Las artes…
Para muchos puede ser una vocación de doble filo, ella no te va a garantizar el éxito si es que no tienes el talento necesario para el medio, o que puede hacerte reconocido, famoso o incluso millonario, al menos mis ojos han podido captar a lo largo de los años que muchos se dan cuenta tarde que, aunque no tengan talento su disciplina los lleva lejos pues no están dispuesto a rendirse, como también hay otros que a los primeros fracasos no logran superarlos y dejan lo que llamaron “sueño”.
Como toda carrera el arte tiene sus ramas:
La arquitectura, la escultura, la pintura, la música, la danza, la poesía/literatura y el cine. Reconocidos como los siete artes oficiales, pero con el tiempo se han sumado más como ser: al cómic, la fotografía, el diseño gráfico, la televisión, la publicidad, los videojuegos, los tatuajes, el origami, etc. Todos son arte, y es su extensión lo que llega a ser atractivo y hermoso.
¿Yo? Yo estoy atraído al arte desde muy pequeño, desde que mi padre ponía sus casetes en la radio mientras trabajaba, aquellos discos de vinilo que bailaba con mi madre en las veladas, o cuando ella me cantaba por las noches, no habrá sido la mejor cantante, pero su voz siempre fue hermosa para mí.
No fue difícil la elección de mi carrera a futuro cuando he estado entrenando por mi cuenta desde que tengo memoria con apoyo de mi familia, mi sueño es ser un cantante que interprete sus propias letras, al principio ese fue el objetivo, pero al llegar a la universidad el plus añadido a mis gustos fue el baile, una materia básica obligatoria que me encanto, el saber que las emociones también se pueden transmitir por el movimiento de nuestro cuerpo fue algo llamativo en su momento.
Ahora mi objetivo se había vuelto ser un bailarín y cantante…
Un camino muy difícil de cruzar si me lo preguntan y más frustrante cuando no te sale el canto al momento de bailar por la falta de aire, algo que se ha vuelto mi talón de Aquiles ahora.
—Jungkook — mi nombre se escuchaba lejano, alguien llamaba o era nuevamente el cansancio… no lo sabía — JUNGKOOK — ok esto ya no era una alucinación mía, girándome en mi eje logre divisar a mi amigo quien no se veía nada feliz ahora.
—Yugyeom — alcance a decir antes de la regañada que el empezó a soltar.
—¡Me tuviste esperando como media hora en secretaria por estar practicando! —
—Lo siento, solo se me paso la hora. Ni si quiera me di cuenta de que ya estaba atrasado — sin esperar más de su mirada asesina empecé a recoger mis cosas — Espero que no sea tan tarde para la elección de materia.
—Empieza a rezar porque no sea así porque si no yo mismo te matare por no estar en la clase del señor Jung Jihoon — dijo aun con los brazos cruzados mirándome mal hasta que salimos del salón de baile que casi siempre uso para mis ensayos.
—Ya deja de mirarme así que me das miedo — me sentía regañado por mi padre con esa mirada tan acusatoria que me estaba dando — Ya dije que los siento, además tengo fé en que seremos de los pocos que se metan a su clase puesto que es un profesor que todos temen.
—Y aun si estuviera lleno tú serás el que busque quien cambie su puesto conmigo porque de que tomo su clase este semestre la tomo, allá tú — con sus manos hacia el amague de mandarme a volar.
Ya iba a responderle hasta que me di cuenta que todo el mundo estaba murmurando unos a otros con curiosidad, dando leves vistazos a la oficina de secretariado de la carrera, no era para menos los murmuro cuando dos guardias tamaño gorila se encontraban custodiando la puerta con mucha determinación, como si hasta el aire estuviera prohibido pasar sin su permiso.
—Mierda — dijo en bajo — cuando fui por ti no estaban esos gorilas de dos metros acá…—
—¿Quién rayos puede tener mejor seguridad que el presidente para venir a una facultad? No tiene sentido… — descolocado y su rostro reflejando su confusión vio nuevamente a su alrededor notando a unos estudiantes tomando algunas fotos de los gorilas, muchos otros aun murmurando en bajo. No lograba entender que rayos estaba pasando y solo me sentía algo molesto por no saber.
Fue así que sin temor me acerque a un grupo de chicas que parecían más informadas de lo que pasaba, y sin duda fue que toque el hombro de la más cercana haciendo que esta se volteara muy sorprendida.
—Disculpa, pero ¿Podrías explicarme del porque tanto cuchicheo entre los estudiantes por esos gorilas de la puerta? — dije tratando de sonar amable, puesto que la chica no tenía idea de que me molestara lo misterioso de la situación aparte de que no me gusta tanto el chisme.
—La conmoción no es por los gorilas, es más bien con quien vienen — explico ella mientras daba ligeras ojeadas a mis espaldas atenta de aquella puerta, esperando seguramente a que saliera esa persona que mencionaba.
—¿Sabes de quien se trata? — mi voz había salido más tosca sin querer, pero quería saber.
—La esposa del pianista esta acá, ella está aquí — dijo en tono maravillada, como si fuera alguien a quien deberle toda la admiración del mundo según su tono de voz, pero yo aún seguía sin comprender a que se refería, solo quedé con más dudas que respuestas así que solo volví al lado de mi amigo quien al parecer también había ido a preguntar por qué ahora éramos una multitud de estudiantes a la espera.
—Me dijeron que la esposa del pianista estaba acá, pero no logre entender a qué se refería — solté y mi amigo pareció comprender a donde iba el tema, su rostro era delator de que estaba sorprendido y emocionado, casi como aquella chica a la cual pregunte hace apenas un momento.
—A mí me dijeron que una señora mayor bajo de un auto negro y con su aura imponente se metió a la secretaria sin esperar por la fila, y que poco después el director de la facultad y el decano de la universidad vinieron corriendo para los segundos de su llegada — esa declaración si me dejo helado, que podía causar tanto revuelo que todos los altos mando vinieron corriendo como si alguien de la realeza hubiera venido.