Aitana.
Me acerqué lentamente a la habitación donde se encontraba mi madre y el maldito de Eleazar. Abrí lentamente la puerta y al parecer el ruido que está causó logró que él colocará sus ojos en mi.
—Asi que lograste quedar embarazada nuevamente pequeña zorra. -hice una mueca luego de escuchar estás palabras.
—Asi que viniste a mí para que te mate. -él me dió una gran sonrisa. —Suelta a mi madre y arreglemos esta maldita situación de una vez por todas.
—La gatita saco las uñas... que sorprendente. Es una lastima que sacarás las uñas después de perder a tu niña. A tu hermosa hija.
Tras escuchar estás palabras la rubia y el dolor que mantenía en mi sistema salió a flote.
No dude en alza mi arma contra él, le apunte con dirección a la cabeza y Eleazar como el vil demente que es empezó a reírse como un desquiciado.
—La gatita además de sacar las uñas aprendió a usar un arma. Qué sorpresa da la vida.
—Eleazar, ¿que demonios estás haciendo? -él mencionado giro mi cabeza hacia donde se encontraba mi madre.
—Haciendo lo que mi madre no pudo hacer... desaparecer a tu maldita hija.
Mamá abrió los ojos como platos al escuchar esas palabras.
—¿Por qué?
—¿Te parece poco quitarle el amor de mi padre? ¿Te parece poco maldición meterte con el marido de tu hermana?
¿Qué rayos estaba pasando?
Mire a mi madre y ella negó con al cabeza.
—¿Te parece poco haberle quitado la felicidad a mi madre, maldita perra? -dijo él mientras se acercaba peligrosamente a mi madre. —¡¿Te parece poco?!
Eleazar miró con gran odió a mi madre y justamente antes de que él le propinara algún golpe yo active mi arma contra él. Disparándole en uno de sus brazos.
—Ahhh... ¡Maldita perra! -Eleazar emitió estás palabras para después caminar peligrosamente hacia mi. —Acabare con ustedes zorras, acabaré con ustedes...
Antes de que él se acercara a mi volví a activar el arma, esta vez disparándole en una pierna.
Eleazar emitió una pequeña queja al sentir la bala atravesando su piel, pero aún así no dejo de caminar hacia mi.
Mi corazón latía desenfrenado, pero no era la hora de ponerme a pensar en el inmenso miedo que siento al pensar que puede suceder lo que pasó hace un año atrás.
No puedo perder a mi hijo, ¡no otra vez!
Eleazar me miró directamente a los ojos y yo volví a activar mi arma contra él. En esta ocasión la bala penetró en su abdomen.
No me detendría hasta verlo totalmente muerto.
—¿Crees que unas malditas balas me detendrán? Estas realmente equivocada... -él a pesar de tener tres bala incrustadas en sus cuerpos camino hacia mi como si nada.
Mire sus ojos y estos estaban cargados de decisión. Este maldito idiota queria acabar con mi vida, pero no se lo permitiría.
Apunte mi arma a su cabeza y la respuesta de este maniático fue sonreír.
En el momento en que iba a apretar el gatillo escuche un disparo.
El cuál fue el definitivo para acabar con la vida.
—Mamá -dije sin poder creer que ella le había disparado a Eleazar.
Mi madre se acercó a mí.
—Tenia que hacerlo. Ese miserable ya causó mucho dolor en tí Aitana.
—¿A que él se refería cuando dijo que le quitaste la felicidad a su madre?
La vi suspirar.
—Tu padre sostuvo una relación con la madre de Eleazar antes de nosotros unirnos. La cuál duró solo tres meses, después tú padre se dedico en lleno a la empresa y luego de dos años él y yo nos encontramos. Te juro que yo no rompí ningun hogar, lo conocí después de que había pasado todo.
Ella estaba a punto de llorar.
—Mamá, no tienes que explicarme nada. No te juzgo.
—Aitana, cariño. Te amo tanto... -mi madre se lanzó sobre mi para abrazame. Y yo correspondi a su abrazo.
—¿Que hicieron? ¿Qué rayos hicieron? -me separe de mi madre al escuchar la voz de Ilario justamente detrás de mí —¿Lo mataron? ¡Lo mataron!
Ilario entro a la habitación como si fuera un demente. Y se acercó al cuerpo inerte de Eleazar.
—¡Lo matarón, lo mataron!
—Ese idiota se lo merecía. -Ilario me fulmino con los ojos —Y tú también mereces estar en la misma posición en la que ese malnacido se encuentra.
Ilario dejo de mirarme para sacar de la pretina de sus pantalones un arma, sin verlo venir él disparó contra mi. Pero antes de que la bala me impactará mi madre se colocó delante de mí, y un segundo después la bala impacto contra su espalda.
—¡Mamá! No... ¡mamá!
—Hoy te mueres perra, se van a morir. -Ilario verbalizo mientras me apuntaba con el arma.
El miedo recorrió por mi cuerpo y fue tanto que sentí un líquido escurrirse por mis piernas.
Inmediatamente las palabras que me había dicho el doctor una semanas antes.
"El bebé se puede adelantar. Aitana. Tienes que tener cuidado."
El miedo surco mi cuerpo.
Ilario apunto en mi dirección y yo justo antes de que que el activara el arma contra mi, le disparé.
Logrando impactar en una de sus manos.
—Pequeña perra. -Ilario sonrió. —Te romperé todos los huesos y echare tu cuerpo en acido. Para que nadie nunca te pueda encontrar.
Iba a hablar pero en ese mismo instante senti un gran dolor en al parte baja de mi espalda.
Mi hijo estaba decidido a nacer el día de hoy, eso es lo que más me preocupa.
Le rogaba a Dios poder salir viva de esta.
Tomé la otra arma que tenía camuflajeada en mi vestido y apunte directo al corazón de Ilario. No me importaba nada, ya no.
Antes de que pudiera dispararle a Ilario escuché la voz de mi mejor amiga.
—Aitana, loca del infierno. Ya llegué.
—Por hoy te salvas Aitana pero, no cantes victoria porque te estaré observando. Y cuando menos lo esperes vendré por tí. Estas advertida Aitana Hewitt. -trate de evitar que él escapara, pero Ilario como el demente que era se lanzó por la ventana.