“No he dejado que las nubes grises de los últimos días manchen la felicidad que tú me construiste”
***
—Prométeme!!! —suplicaste con voz cansina aquel noviembre triste —Prométeme que serás feliz… ahora me lo debes también a mi… lo de saborear segundo a segundo los días…por favor, sabes cuál fue siempre mi mayor temor, demuéstranos que son infundados mis miedos… que no tengo la capacidad de destruirte… que no soy problema sino solución, que soy de los que sumo y resto para bien. !!Prométeme,por favor que no correrás detrás de mí!!!
No supe si te amé u odié en ese momento… o si hice ambos al mismo tiempo. Me conocías tan bien que aun desde la tranquilidad de mi asiento me pillaste al borde del abismo…
“Que egoísta” —pensé mientras luchaba por contener las lágrimas provocadas por el nudo interno de mi garganta y de mi pecho — “¿me exiges que me quede, que sonría, que esté bien… después de hacerme olvidar cómo se hace todo eso sin que no estés…?”
Odié al club de los poetas muertos, odié aquel día (el preferido de todos nuestros recuerdos) cuando en aquel café asentiste avergonzado y pensativo añadiste: “ tienes razón es cierto” …cuando te prometiste (como me comentaste luego) no llorar más por aquello… cuando decidiste acentuar la profundidad del beso, comenzar de nuevo… y arrastrarme a mí en tu nuevo comienzo…
Odié más aun mis palabras de unos minutos antes de eso:
“…vive intensamente cada instante” (1) —rememoré por segunda vez esa frase —“!!Más que un consejo es un deber!!! Uno que nos exigen los que ya no lo pueden hacer!!! —grité vehemente como si estuviera gritándole “menso” al resto del Universo…ja... los clientes giraron para verme!!…hasta por poco se me bota el café!!! —No!!! Incluso más que eso, es la negación de un derecho!!!: “Usted no tiene el derecho de destruirse ni de permitirse ser destruido, se le niega el derecho a acabar con su vida, a anclarse en los melancólicos mares de su pasado, a no saborear segundo a segundo los días”.... Firman “Todos los que no pudieron escoger”… es nuestra deuda con ellos y con la vida—finalicé levantando el hombro del brazo con el que llevaba a mi boca el café, como si dijera “que es lo más lógico!!! Que no entenderlo es una idiotez!!!”
Tú asentiste, comentaste, me besaste y suplicaste por primera vez:
— “¿Te casas conmigo?”
!!Yo acepté!!!
Pero se me olvidó cambiar las reglas en ese nuevo universo, donde trastocaste por completo mi existencia; donde la ley de la gravedad no era a la tierra sino a tus brazos, a tus besos; donde el frío o el calor no se debían a la traslación sino a tu mirada o a la ausencia de ella. Donde la felicidad es blanca con rayas negras o negras con rayas blancas pero siempre la conjugación de ellas…
Se me olvidó cómo era vivir antes de ello, perdí entonces la capacidad de hacerlo…
Así que en aquel salón, donde me suplicabas por último vez, creí la más ilógica y estúpida esa regla… o más bien incompleta… pues claro que le faltaba un excepto: “…se le exime de su deber si usted, aun viviendo, ya se encuentra muerto” justo como yo estaría en cualquier momento, porque mis latidos, después de tantos años, se volvieron variable dependiente del cercano sonido de los tuyos… porque hace tiempo dejé de ser yo, dejamos de ser dos…nos convertimos en uno…
Quise exponer mi criterio y me callaste con un dedo sobre el baúl de tus besos.
—No…— ¡otra vez me descubriste! — no te permitiré hacerlo… me niego a creer que no es eterno mi mayor hazaña, mi mayor aporte, mi más grande invento… prométeme que abrirás la “solbrilla” de arcoíris y luz en los días grises y que saborearás por ambos los segundos del tiempo…
Diría que me convencieron tus palabras, pero no lo creo… fue tu mirada, esa exigente porque me cree fuerte, esa condescendiente porque me entiende débil, esa ante la que nunca jamás te pude negar nada…
—Hasta luego amor… hasta luego —susurraste cuando con un último esfuerzo te acercaste a mis labios, los besaste… depositando así sobre mí todas tus deudas…
Te recostaste, cerraste tus ojos, sonreíste con la burla clásica de: “perdiste!!” y sonó instantáneamente el piiiiiiiiiii que marcó para siempre tu silencio…
Besé tus canas...y susurré a tu oído por si aún me escuchaba tu parte de alma..., mientras la mía se desbordaba en un mar de lágrimas...
—Hasta luego amor...lo prometo.
***
“No he dejado que las nubes grises de los últimos días manchen la felicidad que tú me construiste”
—Hasta pronto amor, hasta pronto...
FIN.
(1) El día de hoy no se volverá a repetir. Vive intensamente cada instante. Lo que no significa alocadamente, sino mimando cada situación, escuchando a cada compañero, intentando realizar cada sueño positivo, buscando el éxito del otro, examinándote de la asignatura fundamental: el Amor. Para que un día no lamentes haber malgastado egoístamente tu capacidad de amar y dar vida». (El club de los poetas muertos)
Nota:
Hola!!! Si leíste esta historia me gustaría saber que entendiste de ella... BESOS.
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Editado: 28.08.2020