Hermandad de Sangre

Capítulo ocho.

Peligro.

 

Desde hace días siento que algo anda mal, pero no puedo definir exactamente que es, nada tiene que ver en realidad con la ausencia del Rey… Por si era lo que pensabas. Tenemos que mantenernos alejados de ese camino de pensamiento. Mi hermano también está preocupado, no me lo dice, pero lo noto, aunque finge que todo está bien. Se supone que ellos, el destructor de todo y mis hermanos, Moira y Egion ya deberían de haber llegado, tienen un par de días de retraso y no ha habido comunicación con ellos.

 

Me muero por… ver a mis hermanos. ¡No sonrías de ese modo! Solo quiero ver a mis hermanos, a nadie más. Cambiando de tema, mi hermano me entregó Las crónicas de sangre de los Lobatiam. Y él tenía razón, son tan divertidas como una guía telefónica, pero son muy importantes para nuestra gente. Hablan de los poderes del Oscuro, de trucos y hechizos. De nuestra historia, de los que han marcado huella. En ellos se habla de cómo utilizar el poder de Lobos de manera adecuada, estoy pensando seriamente en decirle a Egion que me entren de en las artes de los Lobos… Cómo se entrenaban los guerreros.

 

Siento que después de lo que pasó eso sería lo más adecuado, sería una manera de honrar a mi padre… por el lado de mi madre, no conozco a ninguna Furia. Las Fariatas se han perdido, tengo la idea de que me Lucianm, ninguno de mis hermanos me dejaran acercarme a esa raza. ¿Sé que te preguntaras? “¿Por qué no?”. Recuerda que quieren eliminar mi lado Furia, de modo que el acercarme la raza de las Furias sería tener información que ellos no desean que tenga. Egion dice que sería bueno que me convirtiera en su hermana de sangre, en un Lobo. De este modo los 4 seríamos imparables, incluso me sentía que podría quedarse algunos siglos por aquí… Chantajista.

 

En ocasiones creo que sería lo correcto, de todas formas soy descendiente del primero de los nuestros. Soy hija de sus hermanos, la última línea de su sangre. Solo estuve con mi familia los primeros dos siglos, para ti será mucho tiempo, pero para mi raza… Solo es un suspiro. He vivido más de dos mil años… No te burles, lo sé, soy un vejestorio, pero dudo mucho que un museo se interese en mí… Hay demasiados de los míos por allí.

 

Lamentablemente, no puedo contarte nada del pasado, salvo lo que recuerdo, que no es mucho. Puedo hablarte de lo que he aprendido en libros, del internet, y debo de creer lo que está escrito en ellos porque no lo viví. Pero, creo que de ello tú sabes mucho más que yo. Es injusto ¿no? Tener tantos años de edad y no saber absolutamente nada del mundo, pero bueno… Tengo demasiado tiempo para aprender y sobre todo para forjar mi propia historia.

 

Necesito salir de aquí, necesito un cambio de perspectiva del mundo por mí mismo, sin ayuda de nadie. Mi hermano me prometió que con ayuda de los tres podrían dejarme marchar… Pero no vayas por ese camino, no me preguntes por lo que él haría o sentiría… No me hagas dudar. Si no hago esto terminaré desconfiando hasta de mi propia sombra, seguramente tú confías en alguien… Yo no tengo eso, y necesito lo mismo. Ahora que lo pienso, recuerdo una ocasión antes de que todo esto sucediera, con una de las doncellas que estaban a mi cuidado.

 

Era una joven Lobatha, de la subespecie de los Lobos… En fin, preguntó si algún día escogería como consorte alguno de los guerreros que conformaban la Hermandad de sangre. Tomando en cuenta que había Lobos entre ellos y también Trelkian, los mediados de Furia de los Lobos. Hasta ese momento no entendía por qué existían los machos mediados de Furia, pero no existía ninguno que fuera completamente Furia. En fin, volviendo al tema, cuando ella me hizo esa pregunta, yo no podía imaginarme junto a un macho de la Hermandad de sangre, incluso a ninguno de los Lobos.

 

Ni siquiera podía ver más allá de mi siguiente cumpleaños, quizá debí tomar eso como una señal, pero luego. El presentimiento de algo erróneo, de que algo estaba mal, no se alejaba de mí desde ese día. Después de eso los recuerdos son algo confusos, recuerdo a Dragos, recuerdo los Lobos de élite que eran los encargados de mi seguridad, gente corriendo por todo mi alrededor… Me llevaron a rastras a la cámara de seguridad, donde se suponía estaría a salvo.

 

Malditos, traidores… bien puedo suponer que piensas lo mismo que yo, alguien me traiciono. Voy a tratar de tranquilizarme y continuar con mi historia. La cámara de seguridad era una serie de Cuevas subterráneas, creadas con magia por los Lobos. Estaban diseñados para hacer casas o departamentos, con todo lo que se necesitaba para sobrevivir por un tiempo.

 

Recuerdo que conforme avanzaba podía sentir el retumbar de las paredes y los techos por los ataques del ejército, podía escuchar los gritos de mi gente y como estos iban amortiguando se ponen los ataques dentro de los túneles… Pero el aroma a sangre y a muerte… Eso es algo que jamás se olvida. Me dejaron en la cámara de seguridad, no sé cuánto tiempo estuve ahí… Hasta aquí cuatro de los engendros de Lucianm, de su creación. Rompieron y demolieron la única entrada… Claro que me defendí, pero no era una guerrera, ni tenía la fortaleza. Logre salir a la superficie y allí lo vi por tercera vez.

 

Montando sobre su magnífica bestia, ambos vestidos para la batalla. A su lado cuatro guerreros más, supongo que de ellos, tres eran mis hermanos Egion y Moira Yurkemi, Vogel Drudwyn… El cuarto alguien cercano a él. No, ahora que lo menciono en voz alta me di cuenta de que no estaban cerca de la batalla. De hecho, ni siquiera cerca del ejército, era como si el comandante fuera otro. ¿Crees que está diciendo la verdad? Que alguien robó su ejército… Pero, para lograr tal hazaña se requiere un poder inimaginable, se requeriría tener el nivel de fuerza y magia mucho más alto del que tiene Lucianm… Y estoy segura de que Dragos no lo tiene.




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