Marzo, 18. 11:50
Bella
Por fin suena el timbre que anuncia el principio del patio. He estado toda la clase de informática pensando en que haré en el patio, ya que estoy indecisa entre salir a comprarme algo a la tienda de chuches, o quedarme en la biblioteca.
Mientras apago mi ordenador, Allen y Nora se acercan a mi mesa.
-¿Salimos hoy?- pregunta Allen como si me hubiera leído la mente.
Allen y yo, cuando nos conocimos, en 1 de la ESO, nos llevamos muy mal. Yo le parecía un poco niñata, y el ami un friki de mierda. Pero así es la vida, tus enemigos pueden llegar a ser tus amigos cuando menos te lo esperas, como también puede pasar a la inversa, la vida es bastante enrevesada.
-No se, esque estoy enganchada a un libro, y quiero leerlo...-digo cojiendo mi mochila y levantandome de mi mesa.
Cuando llegó a la puerta, Emma, Laila y Tamara nos están esperando.
-¿Vamos al BM? Quiero comprar una patatas.-dice Tamara. Como no, ella queriendo comprar.
-Vale.- digo sin rodeos. Miro a Nora y ella me dedicó una sonrisa de apoyo como diciendo: "te acompaño en el sentimiento de no poder seguir leyendo, me ha pasado muchas veces y se acaba superando". Me rió de mi misma y de mis ocurrencias, y todos me miran con cara de preocupación por mi salud mental. Lo suelen hacer mucho, no os asustéis.
Bajamos por las escaleras del castillo de La Bella y La Bestia, o así lo llamo yo, ya que parece la entrada al castillo. Tiene cristales de colores como una iglesia, y las escaleras en forma de caracol con tres pisos. Nosotros estamos en la tercera, ya que estamos en segundo de Bachiller.
A veces me sorprende que hayamos llegado todos juntos, ya que Allen y Hugo no tienen muy buenas notas, suelen suspender todas. Pero en el último trimestre aprueban y consiguen sacar el curso. Yo, sin embargo, suelo pasar raspada, con 5 y 6. Aunque sorprendentemente, biología se me da bien y me gusta.
Cuando llegamos a la entrada esperamos a Hugo y a Carlos, ya que ellos han tenido que ir a coger el dinero a la taquilla. Cuando les vemos bajar, Tamara suelta un bufido. Yo la miro y le sonrió. Me encanta joder a Hugo, y se que a ella también.
-¿No podeis bajar mas lento? Nos van a dar las uvas.- dice Tamara, abriendo la puerta para salir.
Salimos todos, y Hugo se queda atrás, susurrándole algo al oído a Tamara, seguramente algo sobre lo buena que está hoy. Pobre gilipollas, se ha perdido a una tia increíble. Y todo por la zorra de Sofía.
Vamos por la calle, yo le paso el brazo por el hombro a Nora, que veo que está un poco depre.
-¿Qué te pasa Norita? ¿Necesitas un poco de helado de oreo?.-le digo riéndome. No puedo evitar pensar en cuando hacíamos esas fiestas de pijamas. Que recuerdos. Como quiero a Nora, es una de mis mejores amigas y siempre me ha apoyado.
-No, solo estaba pensando.-seguramente estará pensando en algún libro. Lo bueno de nuestro grupo es que a la mayoría nos gusta leer, menos a Carlos y a Hugo.
-Vale, ¿Sabes algo de Alex? No le veo desde ayer.-le preguntó. Probablemente habrá pasado la noche en casa de un amigo, o tal vez en la de Lucía, su novia.
-No,-veo cómo frunce el ceño ante mi pregunta-pero puedes llamarle desde mi móvil, si quieres.
- No hace falta.-le digo mientras le quitó el brazo de los hombros y me abalanzo a la espalda de Emma.
Ya la he perdonado. Me llamo por Skype ayer, y hablamos de todo un poco. Y, por su parte, que me llamara ya es raro. Es muy orgullosa, aparte de vengativa. Como la cagues con ella... No te perdonará hasta que te vea sufrir.
Desde que empezó a salir con Fran, es más tranquila. Le quiere, se nota. Pero no se si es lo ideal para ella. Fran es muy bueno, no lo voy a negar. Pero pienso que mi prima vale más que eso.
Salgo de mis turbios pensamientos cuando un tío bueno pasa por delante nuestro y Tamara me pega un codazo. Silbo y Tamara dice:
-Que ese culo no pase hambre.
-Tranquilas, que no la pasa.-antes de que se dé la vuelta ya se quien es y voy corriendo a sus brazos. Bruno, antes era el mejor amigo de mi hermano. Que bueno esta el cabrón.
-Bella, ¡cómo has crecido!.-me dice y le pongo una mirada seductora.
-Lo se... Pero lo mejor es que ya no soy una niña.-y a mi cara seductora le añado un par de levantamiento de cejas, mientras le cojo del cuello del polo blanco que lleva puesto. En ese momento me percato de que su cuello está lleno de tatuajes.-¿Pero qué coj...? Te has hecho muchos tatuajes, ¿Desde cuando eres el chico malo?
-Nunca lo he sido. Bueno Bella, ahora tengo que irme. Si quieres te dejo mi número...-dice y me guiña un ojo.
Mientras me da su numero, me doy cuenta de que tengo una suerte que no me la creo ni yo. Cuando Bruno se marcha, Emma se acerca a mi y me pregunta:
-¿De que conoces tu a ese pivón? ¿Del club de alcohólicos anónimos?
-Cállate. Déjame en paz, ahora ya no te lo cuento.
Cuando ya hemos comprado las patatas de Tamara y una Coca Cola para mi, salimos del supermercado y nos dirigimos al centro. Es bonito pensar que tengo a gente a mi lado que me apoya, eso me enorgullece. No suelo agradecerle a la gente que está a mi lado nada, mas bien les echó en cara lo malo que hacen y eso me hace una mala persona. O eso creo.