Hubiera dado todo el dinero de mundo por este momento por ver su cara de desconcierto, molestia y con ganas de estrangularme.
—Así es señor Russo, soy Casandra pero para usted señora Campbell —los demás en la sala están un poco incómodos.
—Me sorprende mucho que usted sea la nueva accionista y que su padre no me haya comunicado nada —comenta el padre de Alessandro.
—Mi padre no está al tanto de ninguno de mis negocios, lamento si les incomoda la presencia de una mujer, ya que veo que esta es una empresa donde mandan los hombres —observo como algunos señores de la sala asienten de acuerdo conmigo como amo hacer que estos viejos machistas se traguen sus palabras.—pero lamento desilusionarlos; sin embargo, tendrán que acostumbrarse a mi presencia y espero que sea la más grata posible.
Diciendo esto procedo a sentarme, en ningún momento Alessandro dejo de mirarme, una mirada Fría en busca de respuestas que lastimosamente no obtendrá de mi.
—Por supuesto que para nosotras no es ningún problema tenerla como socia, al contrario, es un placer contar con sus conocimientos —El señor Russo se porta de lo más amable porque tiene negocios millonarios con mi padre, pero lo que él no sabe es que no soy la consentida de papi.
En la junta todos comenzaron explicando cómo funciona todo aquí, yo me sentía como si estuviera en el paraíso sentada con mis piernas cruzadas, el mentón hacia arriba con una mirada dura, sobre todo con la mirada de Alessandro encima de mi, que no dejo de mirarme ni por un solo segundo tanto que su padre lo noto.
—Hasta aquí está junta, espero que te puedas acoplar lo más rápido posible —asiento en respuesta al señor Russo. Todos en la sala comenzaron a salir menos Alessandro y yo que nos retamos con la mirada. En menos de un segundo lo tenía en frente y la impotencia de golpearlo sin parar se me hace muy atractiva. Está respirando de forma agitada que puedo sentir su respiración en mi cara.
—Te comieron la lengua los ratones, Alessandro —aprieta sus manos al rededor de la silla donde estoy sentada con fuerza, supongo que se imagina que yo soy la silla.
—¿Qué haces aquí? —su mandíbula tensa me hace entender que en cualquier momento estallara y ese es mi mejor trabajo hacer que las personas enloquezcan.
—¿A caso eres estúpido? —empujo mi silla hacia atrás haciendo que se separe de mi.—No ves que seré tu nueva socia aquí y que seremos compañeros de trabajo.
Me levanto de la silla, camino hacia la esquina de la sala donde hay una gigantesca ventana donde se ve toda la ciudad. Siento de pronto como me toma del brazo con fuerza.
—Si piensas que me vas a hacer perder la razón estás muy equivocada —miro con burla su mano al instante me suelta.
—No entiendo tu molestia querido si solo estoy aquí por negocios, ¿o crees que vine por algo más? —el ambiente está tan tenso que siento que este lugar se está haciendo más pequeño.
Alessandro se ríe de forma irónica que me hace querer quitarle esa sonrisa de una bofetada.
—Es mejor que te vayas de aquí o si no quieres que todo el mundo se entere de que eres una asesina —ahora es mi turno de reírme.
—Entonces ambos tenemos cosas ocultas, ¿Tessa sabe que la madre del hijo que está criando está viva o que fuiste capaz de robarle un hijo a su madre? —Alessandro me empuja haciendo que mi espalda choque con el cristal de la ventana, está todo rojo de la furia.
—Aunque vayas y le cuentes todo a Tessa, Alan no te querrá como su madre porque para él ese papel le pertenece a Tessa —sentí un golpe directo al corazón por sus palabras, pero eso es algo que no le daré el gusto de notar.
—Puede ser que sea una desconocida para él, pero soy su madre, aunque eso te duela, te queme el alma, ese niño lleva mi sangre.
—Y no sabes cuánto odio que sea así, cuánto daría porque tú no fueras su madre pero gracias a Dios no sabe de tu existencia y seguirá siendo así —siento en sus palabras que me está amenazando.
—No te tengo miedo Alessandro, a mi me vale tus asquerosas amenazas, esta vez estoy dispuesta luchar por lo que es mío ni tú ni nadie podrá contra mi, esta vez no ganarás sino que perderás todo y te quedarás solo en la miseria igual como me dejaste a mi —tengo un nudo en la garganta que casi se me hace imposible hablar siento que en cualquier momento me echaré a llorar por la rabia que siento en mi pecho.
—Eso lo veremos mi querida e inocente Casandra —acaricia mi mejilla como lo solía hacer para que yo cayera en sus brazos rendida, pero esta vez lo hace para recordarme lo ilusa que fui por entregarle todo, mi amor, mi inocencia y sobre todo a un hijo que me fue arrebatado de forma injusta.
—Lamentó interrumpir, Alessandro, tenemos que hablar —el señor Russo nos observa de una forma bastante extraña y lo entiendo si nos encontramos en una posición bastante comprometedora.
—Hasta luego señora Campbell —cuando los observo salir de la sala de juntas salgo lo más rápido que puedo de este lugar porque siento que me asfixio.
Subo a mi auto, golpeo con fuerza el volante y grito, grito hasta que me duele la garganta, grito hasta sacar todo lo que llevo dentro. Odio saber que él tiene razón, odio saber que para mi hijo solo seré una simple desconocida y que quizás nunca me llegue a querer como quiere a Tessa.
Mi celular no ha parado de sonar desde que me monte en mi auto, al tomarlo observo el nombre de mi padre en la pantalla, no le iba a contestar pero debido a su insistencia lo hice.
—¿Qué quieres? —soy lo más cortante posible.
—Gracias por preguntarme cómo estoy querida hija —ruedo los ojos al escucharlo.
—No tengo mucho tiempo, puedes ser rápido.
—Necesito hablar contigo, te veo en tu departamento en media ahora —ni siquiera dejo que le conteste y me colgó.
Editado: 27.08.2023