Hasta Encontrarnos [agosto]

9

Mi humor el día de hoy era de un horror ya que me había levantado tarde por estudiar hasta tarde y apenas si pude dormir.

Y a mi me encanta dormir...

Estoy terminando de meter mis cosas en mi mochila antes de salir del edificio, para empezar una carrera hasta la facultad.

Me vuelvo a asegurar que todo esté en orden y salgo de casa, en la recepción saludo a Sami sin detenerme a platicar.

El día de hoy hace un frío insoportable, y la sudadera que he elegido no hace mucho para calentarme. Esquivo a todas las personas para no chocar con ellas y perder más tiempo que no tengo.

Como lo espere llegó diez minutos tarde y el profesor  me obliga  a escuchar su charla sobre la puntualidad una vez más.

Me sorprende ver que esta vez la butaca de Aron no está vacía, una sonrisa se planta en mi rostro, pero a los instantes la cambió recordando su decisión.

—Señorita tome asiento— Me indica el maestro molesto.

Par no perder más tiempo hago lo que me pide, mientras camino a mi lugar evito mirarlo.

Pero es que es tan lindo.

Callo las vocecesita de mi  cabeza que aveces es muy molesta.Pongo toda mi atención y fuerzas en la clase, la cual se me hace muy pesada y complicas.

Al terminar la hora espero que todos salgan, para no tener que toparme con él o con nadie más.

Estos días me la he pasado muy aburrida y sin ganas de hacer nada, por eso de camino a casa me desvío y me dirijo a donde mis piernas me lleven.

Me coloco mis audífonos y el gorro de mi sudadera, para eliminar el sonido de todo a mi alrededor.

Camino por más de tres cuadras hasta que entró por un callejón el cual está sólido, pasó por ahí y noto que saca a otra calle pero esta lleva a las afueras de la ciudad.

Continuó caminando hasta que llegó a una colina, no sé cuánto tiempo es el que llevo caminando pero se que es demasiado porque mis piernas empiezan a doler.

Ignoro el dolor y continuó, mientras la música dormía mis pasos, el cielo se a empezado a oscurecer y la noche quieres aparecer.

Por fin he llegado al punto más alto, y puedo ver toda la ciudad, es una vista muy hermosa, Las pequeñas bombillas de las casas se ven como millones de luces a lo lejos, y la mezcla con la oscuridad y el silencio hace que esto me de una paz y calma realmente.

Es hermosos.

Me siento en el pasto para poder admirar la vista, sierro los ojos y por un momento dejo que el lugar me vuelva parte de ello.

Todo mi cuerpo se siente relajado y sin ningún peso, es como si todo lo qué hay fuera de aquí no existiera, y así me quedo bastante tiempo.

Los crujidos del cielo me sacan de pequeño espacio, el ambiente a hora tiene unas tonalidades grises y negras, mientras los truenos la adornan.

Me levanto de mi lugar ignorando lo bastante tarde que es, no miro mi teléfono porque este hace una hora que se ha apagado.

Comienzo a caminar por la fría madrugada, solo algunos lámparas alumbran mi camino, quisiera regresar en taxi a la residencia, pero ningún auto se detendría, en medio de la carretera para llevarme.

Lo único que me queda es caminar de regreso, ahora mismo todo de mi se está arrepintiendo por haberme venido asta aquí sola y caminando.

Una extraña sensación recorre todo mi cuerpo al ver la calle vacía, esto parece como una película de terror donde obvio la protagonista no es muy inteligente por caminar a las altas de la noche.

Me abrazo a mi misma para darme un poco de calor. El cielo vuelve a tronar con más intensidad y espesas gotas chocan con mi cuerpo.

—Genial lo que me faltaba—Gruño en molestia, intento prender mi teléfono, pero obvio este no prende por la falta de batería.

Apresuró mi caminata para llegar rápido, mi cabello mojado cae por mis costados de la cara, mi ropa se pega a mi cuerpo por lo mojada que estoy.

—Seguro pescaré un resfriado después de todo esto—Pienso.

Vuelvo a llegar a el callejón por el que hace unas horas atrás pase pero me detengo cuando veo qué hay varios sujetos en el.

Espero unos minutos para ver si se irán o no, pero al parecer ellos no piensan hacerlo, trino  mis dedos por el miedo es una manía muy mala que tengo y sigo trabajando en ello, miro a mi alrededor haber si hay alguna otra forma de regresar pero no la única es por ahí.

Reúno todo mi valor y respiro profundo dejando que el aire entre en todo mi sistema y los músculos de destensen.

Me apresuro a entrar en la oscuridad del, con pasos rápidos y la mirada fija en la salida camino por todo el callejón.

Pensé que ya lo había logrado pero entonces enfrente de mi un hombre obstruyó mi paso, mire por todos lados y ya se encontraba rodeada ve varios hombres más.

—¿A donde vas hermosa?—hablo uno de ellos con olor a alcohol.

No respondí.

—¿no quieres hacernos compañía?—Volvió a hablar ,ahora más cerca de mi,yo trataba de buscar con la mirada alguna forma de salí.

—Tengo que irme—hablé.

—Pero si nos divertiremos—completo otro.
Me quede paralizada por el miedo cuándo uno de ellos me sujeto del brazo.

—No..no—comienzo a repetir, y la lluvia se intensifica, como si supiera lo qué pasara.

Uno de ellos suelta una risa que causa asco dentro de mi. Cuando me preparo para correr y gritar, una mano sujeta de mi haciendo que yo salga ese lugar.

Aún estoy un poco asustada pesadas lagrimas salen de mi por lo de hace unos momentos, ¿que hubiera pasado si nade me hubiera ayudado, cuando giro mi mirada para ver quien ha sido el que me a salvado.

Un hombre de edad mayor  con ropa sucia y un poco rota, me jala hacia el final de dicho callejón, su rostro aunque está sucio demuestra paz y tranquilidad.

—No debes andar de noche por estos rumbos— Habla al final después de salir del callejón y llegar a la calle.

—Gracias—consigo responder aún con la voz llorosa.




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