, o por lo menos gran parte de ella, se mantenía muy atlético. Su estatura era de aproximadamente un metro con noventa centímetros. Su color de piel era claro, cabello rizado color negro y ojos característicos de los Crarens, grises.
El grupo Har estaba conformado por dos hombres y tres mujeres.  Ninguno de ellos sobrepasaba los treinta años de edad. Fer Har, de la segunda familia Har, era el de mayor edad entre ellos. Casi del tamaño de Rían, de contextura dominante en la familia Har. Tenía una gran capacidad para soportar objetos muy pesados con la energía azul eléctrica. 
Lon Har, segunda con mayor edad en el grupo, tenía cabello rizado muy largo, le llegaba a la espalda.  Hacia parte de la familia real. Yera Har era la tercera con mayor edad, hacia parte de la familia secundaria y prima directa de Fer. Su cabello era corto y se encargaba de la proyección de Rían en el camino. Y estaban los menores del grupo, los gemelos Nera y Dar Har, de aproximadamente diecisiete años de edad y menores en estatura. Estaban en su etapa de examen práctico de exploración. Se encargan de los suministros y provisiones para la misión.
Todos compartían características físicas y comunes de los Har; de piel morena, contextura física atlética, cabello rizo negro y ojos café.
- El placer es mío. – Había respondido Rían a Vian. – ¿Y el chico de BAHIA? – Preguntó.
- Aun sigue en el templo. – Respondió Keva. – No creas que estoy haciéndoles perder el tiempo, de seguro no es mi intención. – Siguió diciendo. – He bajado hasta aquí para hablar contigo sobe ello primero, como habrás inferido se ha vuelto un tema muy delicado, y todo esto a causa de la decisión del Consejo de acceder a las pretensiones de BAHIA. Así que ven, sal de allí, subamos algunos escalones más… Exploradores, esperen en este lugar mientras hablo algunas cosas con Rían. Les aseguro no demoraremos. – Dijo a los Exploradores. – Y tú, querida. Agradezco tu hospitalidad al acompañarme. Ahora te agradezco le avises a Osten que los el grupo ha llegado, que baje con el muchacho. – Dijo a Vian.
- Claro, maestro. – Respondió Vian mientras asentía con la cabeza al anciano y al grupo, y daba media vuelta para tomar la subida.
- Seguramente en HAR estarán pendiente a esta conversación. – Pensaba el anciano. – Es más, cualquier Crarens con aquella capacidad, por lo que tendré que ser bastante precavido con cada palabra que utilizaré. 
Rían salió de aquella esfera de energía azul eléctrica que los protegían de la lluvia y se dirigió junto con el anciano unos metros arriba en la montaña.
Vian casi salía de la lluvia eterna, había subido aquellos escalones bastante rápido. Pensaba en lo atractivo que era el hijo del anciano Sae. Había desvanecido aquella capa impermeable con la que se propia al mismo tiempo que los rayos del sol amarillo tocaban su piel. Al entrar al templo pasó los primeros estantes y desvió al pasillo donde se encuentran las escaleras que conducen al segundo nivel, se dirigía hacia los dormitorios de los chicos, pensaban que estarían en aquel lugar.
Mientras tanto, en prospectiva, cuando Vian apenas acompañaba a Keva a la lluvia eterna a recibir al grupo de Exploradores, Osten y Gragan leían algunos documentos e información reservada en el “Salón Erie”, que se ubicaba al fondo el pasillo del primer nivel, en el que se guardaba información traducida y clasificada de los registros que hablaban sobre el reino y las familias principales de ERIE, incluido los posibles orígenes del reino, en este caso.
- ...se ubicaba en la antigua Europa occidental. Limitaba al sur con el mar Mediterráneo y el país Italia, al sur oeste con los países España, Andorra y el mar Cantábrico, al oeste con el océano Atlántico, al norte con el mar del Norte y el país Bélgica, y al este con los países Luxemburgo, Alemania y Suiza. Su antigua extensión de tierra era apenas una pequeña fracción del tamaño del actual reino de ERIE... El último conteo de sus habitantes fue siete años antes del "Cataclismo" o "C". Para el décimo antiguo mes del año dos mil quince, la población era de 66'952.000 personas, un número bastante exagerado y que supera en muchísimo la cantidad de habitantes que aproximadamente hay en todo HANOI... – Leía Gragan con cierta dificultad aquellos nombres raros de los países del antiguo mundo en una de las páginas del libro “Origen de ERIE”. - ¿Qué eran los países? – Preguntó.
- Antiguos reinos. – Respondió Osten mientras revisaba algunos libros que tenía en su mesa.
- Eran muchos mares en ese entonces. – Dijo inquietado. – Además, la cantidad de persona era exagerada. En todo el reino de ERIE apenas hay más o menos unas ochocientas mil personas, la mayoría Hombres. Nada en comparación con las millones que ocupaban esas tierras en el “AC”, aun mas por lo pequeño que era ese país. – Se preguntaba.
- Era fantástico. Ana, sigue leyendo. – Dijo Osten. – Pasa a la página sesenta y seis. 
Gragan pasó cuidadosamente las páginas viejas del libro para no dañar o romper alguna.
- Era mucho más fantástico aún. Lee. – Volvió a decir Osten con algo de emoción en su voz.
- …Las estaciones del año se debían a la inclinación del eje de la tierra y al movimiento de traslación que realizaba alrededor del antiguo sol, lo que causaba que los rayos solares incidieran con diferente intensidad sobre las diversas regiones del antiguo planeta...Durante el solsticio, el sol se encontraba más distante, y el día era más largo que la noche. Por el contrario, en el solsticio de invierno, el día era el más corto y la noche más larga... – Seguía leyendo en voz alta aunque no comprendía de un todo lo que leía… No entiendo, ¿Acaso el día duraba más que la noche? – Se preguntaba.
- En cierto periodo de lo que ellos llamaban el año, Gragan. – Respondió Osten. – Los antiguos hombres eran muy brillantes, aunque actualmente se les denigre. Sus estudios iban más allá de entender métodos de supervivencia, cómo lo hacemos actualmente casi todas las grandes familias de HANOI. En realidad parecemos unos idiotas delante de nuestros antepasados, de tu descendencia intacta. - Decía Osten. – Tal vez ustedes cuenten con esa misma capacidad. – Siguió diciendo mientras dejaba de pasar las páginas del libro que tenía y miraba directamente a Gragan.
El chico de BAHIA dejó de leer automáticamente, pensaba en eso que Osten había dicho sobre los Hombres.
- Tal vez sea así. – Pensaba. – Tal vez contemos con una particularidad como las demás familias.
- Sigue a la página noventa y cuatro, Gragan. Lee lo que está escrito allí.  – Dijo Osten.
Nuevamente hizo lo ordenado, con aquella misma delicadeza pasó las siguientes páginas hasta llegar a la noventa y cuatro al mismo tiempo que Osten se levantaba de la mesa y se dirigía a buscar un libro de interés en los estantes que quedaban detrás de la mesa donde estaba sentado Gragan. 
- ... La mayor parte de Francia estaba influenciado por cuatro estaciones climáticas. La primavera se caracterizaba porque los días empezaban a ser más largos que las noches. La época comenzaba desde el tercer mes y terminaba en el sexto. En este tiempo las plantas florecían y salían a la luz muchas de las crías de diversos animales. – Leía Gragan. – Debía ser fantástico. -  Admitía.
- Lo era. – Afirmaba Osten.
- Sus a3nimales, ¿Son los mismos que encontramos actualmente? – Preguntó.
- La mayoría de ellos existen actualmente, y de ellos la mayoría solo se encuentran en el reino de EL BOSQUE DE LOS ARBOLES. – Respondió Osten.
Gragan tomó un breve momento, pensaba en cómo habían podido saber lo de aquellos animales el aquel reino que es inexpugnable e impenetrable. Desconocía el hecho de que hace unos siglos los Crarens y los Har mapearon HANOI durante un tiempo cuando extendieron la lluvia en todo el continente. Luego tomó nuevamente el libro y siguió leyendo aquellas páginas.
- ... El verano se extendía desde el sexto mes hasta el noveno. Se caracterizaba por sus altas temperaturas y por tener días más largos que las noches... Las personas tomaban vacaciones en este tiempo... - ¿Qué carajos es vacaciones? – Preguntó Gragan.
Osten lo miró.
- En la antigüedad los Hombres eran lo suficientemente organizados. Tanto que veían el trabajo como una actividad que debía ser retribuida, pagada, con dinero, no como en la actualidad que todos trabajan y rinden el tributo al rey de su reino… En realidad tomaban un descanso legal durante una parte del año. Precisamente en esta época descansaban… Las vacaciones son descansos. – Respondió Osten.
- Es raro. – Exclamó Gragan después de haber tomado uno segundos para pensar. – Pareciera que todo el reino de ERIE se mantuviese en verano. En las tierras fangosas de BAHIA siempre hace calor, en las tierras pantanosas del norte del reino, donde se sitúa ERIE, es poco común que en las noches las temperaturas desciendan considerablemente, y en las tierras extrañas de DARK, al este, bueno en DARK no se aun como es el clima, nunca he ido, pero supongo que no cambian en gran manera. – Seguía diciendo.
- Precisamente son las mismas tierras, bueno, con ciertas anexiones, pero no es la misma atmosfera, no el mismo movimiento de aire, ni del mundo. Realmente desconocemos los fenómenos que afectan este mundo. – Respondió Osten mientras se ponía de puntas y estiraba su brazo para tratar de tomar otro libro en la novela fila de la estantería. – Aquel mundo ya no existe, de él solo quedan estas tierras, que conforman los ocho reinos. – Alcanzó el libro. – Ahora sigue leyendo.
Gragan agachó la mirada hacia el libro y retomó la lectura.
- ... El otoño comenzaba en el noveno mes y terminaba en el doceavo. En esta temporada, las temperaturas comenzaban a descender y los días se tornaban más frescos, lluviosos y con mucho viento. Se caracterizaba por el color naranja y rojizo de las hojas de los árboles, que empiezan a caer. – Debía ser la mejor época del antiguo mundo. – Supuso.
- Seguramente. – Respondió Osten. – Pero no demores más… Lee rápido. Vian debe estar a punto de venir por nosotros. Bajó a la lluvia eterna con el viejo hace mucho.
Gragan retomó la lectura. 
- ... El invierno sucedía entre el doceavo mes y el primero, segundo y tercero del año siguiente. Se caracterizaba por tener días cortos y noches más largas. Las temperaturas descendían y ocurrían nevadas… - El reino de EL DESIERTO DE HIELO es el invierno eterno en el “DC”. – Decía mientras reía. – Nunca he ido a EL DESIERTO DE HIELO. – Dijo.
- Nunca he salido de HAR. – Confesó Osten.
- Muchos Hombres de BAHIA viajan al FRIO a comercializar productos. Es una isla blanca y fría. – Dijo Gragan.
- Debe ser extremadamente fría. – Asintió Osten mientras se dirigía nuevamente a la mesa con aquel libro que había tomado de la parte superior del estante.
Se sentó con la enciclopedia de fotos de la antigua Francia en la mesa donde estaba Gragan.
- Esto es una enciclopedia de fotos de la antigua Francia. – Le mostró Osten. – Echa un vistazo.
Gragan cerró aquel libro que leía y abrió la enciclopedia. Su cara al ver aquellas imágenes impresas hacía que el chico de BAHIA comenzara a imaginarse lo que realmente los Hombres pueden llegar a hacer. Había retratos en color de algunos lugares que fueron emblemáticos de la Francia antigua en cada una de las páginas. 
Gragan reconoció una de esas estructuras que estaban en las fotos.
- Mira. – Dijo llamando la atención de Osten. – Esta estructura se encuentra cerca a “La Puerta del Oeste” de la muralla de LA TIERRA DE LOS MUERTOS… Aunque, los antiguos Hombres eran más grande que nosotros. – Señaló. – Ah… No es así. Realmente casi un cuarto de la estructura está debajo de la arena. – Corrigió al recordar aquello.
- Se parecen mucho a las personas de ERIE. Mira. – Dijo Osten al señalar una de las fotos donde había una familia. – Altos, cabello liso rojizo y ojos de colores. 
- En serio lo somos. – Confirmó Gragan después de analizar y concluir que el parentesco con la mayoría de las personas que conoce en el reino de ERIE tiene alguna de esas características.
Osten tomó el libro verde llamado “Familia Erie”, en cuya portada se encontraba el croquis del reino, el dibujo del dominio de ERIE y el emblema de la familia, las dos personas que se entrecruzan entre sí, uno de ellos con una cadena entre sus brazos y el otro apuntando hacia el otro extremo con una daga de oro. Lo entregó a Gragan y le ordenó ubicarse en la página cuarenta y uno. Sin embargo, ambos sintieron la presencia de alguien corriendo en el primer nivel, entonces se apresuraron a organizar todo aquel desorden de libros que tenían. 
- Sal. – Dijo Osten agitado. 
- Te ayudo a organizar primero. – Contrarrestó Gragan tomando unos libros y colocándolos en los estantes.
Osten en su afán rompió aquellas hojas del libro donde se encontraban las páginas cuarenta y uno, cuarenta y dos, y cuarenta y tres; y se las entregó a Gragan, quien quedó asombrado de lo que el joven Har hacía. 
Por su parte, Vian notó que los chicos no estaban en los dormitorios al legar a ellos. Notó que todo estaba organizado, las camas estaban tendidas y las ventanas cerradas. También notó que las pertenecías de los chicos no estaban, por lo que supuso que estarían en la sala principal del primer nivel.
- Tal vez en mi afán no note que estaban en algún lugar de la sala. – Pensaba. – Son unos imbéciles. 
Tomó el mismo pasillo y bajó las mismas escaleras que anteriormente había tomado, entonces vio a los chicos sentados en una de las mesas al fondo de la sala. 
- Keva me ha enviado por ustedes. El grupo Har se encuentra en el inicio de las escaleras. – Dijo Vian. 
- Ya es hora, prima. – Asintió Osten. – Serás desde ahora la única encargada de EL TERCER OJO y de los viejos, cuida mucho de ellos. – Siguió diciendo. – He alcanzado a sentirles aprecio, realmente son los mejores.
- Lo son, primo. – Dijo Vian. – Ahora bajen. Saludas a padre de mi parte, se encuentra en el dominio, Keva me ha asegurado que no ha salido de allí. – Siguió diciendo mientras que su semblante había cambiado a uno de tristeza. – Dile a la vieja Vian que pronto estaré visitándolos, que extraño aquel guiso de serpientes que me gusta mucho. – Sonrió al recordar algunos momentos.
- Osten. – Dijo Sae desde los balcones internos del segundo nivel. – Les deseo buen viaje, a ambos. – Dijo mirando con esos ojos grises hacia el frente.
- Tu, chico Hombre. – Dijo Quer. – Cuando llegues a BAHIA dile de mi parte a Alegan que no permitiremos que sus intenciones dañen el equilibrio del mundo… Y tú, todos coincidimos en que eres lo bastante inteligente para comprender que están utilizándote y que no les importa lo que te pase… Te han enviado a este lugar como carnada, tal vez para justificar sus intenciones. Aun así, hemos puesto esperanzas puestas en ti. Ojalá no entregues esa información que llevas en tus bolsillos a nadie, ojalá la utilices para que el mundo permanezca tal cual como está, bajo este equilibrio.
Los chicos se sintieron sorprendidos con lo que Quer había dicho. Sabían de aquellas hojas que habían arrancado de aquel libro y se preguntaban cómo lo supieron. 
- Osten. – Siguió Quer. – Cuando regreses estaremos esperando explicaciones de lo que hiciste. Aun así confiamos en ti, esperemos que tus decisiones no afecten el equilibrio de HANOI. 
Osten sentía que su corazón estallaría de miedo.
- Todos estamos de acuerdo en que lo que hiciste se traduce a muerte. – Dijo Sae alterándose. – Nadie lo sabrá. – Volvió a entrar en calma. – No quiero que la única persona capaz de gobernar de la mejor forma el reino muera pronto.
Quer con un movimiento en la cabeza manifestaba estar de acuerdo con Sae a medida que este hablaba. 
Vian no entendía lo que pasaba, se preguntaba si lo que había hecho Osten era lo bastante complejo como para que los ancianos dijeran esas cosas al respecto, y también se preguntaba por qué la confianza sobre su primo, le parecía sorprendente, sobre todo porque es un Har. Aun así suspiró al recordar que estaban en el único lugar del reino aislado de las habilidades de la familia Crarens, por lo que entendía que aquel secreto no saldría de las personas que estaban en el templo.
- Gracias, señor. – Dijo Osten apenado.
- Keva los espera en las escaleras. – Avisó Sae. – Y tú, Osten. Procura estar sano y salvo cuando te vuelva a ver, de lo contrario te partiré la cabeza en dos, malcriado. – Seguía diciendo mientras su tono comenzaba a alterarse. – Tienes permitido llegar hasta la frontera con el reino de CASCADA DE ARENA. Tienes prohibido salir de la lluvia. 
- Está bien, señor. – Dijo Osten en otro semblante. El semblante de ambos había cambiado completamente, tuvieron serenidad al escuchar que los ancianos no tenían intención alguna de llevar aquella falta ante el Consejo de Har.
Vian cortó la pequeña tensión que aún quedaba al recordarles que Keva y el grupo Har seguían en espera, entonces despidió a su primo y Gragan de los viejos.
- Es hora, bajemos ya. – Dijo Vian al darle un abrazo de despedida a su primo. 
Salieron del templo y tomaron aquellas escaleras para entrar a la lluvia eterna.
– Tienes muchas cosas que explicarme cuando regreses. – Dijo Vian a Osten mientras ambos generaban aquella capa impermeable de energía azul eléctrico alrededor de su cuerpo y entraban a la lluvia eterna. 




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