Hasta que las luces se apaguen

Déjalo

Déjalos ir.

Déjalos que se vayan, déjalos que se marchen. De igual forma, llegamos solos, nos largamos solos.

Déjalos que se marchen. Sus razones tendrán, puede que al final tú seas el despreciable.

Déjalos que se marchen. Aprende a soportarte a ti mismo, enamórate de ti mismo. Descúbrete a ti mismo, aprende de ti mismo. Al final, descubrirás que eres tu mejor forma de entretenimiento.

Déjalos que se marchen. El mundo está lleno de gente como ellos, haz de tú persona la mejor de las novedades.

Déjalos que se marchen. No tienes por qué gustarle a nadie. No te dejes contagiar por esos males tan comunes. No dejes que el convencimiento ni la persuasión que engañen. La verdad está en ti, nada más que en ti, no busques en los demás nada, no hay nada interesante que encontrar. Es solo la repetición de lo mismo, uno a uno, todos ellos lo van confirmando.

Déjalos que se marchen, el que quiere quedarse se quedará, a pesar de todos y de todo. Ellos son los únicos que en realidad valen la pena.

Déjalos que se marchen. Invítalos a ello, oblígalos a ello. Descubrirás que estás sólo, más que solo, terriblemente solo, endemoniadamente solo y eso es bueno, necesario, divertido, revelador.

Déjalos que se marchen. Serán muchos los que lo hagan, aun así, puede que alguien se quede, y ese alguien bastará para llenarlo todo.

Déjalos que se marchen. No pierdas el tiempo, ellos no valen la pena. No te esfuerces de más, no sufras de más. No vale la pena empujar a un burro que no se quiere mover.

Déjalos que se marchen. Sin ellos, lo he logrado hacer. Sin ellos, he encontrado a ese maldito que se encendía en mí. Sin ellos, he logrado escribir esto para ti…




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