<Capítulo Nº4>
- ¿Qué sucede? –le pregunté a Dan, parando de columpiarme. Él suspiró y me miró.
- Creo que... -lo miré raro, sintiendo algo de preocupación. – Tengo hambre.
Le di un golpe en el hombro y él rió.
- ¡Me has asustado, idiota! –mi mejor amigo me abrazó por los hombros mientras caminábamos hacia una cafetería allí cerca.
Yo pedí un batido de chocolate junto con unos panecillos, Dan pidió un cappuccino con una dona.
- Entonces... ¿qué tal tu madre? –pregunté. – Al final no me has contado nada.
- Ella sigue mal por lo de Maya, dijo que mi hermana aún no estaba lista para vivir sola. –negó con la cabeza. – ¡Maya tiene veinte!
Reí, dándole un sorbo a mi batido.
- Tal vez ella aún no quiere que sus bebés crezcan. –lo miré y él me advirtió con la mirada. – Ahora tú serás su pequeño bebé. –lo tomé de las mejillas y él rodó los ojos con diversión antes de besarme la nariz.
Me separé y continué con mi merienda. El día estaba bonito, era cálido y con una brisa agradable. Dan se quedó en mi casa, puesto que era viernes y todos los viernes nos quedábamos a hacer un maratón de alguna película o serie que encontráramos en internet o netflix.
Una vez tuvimos nuestros pijamas puestos, bajamos las escaleras hasta la sala, con dos botes de helados –yo chocolate, él fresa – y nos cubrimos las piernas con la misma manta. Comenzamos a comer helado mientras teníamos la vista puesta en la televisión.
- ¡Papá, me voy! –volteé hacia la escalera al escuchar la voz de Nathan. Estaba usando unos jeans que se amoldaban a sus muslos, una camisa y una chaqueta. Sencillo y caliente. - ¿Ustedes no salen a ningún lado?
Daniel pausó la serie y se volteó hacia él con una mueca aburrida.
- Digamos que no nos interesa estar entre sudor y alcohol. –dijo mi mejor amigo.
- Y volver a la casa oliendo a eso y tabaco. –ambos nos miramos, haciendo una mueca de asco. –
- Ustedes no saben vivir. –Nathan rodó los ojos y se acercó a ambos. – Tienes chocolate. –puso su mano en mi mentón, pasando su pulgar por mis labios y quitando –lo que supongo era – el helado de chocolate.
- Umm... ¿gracias? –dije y él sonrió, tomando sus llaves y saliendo de la casa.
Dan se volteó hacia mí frunciendo el ceño, lo miré alzando las cejas. - ¿Qué?..
- No tenías chocolate, Ashley. –formé una O en mi boca y él gruñó. – Recuérdame golpearlo la próxima vez que te toque sólo por quererlo.
- Eres un celoso. –dije, apoyando mi cabeza en su hombro, él me miró de reojo y pasó su brazos por mis hombros.
- No quiero que lastimen a mi mejor amiga. –besó mi cabeza y volvió a poner la serie.
Editado: 17.06.2021