Capitulo IV
Llega una mañana de verano al Hospital psiquiátrico Virgen de las Casas, donde transcurren los días y las noches de Paula aquella joven y bella mujer con mente atormentada.
El señor Don Toribio llega con su maletín de cuero marrón, con mirada serena, elegante y trajeado. Abre su oficina y cierra la puerta, al girarse para tomar la silla el miedo se apodera su cuerpo al ver aquella mujer de labios rojos pintados fuera de Borde, mas allá de la comisura de la boca con Mirada perdida cantando una canción que retumbaba en su mente durante esos minutos de agonía.
Pregunta:
-¿Cómo entro usted aquí ?
Paula responde:
Paula con movimientos sensuales se le acerca y el Director del Hospital empieza a sonar una Campana que tenía en el escritorio, pero nadie viene a su llamado. Paula comienza a cantar cual sirena hipnotizando a este hombre.
“Soy la mujer que tu deseabas tener, ya no te podrás salvar Tú me acabas de encontrar, seré tu amor seré tu perdición , mi locura te venció y mi cuerpo te enamoro”
Paula repetía una y otra vez estas frases en liricas y tono romántico. Don Toribio se aleja y esta se le insinúa lentamente hasta que lo acorrala en el escritorio. Va levantando sus brazos hasta llegar a su cuello, en aquel momento el sudor corre por la frente de aquel hombre que no sabía cómo manejar la situación, se le olvido la campana, se le olvido el mundo mientras Paula se acercaba más, Nadie venía a rescatarlo. Toribio fue nublando su mente hasta que de pronto sintió algo frio que corría por su cuello como deslizándose.
Paula le había colocado un cuchillo en el cuello a Don Toribio.
Capitulo V
Entran despavoridos a la oficina del Director , dos hombres fornidos con uniformes blancos retiran inmediatamente a Paula de aquel lugar. Mientras Don Toribio cae sin aliento en la silla, sofocado se desanuda la corbata y cierra los ojos.
Paula es llevada a los calabozos de castigo en aquel lugar. Pasan Días y noches, la joven no ve la luz del Sol ni siente la brisa de la noche. Pasan 3 meses de aquel encierro y Paula cual fiera araña las paredes por querer salir de su castigo.
Llego el gran día 5 semanas de encierro, Paula vuelve a los jardines, vestida con una bata blanca nueva y cabello recogido, deambula por los rincones de aquel inmenso jardín, recoge hojas, recoge flores y se las obsequia a sus compañeros. Se sube a los árboles y en las noches baja cual ardilla en su pradera. Canta de día y canta de noche.
“Soy la mujer que tu deseabas tener, ya no te podrás salvar Tú me acabas de encontrar, seré tu amor seré tu perdición , mi locura te venció y mi cuerpo te enamoro”