02|Alexander

Observo el letrero brillante que cuelga afuera de la tienda, global music es como se hace llamar. Debo admitir que por la decoración del exterior da unas vibras como de un lugar descuidado, tiene dos ventanales y en el primero está cubierto por completo con papel del periódico, tiene dos o tres pegotines desgastados que no tienen la frase completa. El segundo ventanal parece sólo un poco decente ya que en el tiene dos pegotines de un marciano y una frase que habla sobre el amor a la música, además de que la pintura negra parece algo desgastada.

Tomo una gran respiración y me preparo mentalmente para lo que tenga que decir a la encargada o encargado del lugar.

Detesto hablar con la gente.

—Tu puedes alexander–me doy ánimos.

Aparto mis ojos del letrero para adentrarme sin pensarlo al local, arrugo la nariz cuando el olor a limón perfora mis fosas nasales. Levanto la vista encontrándome con varios discos de vinilo pegados en el techo con pequeñas luces colgando a su alrededor, doy un paso hacia adelante y la madera cruje sonoramente con cada uno de mis pasos, observo los estantes donde están todos los discos encontrándome con muchos (más de los que me gustaria) discos de vinilo y CDs. 

Me llevo la sorpresa de notar que el mostrador está solo y no encuentro a la encargada del lugar.

—Buenas tardes, señor, bienvenido a global music.

Me giro al escuchar una voz femenina detrás de mi llevándome la segunda sorpresa al notar que la tienda de música cuenta con una pequeña cafetería donde las paredes están cubiertas de muchos posters de cantantes actuales como antiguos, la chica detrás de la barra me sonríe amablemente haciendo señas para que me acerque sin miedo, los pequeños escalones crujen a medida que voy subiendo. 

Cuando estoy frente a ella el olor a café recién hecho se hace presente, sonrío algo aliviado ya que el olor a café es mucho más agradable que el de limón. 

—Hola–respondo educadamente. 

—Mucho gusto señor, me llamo any ¿En que puedo ayudarlo?.

Me hace sentir viejo.

Me hace una seña para que tome asiento frente a ella y obedezco observando todo a mi alrededor.

—Estoy buscando un disco de vinilo de una banda–explico y saco mi móvil para mostrarle el disco.

—Conozco la banda pero yo no soy la encargada de ese sector–responde divertida mientras limpia una taza–, Quien puede ayudarlo con lo que busca es mi compañera. En este momento está en su descanso–informa poniendo algunas medialunas en un plato–creo que está por terminar por si gusta esperarla. 

Pido un café bien cargado dado que las noches sin dormir están teniendo efecto en mi, mientras la chica llamada any prepara el café saco mi móvil para distraerme un poco, hablo un poco con jared quien al parecer esta bien ansioso por conseguir ese disco para su ligue. Me manda varios mensajes amenazandome donde si no consigo ese disco quemara mi libreta y romperá mi lámpara de lava, ruedo los ojos algo cansado de su habladuría por lo que termino dejando el móvil a un lado justo cuando la chica aparece con mi café. 

—Aquí tiene su café bien cargadito, si desea algo más me puede pegar el chiflido. 

—¿Le que?–cuestiono confundido.

—A veces se me olvida que no estoy en mi país–murmura para si misma pero logro escucharla–, significa que si necesita algo más puede silbarme.

Silba con fuerza provocandome una sonrisa divertido, esta chica esta loca.

—¿De donde eres?.

—Yo soy de Uruguay–infla el pecho orgullosa.

Le doy un sorbo a mi café y le presto atención cuando comienza a contarme sobre su país, me está explicando sobre algo llamado mate cuando la puerta del local se abre bruscamente y por ella entra una chica con una expresión bastante seria, azota la puerta logrando que algunas lámparas tiemblen en su lugar. 

Any suelta un "uy" mientras desaparece de su campo de visión, quedo impresionado al notar el color de sus ojos: ambar. Ese color de ojos es algo inusual en verlo en las personas, su cabello negro azabache esta atado en una coleta bastante desordenada, gira en mi dirección y le doy la espalda terminando mi café. 

—¿Quién es usted?.

Oigo sus pasos rezonando con tanta fuerza que por un momento pensé que la madera se quebraria, rodea la pequeña barra y se planta frente a mi.

—Soy un cliente–sigo con la vista fija en mi taza de café.

—Irma el señor vino por un disco–explica limpiando algunos trastes.

La chica llamada irma se devuelve en su dirección y me animo a levantar la vista para ver su cara, no me regala una sonrisa o alguna mueca simplemente su expresión es la de un hielo. Comienzan a hablar entre ellas en murmullo, termino de sopetón el café dejando la taza con un sonido seco contra el pequeño plato.

—¿Que disco esta buscando?–pregunta sin una pizca de amabilidad.

—Es de pink Floyd y el disco se llama the wall.

Asiente y me indica con la mano para que la siga. Me despido de any quien gesticula un "suerte", sigo a la encargada que camina con gran rapidez hacia el mostrador para empezar a teclear algo en su ordenador,  mis ojos no dejan de analizarla. Transmite un aura dominante y parece ser de las pocas tías que si te le acercas a invadir demasiado su espacio personal te mete en un puñetazo, sus perfectas cejas se arrugan molestas sobre el resultado que le arroja el ordenador y le da un golpe seco logrando que me de un poco de miedo.

Se devuelve hacia mi e intenta regalarme una sonrisa pero lo único que consigue es hacer una mueca bastante torcida.

Es como si le estuvieran metiendo un palo por el trasero. 

—Lamento informarle que el disco que usted esta buscando no lo tenemos disponible–explica con voz monótona–, se lo han llevado hace dos semanas. 

¡carajo! Lo que me faltaba, froto mis manos con frustración ya que si no logro llevarle ese maldito disco a mi mejor amigo empezará a gritarme y maldecirme en todos los idiomas del mundo, cuando se pone demasiado histérico es imposible calmarlo ya que solo lo logra cuando obtiene lo que quiere.