Apenas llegue a la residencia Jude estaba esperandome en la puerta de entrada con un bastón en mano y su amado gas pimienta, que utiliza con los idiotas pesados.
Después de asegurarse de que estuviera bien me gritoneo acerca de lo preocupada que estaba, de la importancia del celular y de lo descuidada que era al salir sola y tan tarde.
Después de media hora de sermones, logre llegar a mi habitación tome un baño y me metí a la cama sin poder quitarme de la cabeza ese último momento con el ratito.
Se llama Erick.
Para mi seguira siendo el rarito.
Sin más me meti a domir.
Buenos días alegría, bueno días señor sol.
Patrañas y más patrañas.
Nadie es feliz tan temprano, no es porque llegue tarde a clases de nuevo no piensen mal de mi. De hecho me levante muy temprano, pero eso no quiere decir que este contenta.
Entro con mi mejor cara a clases, sin saludar a nadie como de costumbre.
Si, lo mío no es ser amable.
A ver soy educada si, pero solo con personas que lo merecen, te trato como me trates.
Mi primera clase pasa de lo mas lenta, amo mi carrera en serio la amo, pero no a la profesa Sprout esa señora me detesta.
Busca cualquier razón para gritarme y castigarme, al menos a la hora de poner las notas es imparcial.
Una vez incluso me crítico por mi vestimenta, argumentando que era provocativa. Es una mujer horrible.
Por fin un tiempo para poder comer algo. Me muero del hambre, tiendo a saltarme las comidas, si no fuera por Jude y Diego que a jalones de oreja me hacen comer, me olvido de hacerlo.
Entro a la cafetería y reconozco el característico cabello negro con mechones azules de Jude, me acerco a ella por la espalda y la abrazo.
-Sigo molesta contigo- pongo los ojos en blanco y rodeo la mesa sentandome a lado de Diego.
-Hola amor- me dice con un intento de sonrisa coqueta.
Le sonrió ampliamente, pero vacilo al ver a Jude claramente molesta.
-Oh vamos, no puedes estar molesta conmigo para siempre- le digo robandole un poco de comida.
Me da un golpe en la mano a lo que pongo mala cara.
-Compra tu almuerzo anda.
Me levanto murmurando entre dientes.
-Amor, ya pago tu desayuno solo di tu nombre y listo.
Me voy sonriendo en el camino, eso quiere decir que ya no esta molesta conmigo.
Tenemos una manera de arreglar nuestros problemas y esta es con comida.
Vuelvo a mi lugar con mi adorado pollito, si tengo una extraña obsesión con el pollo, de prefencia pollo y cerveza.
Estoy a punto de tomar un bocado, cuando veo a Max viniendo hacia mi.
Espera, ¿que hace ella aquí?.
En un momento se encuentra frente a mí con una gran sonrisa como siempre.
-Hola, te vi y quise saludarte- dirije una mirada a los chicos- Espero no incomodarte.
Niego rápidamente- Para nada, al contrario me da mucho gusto verte, siéntate con nosotros - le digo apuntando un lugar junto a Jude.
Sonríe y niega con las manos -No no está bien, sólo quería saludarte, tengo unas cosas que hacer.
-Ademas quería saber si hoy volverás- ve de reojo a los chicos y entiendo, quiere saber si puedo hablar de esto.
Asiento con una sonrisa.
-Claro, me encanto estar ahí, volveré. A propósito ¿estudias aquí?.
-Perfecto, hoy tenemos una clase, te puedes unir si quieres y si estudio aqui- se despide con otra sonrisa y se marcha.
Hago otro intento por tomar un bocado.
-¿Quién era esa preciosura? - pregunta Diego con una sonrisa perversa.
-Tranquilo vaquero, es una chica muy linda que acabó de conocer y me gustaría que así siguieran las cosas.
Me dedica una mirada ofendida.
-Pero, ¿por qué me dices eso?.
Le dedico una sonrisa irónica.
-Te recuerdo que la última vez una chica me arrojó huevos en la calle, porque alguien le dijo que estaba enamorado de mi y que por eso no se podían seguir viendo- entrecierro los ojos en su dirección.
El levanta la manos en señal de rendición.
-Fueron días oscuros para mi.
-Y lo serán más como lastimes a esa pobre chica.
Jude carraspea y ambos la vemos al instante.
-¿De dónde la conoces? y ¿a qué se refería con volver?- pregunta cruzando se de brazos.
-La conocí ayer, en la plaza.
-Ayer, ¿Cuándo no respondías el celular y te perdiste 3 horas?- enarca una ceja en mi dirección.
No tengo de otra y le habló de lo de ayer, evadiendo lo del rarito claro, prefiero guardarme esa información.
-Nunca había oído de ese lugar- me dice Jude con el ceño fruncido.
-Tal vez porque ninguno de los dos sabemos algo de baile, y además dices que esta algo lejos, ¿cierto?.
Asiento y aprovecho para porfin probar un bocado de mi platillo. Sabe a gloria.
-¿Irás hoy de nuevo?- trago rápidamente y asiento.
-Si, bueno es un lugar increíble, me gustaría asistir más veces, hay gente muy talentosa.
Jude asiente y se queda pensativa un rato.
-Perfecto de acompañaré.
Abro los ojos sorprendida.
-¿Qué?, no es necesario, puedo ir sola, en serio.
No quiero que vea al rarito, bueno no es como si los tuviera que presentar o algo, no puedo explicarlo. Solo quiero ir sola.
Le dedico una mirada de súplica a Diego y entiende al instante.
-Se que la quieres cuidar, pero no es necesario Sofía es adulta y puede hacerlo sola- ella no dice nada, así que me apresuró a hablar.
-Es verdad, mira esta vez procuraré no tardar tanto, y bueno siempre puedo volver en uber o taxi.
-O en todo caso puede llamarme y yo estaré ahí en cuestión de minutos- completa Diego.
Al final ella asiente y le sonrió agradecida.
Termino mi almuerzo, me despido rápido de ellos y salgo corriendo a clases.
Mi día fue bueno, el profesor Smith me felicito por mi proyecto, dijo que estaba seguro sería el mejor de la clase, me dará puntos extras.
Al salir paso rápido a la cafetería Jon's, quiero llevarle algo a Max, bueno solo a ella a las demás no las conozco.