Hearts Alight: A qué te hago caer

Capítulo 13.

Devuélveme mi primer beso.

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Mi corazón latía con fuerza mientras me quedaba paralizada, sin saber cómo reaccionar ante su gesto inesperado. Él soltó una risita y retiró su mano de mi cabello, caminando hacia la zona de cambio de ropa.

Lo había hecho de nuevo. Había hecho que me olvidara por completo como respirar; que no supiera como mantenerme parada; que mis pensamientos se volvieran un desastre. 

Y lo odiaba.

Lo odiaba porque yo era la única que experimentaba esos sentimientos.

Traté de recuperar mi compostura y seguí tras él, sintiéndome como si estuviera en una especie de sueño. ¿Cómo es posible que a veces me desee la muerte y segundos despues se comporte así de amistoso?

Primero, me acepta el follow, luego, me da followback. Que me dice que no me quiere cerca pero se preocupa cuando me hago daño, que me detesta porque soy una insoportable y torpe pero hace ese tipo de gestos que hace que cualquiera pueda malinterpretarlo.

Lee, ¿a qué diablos juegas conmigo?

Una vez dentro de los vestuarios, me puse mi ropa de deporte y salí de nuevo al campo de golf, donde los demás estudiantes estaban calentando y preparándose para empezar el juego. Me uní a ellos, intentando no pensar demasiado en lo que acababa de suceder.

La verdad es que nunca había jugado al golf antes y solo conocía lo poco que me había enseñado Healy, así que estaba un poco nerviosa, pero decidida a hacerlo lo mejor posible. 


Después de unos minutos, llegó Lee, vestido con una camiseta blanca y pantalones cortos de color caqui. Caminó hacia nosotros con una expresión seria en el rostro, como si todo esto fuera una tarea seria e importante.

El director se nos acercó a nosotros y se dirigió hacia el pelinegro.

—En tu perfil de estudiante decía que eres un experto jugando al golf. He de suponer que eres conocedor de las reglas básicas del juego.

Lee asintió, conservando su postura seria.

—El objetivo es completar un recorrido de 18 hoyos con el menor número de golpes posible. Los jugadores comienza  en la zona de salida y deben enviar la pelota al hoyo en el green —explicó, señalando el césped que recorria una gran distancia—. La pelota debe ser jugada tal como se encuentra, sin tocarla o moverla a menos que se permita según las reglas. Si la pelota sale fuera de los límites o se pierde, el jugador recibe una penalización y debe volver a jugar desde el punto de salida. El jugador con el menor número de golpes al final del recorrido, es el ganador.
 


 

Todos asentimos en silencio, dejando que Lee nos guiara en el calentamiento y la preparación para el juego. Después de unos minutos, nos dividimos  y empezamos a jugar.

Para mi sorpresa, me estaba yendo bastante bien. Me concentré en mi técnica y en seguir las indicaciones, y poco a poco fui ganando confianza en mí misma. 

Fueron quedando pocos jugadores, entre ellos: Markel, Marimar, Lee y yo. Sólo me quedaban tres hoyos para ganar. Markel y Mar estaban justo dos hoyos detrás de nosotros y Healy había sido la primera en terminar. Nos adentramos al bosque. Lee y yo de vez en cuando nos lanzabamos miradas mortíferas. Ambos queríamos ganar.

—No juegas tan mal para ser tu primera vez —dijo, entrando la bola con éxito en el hoyo. 

Yo aún no lo había logrado, así que me apresuré a hacerlo, lograndolo con éxito, siguiéndole el paso al asiático. 

—No sé si debería sentirme halagada o preocupada al ver que una principiante como yo puede igualar el ritmo de un supuesto experto como tú. ¿Quizás deberías reconsiderar tu nivel de habilidad en el golf? O, ¿quizás mentiste en tu perfil de estudiante? —dije lo último en un susurro. 

Rió, concentrándose en la bola.
Ahí estaba.

Si sabía reír.

Se dio la vuelta, sonriendo ladino, apoyando su cuerpo en el palo de golf, con la cabeza levemente inclinada de lado.

—Si hubiera jugado como experto, Jeudy,  el juego hubiera terminado muy rápido —Arrogante—. Eso sí hubiera sido aburrido, ¿no crees?

Golpea la bola.

Me reí.

—¿Estás diciendo que te rebajas a mi nivel para ver cómo estúpidamente intento vencerte?

Golpeó la bola nuevamente, cada vez más cerca de su objetivo.

Y rió, con sorna, de nuevo.

—¡Bingo! —exclamó.

Pero estaba decidida a demostrarle que estaba equivocado, que no necesitaba su "empatía" y que podía ganarle. Me preparé para golpear la pelota.

Coloco los pies aproximadamente a la anchura de los hombros, apuntando ligeramente hacia afuera. Flexiona un poco  las rodillas y mantengo la espalda recta. Cuento mentalmente por unos segundos y luego le doy el golpe a la pelota.

Golpeo la pelota más fuerte de lo calculado y cae en un charco de lodo. Definitivamente esto no sucedía así en mi mente.

—Mierda.

Empiezo a buscar la pelota entre el lodazal pero no logro encontrarla.

—¿Qué haces? —Lee me habló, pero lo ignoré—. Te estás ensuciando de lodo y, probablemente de mierda —Seguí buscando pero la pelota parecía haber desaparecido—. Jeudy, es solo un juego, olvídalo.

—¡Para mí no es solo un maldito juego!

Sentí como mis manos se resbalaban y caí hacia delante, ensuciándome por completo. Fantástico.

—Déjame ayudarte.

—No necesito tu ayuda.

Probablemente solo quería hacerse el buen samaritano para luego jactarse y decirme que era una perdedora y humillarme.

Intento levantarme, pero está tan resbaloso que en el intento solo logro caerme de nuevo.

—Como dije, eres una terca.

—Que te valga.

Continúe intentando levantarme. Sola. Su ayuda era lo último que necesitaba.

—Jeudy, deja de ser tan cabezahueca —dice—. Ven, dejame ayudarte —Extiende su mano y lo pienso.

No importa cuantas veces intentara levantarme, me iba a continuar cayendo una y otra vez si no dejaba que me ayudara.



#11100 en Novela romántica

En el texto hay: romance, latina, coreano

Editado: 24.04.2024

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