Mi cabeza estaba hecha un desastre después de salir de casa de Aron por lo que escuche ¿ellos ya no están juntos?, o ¿si?, y lo que más se repetía en mi mente, Cala y Cole ya se conocen desde hace tiempo y muy bien por lo que sé, pero realmente es algo en lo que no tengo que meterme…
La mirada de camila se clavó en mí al entrar a casa sabia que quería explicaciones y saber que fue lo que paso y donde me encontraba. Cambie mi rostro de confusión un poco de molesta a una sonrisa, lo cual a ella no le hizo gracia, porque camino directo hasta mí y me soltó un pequeño golpe en el hombro.
—¡Estaba muy preocupada por ti!— Chillo— Sabes la desesperación y angustia que me pase, claro que no la sabes, estuve pensando mil cosas que te pudieron haber pasado.
Y así me pasé más de media hora escuchando el discurso de Camila sobre lo preocupada que estaba sobre mí y todo lo que hizo para buscarme.
Lo que más me sorprendió fue que le hablara a mi papá para saber si no estaba allá, ahora tenía que llamarlo y explicarle todo lo qué pasó.
Entró en mi habitación y conectó mi teléfono para cargarlo, me saco la ropa de Aron que aún llevo puesta y me pongo ropa cómoda y calentita.
Tomó asiento en la sala a un lado de ella, ahora ya está un poco más calmada, después de prometerle que no lo volvería a hacer y que le avisaría donde estaría.
El día está demasiado nublado y el frío corre por todo el cuarto que mi cuerpo comienza a resentirlo, mi garganta arde un poco, me recargo sobre Camila para descansar mi cabeza, ella me mira por unos instantes.
—¿Te encuentras bien?-Pregunta un poco intranquila.
Tomo un fuerte suspiro antes de halar— Sí… solo estoy cansada-Las palabras raspan al salir de mi garganta.
—Te hará bien dormir-Sonríe con empatía-Descansa— Me tapa con una manta, y mis parpados se sienten superpesados, y caigo dormida.
Mi mirada está fija en el hermoso paisaje que se mira por la ventana, mi papá nos ha traído a casa de nana, era la primera vez que la conoceríamos, Alondra corre en medio del bosque, con una enorme sonrisa, era la primera vez que visitaba un lugar así y estaba muy emocionada.
Me toma de la mano y me insiste para ir con ella-Ven... vamos— Chilla con emoción— Quiero ver la cascada, vamos… corre Mili.-Continúa jalándome de la mano, pero yo le impido moverme.
—Papa se enojará si vamos ahorita, tenemos que esperar hasta conocerla y después podremos ir a la cascada y nadar - Trato de convencerla al ver como gruñe en enojo.— Aló, te lo prometo solo espera un poco si - Sonrió.
Hace pucheros y se cruza de brazos, se ve tan tierna cuando hace esas cosas que hace que quiera reírme, pero me reprimo las ganas, continúa haciendo su berrinche, hasta que papa nos lleva a una linda casa en medio del boque.
Es un poco grande para una sola persona.
Papa toca el timbre y nos sonríe ambas mientras espera a que abran la puerta. En ella aparece una mujer linda, de edad mayor su cabello negro y con un poco de canas está trenzado, un conjunto de ropa color lila que la hace resaltar, debo admitir que para su edad esta muy bien conservada.
Con una enorme y sincera sonrisa nos invita al interior de su casa papa toma a Alondra de la mano para entrar y yo los sigo, el interior de la casa huele a madera y pino un aire muy fresco.
—Siéntense, están en su casa pónganse cómodos— Nos indica— Yo iré por un poco de limonada.
Estuvimos esa tarde en casa de nana platicando y hablando de historias que papa hacía de joven, desde el principio ella me causó una gran impresión y confianza, nunca me imagine que ese día seria en el que más reiría.
Después todo se vuelve borroso y me encuentro en la cascada con Alondra, pero ella era al fondo y comienza a ahogarse, pero Por más que trato de nadar hacia ella no puedo llegar.
—Mili… Mili…—Chilla asustada.
La impotencia me consume, no puedo ayudarla, nado con mucha rapidez y no puedo llegar a ella.
—Alondra… Alondra —Comienzo a gritar al ver como comienza a ahogarse, pesadas lágrimas caen directo al lago.
—Mili despierta — Escucho la voz de Camila a lo lejos, pero no puedo dejar de llorar.—Mili… Es solo un sueño.
Habría los ojos y la encuentro parada enfrente de mí,
Preocupada y con su mano tocándome la frente, siento como mis mejillas están empapadas en lágrimas y mi cuerpo quema.
—Dios estás hirviendo— Comenta.— Vamos te llevaré al doctor.
Todo pasa muy rápido, subimos a un taxi, entramos en urgencia, el doctor me atendió y colocó una inyección para bajar la temperatura, y un tranquilizante para relajar mi cuerpo.
Pensé que esto era una simple gripe y que ella era muy exagerada, pero el doctor dijo que pudo darme convulsiones por la alta temperatura, y que estuve a tiempo.
Poco a poco la temperatura comenzaba a bajar, pero el dolor de cabeza aún seguía, yo siempre he sido bastante enfermiza y ya estaba acostumbrada a todos los síntomas, Pero estos habían sido más fuertes que todas esas beses.
— ¿Soy una exagerada no?— Me reprochó Camila.—Después de que te den de alta estarás en reposo y me aseguraré de que así sea porque te conozco.
Yo era de las pocas personas que pesar de estar enferma no disfrutaba pasar un día sin hacer nada, yo era un poco más activa.
Si, te creo …
—¿Le avisaste a alguien?— Quería asegurarme de que mi papá no entraría por la puerta del cuarto como desesperado.
—Fue tan rápido que no me dio tiempo— Hablo nerviosa.
La conocía y sabía que era un tanto verdad y otra mentira.
—Camila…— La presioné con a mirada.
—Oh te odio, solo le dije a él, pero quiero que sepas que él te llamo yo solo le informé.
Editado: 12.06.2024