29 de Febrero, 2020.
Saque de mi pantalón; con cuidado de que nadie me viera, mi teléfono.
Faltaban dos horas aún para que la fiesta terminara, con disimulo volví a colocar mi teléfono en su lugar.
Me encontraba en la gran fiesta de de los Beasley la cual había dado de que hablar por la espera todo el mes y volvería a hacerlo por lo menos otro mes entero con los invitados y demás.
Y ni siquiera era la gran gala del año porque esa era en diciembre.
O eso me había explicado Mariana, quien era mi jefa, trabajaba para ella en un café llamado Zoe's desde que había llegado a la ciudad con mi abuela hace tres meses, sabía de mi situación economía por lo que me invita a ser mesera para ganar dinero extra en distintas fiestas de este estilo.
Voy a explicarlo, mi abuela y yo vinimos a la ciudad al comienzo de este verano luego de mi cumpleaños, basicamente las dos decidimos crear un nuevo comienzo porque después de todo lo que pasó, sentíamos que nos lo merecíamos.
Dejar atrás a los amigos que había hecho había sido difícil, ya que con mi obvia encantadora personalidad nunca fui buena haciéndolos.
Pero de todos modos estaba feliz ya que tenía una pareja estable, y había encontrado a mi mejor amigo de toda la vida desde que se mudó a esta ciudad, el me había acompañado todo el verano.
Desperté de mis pensamientos cuando me di cuenta de que Mariana venía hacia mí, con disimulo me acerque un paso a la barra de bebidas como si hubiera estado observando y sirviendo desde momentos atrás.
- Necesito que le sirvas champaña para el brindis a la familia del anfitrión. – Por un segundo deje de respirar ya que nunca había estado tan cerca de los anfitriones en estas galas importantes. - Apúrate querida, es para hoy. – me dijo antes de que una de las otras meseras me entregara la bandeja con las bebidas. - ¿Ya volviste? - Rodé los ojos al escucharla detrás mío, comencé a caminar hacía donde se encontraban los anfitriones.
Como era de esperarse, cerca de ahí estaba James; mi novio, el era encantador, tierno, atractivo, el era...como esos príncipes de los cuentos.
Me sonrió desde su lugar.
Sabía que se encontraba aquí debido a que su padre era una de las personas más ricas del país, ni de cerca como los anfitriones, pero podía tirar y tirar dinero para arriba.
Nos habíamos conocido en el bar, el trabajaba conmigo porque aunque era millonario no quería depender completamente de su padre.
Entonces, hizo un acuerdo de que iba a trabajar para él, y el le pagaba por ello y así obtenía dinero de una manera justa.
Porque sí, Zoe's en realidad era de su padre, el café era uno de sus pequeños negocios, y podría decir que lo conservaba porque era de la madre de James.
Deje de prestarle atención un segundo y me dirigí a mi destino.
- Aquí tiene, señor. – dije colocando la bandeja en frente de el, me miro con seriedad por unos leves segundos y luego agarro una de las copas e hizo como si no existiera.
¿Por qué me mira así?, ¿Qué hice mal ahora?
Mire con confusión al ver que eran cinco copas y solo había cuatro personas.
En fin, cosas de ricos.
El más grande de los cuatro, en edad y estatura parecía demasiado joven para la edad que debía tener, y entonces mire a sus hijos.
Había un chico joven que debía tener unos veinte, y el cual era muy atractivo, era rubio y con unos increíbles ojos azules como su padre, asintió en agradecimiento cuando le aproxime la bandeja.
El siguiente parecía ser de mi edad, a diferencia de su padre y su hermano, el no era rubio, su pelo era de color castaño claro y sus ojos eran de color café, me sonrió al agarrar su copa.
El ultimo era parecido al anterior, debía tener unos quince o dieciséis, era también castaño con ojos cafés, también me sonrió cuando le serví.
Una vez que termine y al ver que no había nadie para recibir la última copa me di la vuelta para retirarme, antes de eso mire a James nuevamente, quien me guiño un ojo...
Entonces por distraída, no me di cuenta cuando choqué contra una dura figura, provocando así que la bandeja con la copa de champaña que me había quedado callera al piso.
- Mierda -. Susurre cuando el estruendo del vaso contra el piso se escuchó.
Note la mirada de todos en mi, especialmente de cuatro personas detrás de mí, pero note entonces que era por quien se encontraba delante mío.
Su perfume inundo mis fosas nasales, levante mi cabeza ya que la persona en frente mío era bastante alta y me encontré con los ojos azules más hermosos, intensos y profundos que jamás había visto, pero también fríos, podría decir con claridad que su tono de ojos representaba a el océano en invierno, increíblemente frio pero hermoso y peligroso, aunque el océano...siempre lo era.
Me di cuenta que podía perderme en ellos durante horas.
Observe sus facciones, su mandíbula, sus labios carnosos, sus cejas rubias y su nariz.
- ¿Qué esperas para levantar eso? – no sé cuantos segundos nos estuvimos mirando fijamente, porque cuando me habló con una ceja levantada, su aliento a menta choco contra mí y su voz...me desperté del hechizo.
Más al darme cuenta de la forma en cómo me miraba, con superioridad y como si fuerza una estúpida. Cerré mis labios con fuerza que no se en que minuto se abrieron, tenía unos buenos insultos para decirle por esa mirada, aún así baje mi cabeza sintiendo como mis mejillas se sonrojaban por el enojo, me arrodille y levanté como alma que llevaba el diablo lo que había tirado.
Lo peor es que no había hecho siquiera un esfuerzo como para ayudarme, sabía que era mi trabajo, ¿pero no se...no podía ser tal vez ser amable cuando él se cruzo en mi camino?
Cuando levante todo me hice a un lado y el caminó como si nada hacía los demás, parecía el maldito rey del lugar ya que todos lo miraban con atención.