—¿Qué mierda acabas de decir? — pequeñas descargas recorrieron el cuerpo de Zeus —¿Acaso he escuchado bien? — rio acercándose a Heracles quien dio un paso hacia atrás temeroso —Tú, ven— le dijo a Ares quien caminó hasta él —¿Puedes repetirme lo que dijo? Creo que quizás lo he escuchado mal— deslizó su brazo sobre los hombros de Ares.
—Pa-papá creo que—.
—¡Te he dicho que lo repitas! — gritó.
—¡Ha dicho que te reta! — Ares gritó asustado.
Tomé aire tratando de mantener mis nervios a raya ¡Zeus era un maldito exagerado como ya era costumbre!
—¿Has dicho eso? — su voz retumbó por todo el lugar. Empujó a Ares hacia un lado acercándose a Heracles.
—Mamá has algo va a matarlo— Hebe musitó con lágrimas en sus ojos.
—¡Si! He dicho que voy a retarte a cambio de que me des la mano de tu hija — dijo Heracles. ¡Vaya valor!
—Desearas jamás haber dicho eso— su mano se incineró en energía.
—Zeus— dije, pero él me ignoró —¡Zeus! — grité apareciendo entre medio de ambos —¡Te estoy hablando! — mi cabello cambió a blanco en un pestañeo. Zeus abrió los ojos con sorpresa dando un paso hacia atrás.
—Mi amor no…— alcé mi mano callándole.
—El padre de los dioses y los humanos tiene que escuchar a todos ¿no? — me acerqué a él deslizando mi mano por su pecho —Además tu reina quiere escuchar al niño, su reto suena interesante— me puse de puntas susurrando en su oído —¿O vas a negarme eso amor mío? — me alejé hasta deslizar la punta de mi lengua por sus labios. Las pupilas de sus preciosos ojos se dilataron. «¡batalla ganada!» me regocijé en mi interior. Abracé su brazo acomodando mi cabeza en su hombro.
—Habla— se aclaró la garganta.
—¿Y-yo? — Heracles se apuntó a él mismo. Cerré los ojos tomando aire.
—Si sigues así voy a matarte aquí mismo— Zeus suspiró. Hebe se acercó tomando la mano de Heracles —¡Eh! ¿Qué haces tú ahí? Suéltalo—.
—Mi amor ya basta— dije cansada.
—L-lo que quería decir es que vo-voy a proponerte q-que si asesino a un gigante por mi cuenta t-tú me daras la mano de tu hija—.
—Oh por Zeus— Ares y yo dijimos al unísono.
—Te escuchó— Zeus ladeó una sonrisa.
—He escuchado que dioses vendrán eso quiere decir que van a preparar el primer ataque ¿no? — la voz de Heracles temblaba —Entonces en ese primer ataque si yo logro asesinar a un gigante me permitirás casarme con Hebe— dijo convencido —Quiero demostrarte que seré capaz de proteger a tu hija— mordí mi labio ocultando una sonrisa.
—¿Qué piensas tú al respecto? — Zeus me preguntó.
—Me parece más que perfecto amor mío veremos qué tanto es capaz de hacer por nuestra hija— ladeé una sonrisa.
—Bien, pero si no lo cumples vas a alejarte de ella y te vas a largar de aquí, te unirás al ejercito por lo que no le veras la cara a mi familia nunca más—.
—Trato hecho— Heracles aceptó sin titubear.
Zeus haló mi mano arrastrándome hasta la salida.
—No puedo creer que me obligaras a esto— siguió caminando cabreado.
—Yo no te he obligado— me encogí de hombros aun siendo arrastrada por él.
Abrió la puerta de la habitación completamente rabioso, murmurando cosas que no pude entender comenzó a quitarse las grebas y los protectores de antebrazos dándome cuenta que no portaba su coraza.
Se recostó sobre la cama dándome la espalda, más yo no podía ocultar mi diversión ¡era como un maldito niño caprichoso! Quité mis sandalias y me recosté a su lado dándole la espalda también.
—Helios— mascullé y en un pestañeo tenía a Zeus encima de mí.
—¿Qué? — preguntó con la seriedad abordando sus facciones. Me reacomodé bajo él, llevé mi mano hasta su rostro acariciándolo.
—Helios podría ayudar a Heracles a entrenar antes de que llegue el día del ataque— su mirada se alivió causándome duda.
—Eso es trampa— masculló dejándose caer a mi lado.
—Tampoco querrás que lo asesinen ¿no? — pregunté y este suspiró —Mi amor piensa en Hebe ella está enamorada solo mira su rostro cuando le ve— acaricié la cicatriz que surcaba su ojo —Creo que al fin ha encontrado el otro extremo de su destino— mordí mi labio —¿Acaso no recuerdas que tú también le has pedido permiso a mi padre y estábamos demasiado asustados? — le vi preocupada.
—Pero no le he pedido tu mano para casarnos en tan poco tiempo— hizo una mueca molesta.
—Mi amor nuestro caso fue diferente debido a todo lo que estaba pasando— suspiré —Deja que tu hija viva una vida normal a pesar de todo esto— mordí mi mejilla interna.
—Te he visto incomoda hoy al lado de Helios— dijo de pronto evitando el tema anterior.
—Te odio por eso— entorné mis ojos —Quien debería de ir a buscarme a la habitación es mi esposo— él suspiró —No alguien con el que apenas de cruzado palabras— Zeus tragó saliva. Me abrazó escondiendo su rostro en mi pecho.