Capítulo 19

La mañana llegó con un suave murmullo, y Andrés se sintió renovado al ver la luz del sol filtrarse a través de la ventana. "Sofía, hoy es un día especial", comenzó, sintiendo la energía vibrante en el aire. "Es un día para recordar lo que realmente importa".
"Quiero hablarte de los momentos que nos hicieron reír", continuó, su voz llena de calidez. "Recuerdo aquella vez que intentamos cocinar juntos y terminamos llenos de harina". La risa resonaba en su mente, un eco de alegría en tiempos difíciles.
"Tuviste esa mirada traviesa cuando me lanzaste un puñado de harina", dijo, sonriendo. "Fue un desastre, pero fue uno de los mejores días de mi vida. La cocina nunca había estado tan llena de risas". La conexión entre sus recuerdos y su amor lo mantenía esperanzado.
"Hoy quiero que hablemos de lo que nos hace sentir vivos", propuso. "De esos momentos que nos llenan el corazón de felicidad. Quiero que sientas que, a pesar de todo, la vida sigue siendo hermosa". La idea de celebrar la vida lo llenaba de energía.
"Me acuerdo de nuestras caminatas por el parque", continuó. "El aire fresco, el sonido de las hojas al caer. Siempre encontrábamos algo que nos hacía sonreír, ya fuera un pájaro cantando o un niño jugando". La naturaleza siempre había sido su refugio.
"Cada paso que dábamos juntos era una promesa de amor", dijo, sintiendo que sus palabras resonaban en la habitación. "Y quiero que cuando despiertes, volvamos a caminar juntos, a explorar el mundo como solíamos hacerlo". La esperanza brillaba en su corazón.
"Hoy también quiero hablarte de nuestros sueños", mencionó, sintiendo que cada palabra era un paso hacia el futuro. "Siempre hemos querido viajar, conocer nuevos lugares. Quiero que hagamos una lista de destinos cuando despiertes". La idea de planear juntos lo llenaba de emoción.
"Imagina que estamos en París, frente a la Torre Eiffel", dijo, sintiendo que el sueño cobraba vida. "Quiero que compartamos un croissant y riamos mientras miramos a la gente pasar". La visión de un futuro lleno de aventuras lo mantenía motivado.
"Siempre hemos hablado de escalar montañas", continuó. "Quiero que cuando estés bien, vayamos a la montaña más alta que podamos encontrar. Quiero que sintamos la libertad de estar en la cima del mundo". La idea de alcanzar nuevas alturas lo llenaba de entusiasmo.
"Hoy también quiero recordarte lo fuerte que eres", le dijo, sintiendo que su voz se llenaba de emoción. "Has enfrentado tantas adversidades y siempre has salido adelante. Esa fuerza es parte de ti, y yo estoy aquí para apoyarte". La fe en su fortaleza lo mantenía firme.
"Me imagino el día en que podamos ver el amanecer juntos", dijo, mirando por la ventana. "Quiero que sintamos la brisa en nuestro rostro y que compartamos un momento de paz. Ese será nuestro momento, un símbolo de todo lo que hemos superado". La idea de un nuevo comienzo lo llenaba de esperanza.
"Hoy quiero que pienses en todas las cosas que aún queremos lograr", continuó. "Siempre hemos sido un equipo, y sé que juntos podemos lograr cualquier cosa. Quiero que nunca perdamos de vista nuestros sueños". La determinación en su voz era inquebrantable.
"También quiero que sepas que no estás sola en esto", le aseguró. "Tu familia y amigos están aquí, apoyándote. Todos están esperando verte despertar y celebrar contigo". La red de amor que los rodeaba era palpable.
"Me acuerdo de las noches que pasamos hablando sobre el futuro", dijo, sintiendo que cada palabra era un compromiso. "Siempre soñamos con construir una vida juntos, y sé que eso aún es posible". La visión de un futuro brillante lo mantenía esperanzado.
"Hoy quiero que sientas mi amor envolviéndote", continuó. "Es un amor que no tiene límites, un amor que siempre estará contigo, sin importar lo que pase". La conexión entre ellos era un hilo dorado que los unía, y cada palabra era un recordatorio de su compromiso.
"Cuando despiertes, quiero que celebremos la vida", dijo, sintiendo que la emoción lo invadía. "Haremos una gran fiesta, rodeados de amigos y nuestros hijos hermosos".