Hermandad: Cazadores (vol. 1)

Recuerdos infantiles.

— ¡Gracias por déjame quedar aquí Orlan!— Agradeció Eliette con una gran sonrisa mientras cenaban en la mesa de la habitación que estaban rentando. La habitación de a poco se volvió más pequeña— No quisiera molestar pero la unidad donde ocurrió el incidente estará bajo vigilancia por un tiempo por lo que paso hoy y… Bueno, supongo que ya lo saben.

—Eres bienvenida, hermosa dama— Chandler se mostró tan amable como siempre.

—S-sí, no hay problema. Supongo que en parte es mi culpa por causar tanto revuelo— Agrego Orlan mientras sonreía de lado. Vania estaba a su lado, frunciendo el ceño hacia la chica.

Lixue no podía decir nada, limitándose a comer.

— ¿Y cómo se conocieron?— Preguntó Chandler, notando muy tarde la incomodidad de su amigo— ¡Lo siento! Quizá sea algo personal…

—S-si…—Comenzó Orlan, sonriendo de lado.

— ¡Para nada!— Interrumpió Eliette mientras sonreía como si nada lo que sorprendió a Orlan— Nos conocimos hace aproximadamente… ¿Cuánto? ¿Once o diez años? No lo recuerdo bien pero en ese tiempo él era más bajo que yo ¿Lo recuerdas?

—Sí, c-claro que lo recuerdo— Orlan se rasco la mejilla.

— ¿Amigos de la infancia?— Vania no pudo evitar preguntarlo.

—Sí, eso podría ser aunque hace tanto tiempo que no hablamos— Eliette se encogió de hombros— Él tenía algo que hacer en ese tiempo y yo no podía acompañarlo aunque hubiese querido.

Sus amigos le miraron con visible interés, algo que Lixue pudo notar.

—Como sea, será mejor que nos organicemos y nos vayamos a dormir— Sugirió Lixue cuando el silencio se volvió insoportable.

Eliette decidió quedarse en la sala pese a las insistencias de Orlan y de Chandler de usar su habitación. Aquel departamento solo tenía cuatro habitaciones y con la última invitada, las cosas ya no cuadraban.

Aquella noche Orlan no pudo dormir por lo que se levantó pero sabía que Eliette estaría en la sala por lo que decidió imitar a su nueva amiga y subir al techo para ver las estrellas y la luna.

—Creí que eras Chandler hasta que te olfatee— Señalo Lixue.

— ¿Olfatearme? Ah, claro, el ozono— Orlan se sintió un tanto aliviado de que fuera eso, porque era eso ¿Cierto? Su expresión se mostró de nuevo astuta— Por otro lado ¿Esperabas a Chandler?

—No— Lixue negó con la cabeza.

—Ya veo… Por cierto, gracias por lo de hace rato…

La chica le miro de reojo.

—Por interrumpir aquel incomodo momento— Orlan se quedó lejos de ella mirando al cielo.

—No lo hice a propósito, solo me estaban molestando mientras cenaba— La chica se mostró tranquila mientras dejaba caer sus hombros y mientras también miraba hacia el cielo, específicamente a las constelaciones que ayer le menciono Chandler.

El silencio volvió a formarse entre ambos pero no era un silencio incómodo.

— ¿Qué es lo que te molesta? Puedo escuchar tus respiraciones irregulares hasta acaba y es casi seguro que no tiene que ver con el frio— Dijo Lixue mientras le miraba por encima del hombro— En realidad no me importa pero quiero mirar el cielo con la mayor tranquilidad posible.

—Así que en el fondo si te preocupo…

La chica le lanzó una mirada severa.

—Bien, bien, lo entiendo, no hablo más sobre eso— Orlan levanto ambas manos en señal de rendición. Después de que la chica dejo de mirarlo, bajo las manos hasta sus bolsillos— ¿Me escucharas si decido contarte? Mis amigos allá abajo no saben todo de mí y no quiero que lo sepan.

— ¿Y es justo que yo lo sepa, entonces?

—Para ellos no, pero creo que tú y yo tenemos más en común de lo que crees ¿Sabes?—Orlan se quedó mirando el cielo— Lo entendí desde que nos enfrentamos y puedo verlo en tus ojos...

—Imposible, nuestros mundos…

­         —Son distintos, lo sé— Interrumpió Orlan con tranquilidad— Yo pensaba igual que tu…

La chica se giró a verlo solo un poco pues Orlan ya se había acercado solo para sentarse a su lado en el suelo, recargados en uno de los filtros de aire de la ciudad y que estaban puestos en los techos— ¿A sí? ¿Ser un Top se te subió a la cabeza o algo así?

—No, esto fue de antes de haberme vuelto un Top… Y la única verdad es que Eliette no merecía lo que le hice.

Aunque no lo pareciera, eso dejaba un tanto consternada a Lixue quien entonces le miro con un poco de incertidumbre— Puedes hablar pero no me importa, que quede claro…

—Lo supuse…— Respondió el chico, rascando su nuca.

— ¡¿Puedes alcanzarlo?!— Preguntó una Eliette de ocho años, con los ojos llorosos mientras contemplaba su globo de color rojo amarrado en la rama de un árbol de un parque cercano a su casa. Se había escapado para perseguirlo.

Ciudad Hundida, la ciudad principal de Italia y donde Orlan y Eliette habían nacido era una ciudad tan moderna como Ciudad Central, solo que la división en distritos era inexistentes, por lo que no era raro encontrar calles con variedades socioeconómicas, sin mencionar que todas las calles estaban hundidas bajo el agua, por lo que el transporte era por góndolas tecnologías y las zonas con árboles eran especiales, como pequeñas islas artificiales que flotaban por ahí.



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En el texto hay: misterio, heroes, asesinosenserie

Editado: 18.03.2024

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