Hasta nuestro próximo beso

Capítulo 2.

Cuando salí de la ducha, me recosté en la cama y contemplé el paisaje a través de la ventana. El sol brillaba en lo alto del cielo, augurando un día prometedor. Mi ropa estaba preparada ordenadamente sobre una pequeña butaca: un vestido blanco, un biquini de rayas blancas y azules, y unas sandalias marrones que podía quitarme fácilmente en cualquier momento. La emoción por lo que me esperaba era tan intensa que apenas sentía hambre.

Recogí mi cabello con una pinza y salí de la habitación con la certeza de que no encontraría a nadie despierto. Mi hermano y Naho habían llegado tarde la noche anterior y seguramente dormirían hasta bien entrada la mañana. Su estilo de vida frenético, aunque a veces divertido y atractivo para otras mujeres, solía dejarlos exhaustos cada fin de semana. Además, entre semana tenían sus obligaciones universitarias, estudios y trabajos, lo que hacía que no fueran la mejor compañía si querías evitar sentirte sola.

Hugo se sumergió en el mundo del derecho, una elección que parecía estar grabada en su frente desde el momento en que lo conocías. Es un hermano y amigo excepcional, pero a veces su apariencia tan seria y rígida puede dar la impresión de que tiene un palo en la espalda. Por eso, siempre me sorprendió cómo lograba llevarse tan bien con Nacho. Son como el día y la noche en todos los aspectos imaginables. Nacho, un bromista nato, siempre lleva una sonrisa en el rostro y parece incapaz de mantener la boca cerrada, incluso bajo el agua. Su personalidad, combinada con su atractivo físico, lo convierte en un imán para las mujeres.

Por otro lado, jamás habría imaginado a Nacho estudiando medicina. Cuando me reveló por primera vez su elección académica, pensé que estaba bromeando conmigo.

— ¿De verdad estudias medicina? — le pregunté, sorprendida, con la boca entreabierta. No es que dudara de sus habilidades, pero en ese momento solo podía imaginarlo trabajando en un bar o estudiando algo relacionado con publicidad. — Pensé que alguien como tú optaría por algo más sencillo, algo con un futuro más seguro.
— Algunas veces resultas bastante ofensiva, ¿sabías? — me respondió, acercando su mano a mi cabeza y despeinándome, una costumbre que detestaba. Sin embargo, esa manía se convirtió en una especie de rutina que repetía a diario.
— Solo estaba preguntando. — repliqué, parpadeando inocentemente como si fuera el ser más angelical del mundo. — ¿Por qué medicina?

En ese momento, todo lo que podía pensar era en cómo me había dejado llevar por las apariencias.

— Sonará cliché, pero quiero ayudar a las personas — dijo él con calma antes de levantarse, encendiendo un cigarrillo y saliendo. Antes de irse, agregó: — Deberías dejar de juzgar a las personas. Mira más allá de su apariencia.

No era así, no solía juzgar solo por las apariencias, ¿o sí? Había juzgado a Nacho y, aunque él no lo hubiera mencionado, sabía que le había afectado.

"En cuanto estés lista, ven a casa. Estoy muy nerviosa por la fiesta", decía el mensaje que recibí, cambiando el foco de mis pensamientos hacia la próxima celebración.

El mensaje me sacó de mis pensamientos y me apresuré a vestirme. Cuando solo me faltaban las sandalias, me senté en el pequeño escritorio de mi habitación y saqué todo mi maquillaje. A pesar de tratarse de una fiesta en la playa, no podía evitar pintarme los labios de rojo y aplicarme un poco de delineador. No solía usar base de maquillaje, detestaba esa sensación pesada en mi piel, y los polvos bronceadores o el colorete seguramente se derretirían con el calor. Así que, con solo eso, me consideraba lista. Un toque de colonia y estaría lista para disfrutar hasta el amanecer.

Cuando llamé a la puerta y Valeria abrió apenas unos segundos después, salté hacia ella para darle un abrazo lleno de emoción, mientras ambas gritábamos de alegría. Aunque faltaba una hora para que llegaran los invitados, queríamos tener todo preparado.

—¿Las bebidas están en la nevera? — le pregunté, repasando mentalmente la lista para asegurarme de que todo estuviera perfecto. Valeria parecía nerviosa, y estaba segura de que no era por la fiesta, sino por él. El chico misterioso que se negó a ser fotografiado para que no me formara una opinión de él de antemano.
— Sí, creo que tengo todo. — respondió ella. —También hay hielo, aunque no estoy segura de si es suficiente.

Noté que estaba al borde del pánico, así que tomé sus manos y la llevé al sofá. — Vamos a sentarnos, necesitas relajarte o te dará algo al final. — le dije, notando que su mirada irradiaba todo menos tranquilidad. Nunca la había visto así, ni siquiera el día de los exámenes de acceso a la universidad. Y eso que ese día llegó a la prueba con las uñas mordidas por los nervios.

La gente comenzó a llegar y Valeria parecía más calmada, aunque seguramente no se relajaría por completo hasta que él llegara y pudiera presentármelo.

Nacho y Hugo pasarían un rato antes de ir al club, pero aún faltaba al menos una hora y media para que estuvieran aquí. A veces me molestaba que tuvieran que trabajar como camareros y no pudieran disfrutar de estos momentos con nosotros.

Entré en la casa y fui directamente a la cocina. Necesitaba un descanso y algo de comida, o en menos de media hora no sabría ni quién era.

Cuando llegué a la cocina, vi a un chico desconocido sentado en la encimera mordiendo una manzana. Me quedé mirándolo sorprendida. No parecía haber bebido alcohol y estaba apartado de todos. Pasé por su lado y abrí el frigorífico, que estaba lleno solo de manzanas, huevos yalcohol. Entendí por qué no estaba comiendo otra cosa: la comida rápida aún no había llegado, y como los padres de Val no estaban, el frigorífico parecía un bar. Me acerqué al grifo con la intención de refrescarme un poco por el calor y el alcohol que había tomado, sin darme cuenta de que terminé mojando al chico.

— Lo siento — murmuré rápidamente, pero antes de que pudiera disculparme adecuadamente, él me roció con agua. No podía creerlo. ¡Este idiota, a quien ni siquiera conocía, acababa de empaparme por completo! Ni siquiera me había metido en la playa.



#1479 en Joven Adulto

En el texto hay: celos, romance, suicidio

Editado: 22.03.2024

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