La noche había sido algo movida, tras miles de sueños, Dan podría jurar que incluso se trasladaba de su cama a otros lados del departamento, soñaba con un dolor en su cuerpo y un calor que no podía soportar, entrando en un punto donde estaba acostumbrándose a sentirse afiebrado todo el tiempo, apenas llegó la mañana con sus rayos de sol sintió una diferencia con la luz que normalmente provendría de su habitación, aquella luz se colaba por la pequeña ventana de su cocina, abrió los ojos que con suerte había podido cerrar por diez minutos, que por consecuencia terminaron con enormes bolsas moradas por debajo de ellos, quiso levantarse de su posición sentada, teniendo una respuesta nula de sus piernas junto a una sensación mojada, rápidamente despertó por completo para darse cuenta que se encontraba sentado sobre lo que parecían bolsas de hielo, trató de levantar las manos que tenía posadas sobre la misma superficie, forzando un poco por el frío pegado a su piel, quejándose un poco al lograrlo, llevó sus manos a su ojos, sintiendo el ardor al mínimo movimiento, le tomó unos minutos para poder levantarse, despegando pedazos de hielo que atravesaron su ropa hasta quemar levemente su piel, aún no lograba recordar las razones de tal acción que a simple vista lo dejaba ver como que había perdido la cabeza por completo, apenas segundos de memoria le hacían ver imágenes luminosas sin sentido alguno, caminó hasta su habitación para poder tomar ropa nueva y un baño de paso, al entrar, quedó perplejo en el marco de la puerta, golpeó sus cara con sus manos en un quejido fuerte de lo que ya no sabía si era molestia o cansancio, con el fondo de su cama cubierta de un color negro junto a un enorme agujero, estaba completamente quemada, al igual que su piso y partes de su pared, aquel desastre fue la gota que derramó el vaso para ir a buscar el origen, no podía seguir ignorando este problema que parecía hacerse más grande con el paso de los días, y no quería llegar al límite de lastimar a alguien o a sí mismo. Tomó su necesario baño, sus cosas y salió al instituto decidido a buscar de nuevo algo sobre ese símbolo, poniendo su esperanza en la amplia biblioteca escolar, la cual era tan prestigiosa como el instituto en sí.
Caminó por los pasillos directamente hacia los casilleros, quejándose de la cantidad de aves que tapaban el pasillo, al llegar, tomó unas cuantas libretas a parte con listados de lugares y dibujos de los símbolos bajo el plan de saltarse la clase para investigar a solas, en su aleatorio camino por los pasillos en lo que esperaba el desahogo de los estudiantes se encontró con una mirada particular, la mirada de Angela Awater parecía estar traspasando hasta su alma, sus ojos entrecerrados no solo proyectaban su enorme cansancio, también expresaban un sentimiento letal de lo que parecía determinación a querer acercarse a él, se alejó para evitar una posible plática incómoda y corrió al lado contrario, terminando por dar una vuelta entera al instituto antes de llegar a la biblioteca, encontrándose con Ethan en su práctica deportiva, la única justificación que tenía para faltar a clase, el mantenimiento del prestigio en todos los niveles era más importante que asistir a todas las clases, saludó desde la distancia con una gran sonrisa, interrumpiendo su entrenamiento por unos segundos, regresó el saludo lo más natural que pudo y continuó su camino.
Una hora pasó cuando seguía buscando ese símbolo en el mismo estante donde lo encontró la otra vez, rendido, se sentó a intentar investigar un poco más, tratando de buscar sus dibujos en todos los libros de simbología sin éxito, entre el cómodo silencio y varios cambios de libros un ruido perturbó su calma del momento, se levantó rápidamente de su asiento al darse cuenta del gran parentezco que tenía con el ruido de la última vez, caminó lentamente hacia el origen del mismo, escuchando un par de crujidos que, más aterrador que lo desconocido, era la idea que podría ser de nuevo como las personas extrañas, en un acto de valentía, cruzó el pasillo hacia la oscuridad del otro lado, sintiendo cómo su corazón casi sale de su pecho por el terror de sentir un par de manos tomando el suéter de su uniforme, intentó gritar cuando una de las manos tapó su boca, ahogando por completo el sonido, al mismo tiempo que su espalda chocaba contra uno de los muros llenos de libros, entre sus intentos de escapar recordó que podía buscar la cara del atacante y regresarlo, cuando miró su rostro dejó de forcejear, se trataba de Angela nuevamente.
-Listo, como corras te sigo y me da igual- dijo con completa seriedad, acto seguido lo soltó con lentitud. -Ahora dime qué diablos está pasando con todo esto-
-¿Podemos sentarnos?-
-No- dijo con un movimiento de cabeza algo brusco, sus reacciones tan erráticas solo demostraban su evidente cansancio. -Lo de la otra vez…el dibujo…tú los has visto también-
-No son tan complicados de ver…- contestó haciendo alusión a su tan notable figura, imposible de pasar desapercibida con esa expresión tan humanoide.
-Nadie más los puede ver-
-¿A qué te refieres?-
Antes de contestar soltó un suspiro, que al mismo tiempo ayudó a sus músculos a relajarse de su agarre, Dan sintió como sus respiraciones se tranquilizaron, dándole tiempo de analizar su situación, aún con una mano sobre su cara, podía sentir el aroma dulce de su perfume, nuevamente observó su mirada determinada con rímel ligeramente corrido por debajo de sus ojos, en ese par de segundos el ambiente afilado de la biblioteca llegó a su fin, ella caminó lentamente hacia las mesas, mirando por un momento hacia atrás para asegurarse que la estuviera siguiendo, él siguió su orden indirecta y se ubicaron en la misma mesa.
-Esas cosas me llevan persiguiendo una semana, pero todos me dicen que se ven como personas comunes, civiles-
-Y...¿Es lo único extraño que te ha pasado?- sintió que esa pregunta era lanzarse al abismo de la incertidumbre, podría esperar cualquier respuesta viniendo de ella, por lo que, si ella no había tenido una experiencia similar, quedaría completamente expuesto.