Después de salir de la escuela, Emily bajó del colectivo y caminó hasta su casa. Cuando entró a su casa saludó a su madre que estaba en el living limpiando y luego se fue a su habitación, la cual, compartía con su hermano mayor y lo detestaba.
Tiró su mochila en algún lugar del cuarto y cayó rendida en su cama que estaba bien tendida. Siempre la acomodaba todas las mañanas antes de ir a la escuela porque su madre que trabajaba como limpiadora le había enseñado a tener todo limpio y ordenado. Creció con ese mismo gusto y para ella era una manera de sentirse en control de todas las cosas.
Buscó algo que ponerse en su ropero y esa era la única excepción que tenía del orden. Tenía tanta ropa que le costaba mantenerlo ordenado, seguro que si hacía una limpieza a fondo encontraba hasta Narnia allí, lo usaba todo así que era difícil despegarse de sus amadas prendas.
De pronto su estomagó gruñó y fue a la cocina para comer algo y de paso pensar en que podría preparar para comer en el almuerzo. En eso, su hermano mayor Oliver, llegó y preguntó que había para comer.
Él ya iba a la universidad, estudiaba arquitectura. No eran muy unidos porque no se criaron juntos pero trataban de llevarse bien hasta donde podían...
Ambos eran parecidos, si nos referimos al físico. Los dos tenían rulos y ojos de color miel envidiables. Por otro lado, si nos referimos a la personalidad eran muy distintos.
Oliver era difícil saber que pensaba o que le estaba pasando en cualquier momento. Emily es mas predecible; él es muy callado, sorprendía cada vez que abría la boca porque decía algo muy preciso e importante o tal vez tremenda boludez, además a veces asustaba porque no sabias que estaba en el mismo lugar que tú hasta que dijo algo. Mientras que Emily habla todo el tiempo, siempre sabes que esta en el lugar, no solo porque hable sino que es ruidosa para todo lo que hace, ella es la típica persona que se nota cuando no está porque el lugar está silencioso y relajado.
-¿Vos pensas que siempre que llegas de la facultad la comida ya estará lista?- Dijo Emily a modo de reproche porque siempre que llegaba hacía la misma pregunta y era molesto para ella porque él nunca hacía nada.
-No, solo preguntaba.- Respondió simple, aunque no le gustó el tono de su hermana se reprimió en responder de mala gana porque sabía que eso terminaría mal.
-¿y qué quieres? Aún no sé que hacer.- Consultó un poco más tranquila después de que su hermano respondió de esa manera. Pero la pregunta fue tonta, ya que, ninguno se ponía de acuerdo y no les gustaba lo mismo. Luego de varias opciones ambos se cansaron. -¿No puedes elegir algo más saludable?- Preguntó fastidiosa.
-¡No! siempre que cocinas vos, haces lo mismo.
Emily negó, pero sabían que era cierto y su hermano le lanzó una mirada incrédulo para que ella se retractara pero no lo hizo.
-Haz la comida vos, si lo que hago te parece feo...-
Oliver suspiró. Su hermana no podía aceptar el hecho de no tener la razón y admitirlo, por ende, eligió acusarlo. Él no pensaba discutir más, pensaba que no entendía para que le pedía ayuda o se quejaba de que él no cocinaba si cuando intentaba ayudar algún reproche iba recibir de igual manera de parte de su hermana. Por esa razón, decidió ignorar lo que dijo y salir de la cocina para terminar la discusión, Emily sonrió victoriosa creyendo que ganó.
Luego de eso comenzó a preparar la comida, pensaba hacer algo que no le guste en absoluto a Oliver solo porque le encantaba hacerle la contra. A él no le gustaba estar en la cocina, ella no sabía si alguna vez siquiera había prendido una hornalla y no entendía como alguna vez trabajó en el McDonald's, pero creía que por eso también tenía lógica que nada que sea saludable le guste.
Mientras hacía la comida su celular vibró en su bolsillo trasero, con sumo cuidado y curiosidad lo agarró para leer el mensaje, se imaginaba quien podía ser pero quería estar segura. No pudo evitar sonreír al ver el nombre de Aaron en sus notificaciones. Le emocionaba saber que él estaba emocionado por su salida de mañana y se interese por su encuentro.
-¿Por qué sonríes tanto? ¿tu enamorado te mandó un mensaje?- Dijo sarcástico su hermano de repente y la asustó. No sabía cuando había aparecido de nuevo, lo vió sacando una botella de agua de la heladera para servirse en un vaso. Odiaba que fuera tan silencioso.
-¡Cállate y déjame preparar la comida tranquila!- Respondió aventándole un trapo en la cara para que se fuera. El chico se fue riendo.
No pensaba que fuera cierto lo que su hermano dijo. No lo veía como algo muy serio lo que tenía con Aaron, creía que solo es un chico más que le gustaba y no iban a ser más que eso pero aún así los comentarios de Oliver la hicieron pensar y las maripositas en su estómago revolotearon.
El almuerzo fue divertido, ver la cara de Oliver disgustado por lo que ella hizo era una batalla ganada para ella. Además su hermano juró que la próxima vez cocinaría él y sabía que no eso no iba pasar. Su madre siempre le parecían entretenidas sus discusiones porque pensaba que eran de niños.
A pesar de toda esa situación, Emily no podía distraerse tanto sin pensar en el chico con el había pasado todo su verano y ahora seguían mandándose mensajes. Estaba ilusionada por verlo mañana y expectante en que pasaría luego con los dos.
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Editado: 12.05.2024