Hermanos de la Oscuridad

Capítulo 3 -Casillero 10-06

Noah y sus padres llegaron un par de horas después de que Ethan se fuera. Al parecer el señor y la señora Blake habían tenido una gran velada, la cual continuaron cuando llegaron. ¿Y Noah? pues ella entró a la habitación como si hubiera recibido la mejor noticia del mundo con el rostro tan brillante como un faro y las mejillas coloradas, afortunadamente entró antes que sus padres o a las dos se nos hubiese armado un gran lío, a ella por irse del colegio y regresar tarde, y a mí por dejarla hacer eso.

Yo aun seguía con el libro y los anteojos puestos cuando Noah comenzó su relato de "Un Gran Día" me contó todo, todo con lujo de detalle, de como es que se fueron en el auto de JJ —le dice ella a Justin Jaez— al parque y él la invitó a un helado haciéndola romper la dieta que ella supuestamente mantenía y de como le pidió que repitieran, pero la siguiente vez fuera del Green High, de lo cual me alegré por ella. Hablamos por horas hasta que nos quedamos dormidas.

 

28 de Marzo

—¡Despierta amigaaa! —Noah me atacó con una almohada mientras yo le respondía que era demasiado temprano teniendo en cuenta que eran las 6 de la mañana y que el sol no había salido debido al horario de verano. —Despierta, tienes que aprovechar la luz de sol. —Se hincó en mi cama y yo me tapé más con la colcha para luego colocar una almohada sobre mi cara.

—Noah, sí sabes que el sol no ha salido aun, ¿verdad? —le dije aun con la cara tapada por la almohada, la misma que me estaba asfixiando, entonces me la quité y respiré mejor, tenía el cabello en toda la cara y a simple vista observé que mi pelirroja amiga ya había tomado una ducha y se había puesto el uniforme.

—Vamos Tessa, quiero que vayamos a desayunar al Bistro, hace mucho que no vemos al viejo Jossie, tal vez hasta cree que nos hemos olvidado del pobrecito. —me quitó el eredón de encima y luego las sábanas— Vamos, levántate— insiste.

—Ya está —accedí— dame veinte minutos y salimos. —Dije con los ojos entrecerrados y bastante pesados por el sueño.

 

El Bistro había sido lugar de muchas reuniones y el viejo Jossie cómplice de momentos inolvidables con Noah, incluso tiene polaroids nuestras colgadas en su mural las cuales demuestran cuanto hemos cambiado a lo largo de los años junto con más gente que conocíamos y que algunos siguen en Philadelphia y otros ya no, en las primeras cuatro aparece Ethan, Noah y yo, y en las tres siguientes solo Noah y yo debido a nuestra desafortunada separación. Nuestras fotos están subtituladas como: "Los Tres Mosqueteros" apodo que nos ganamos a los nueve años cuando Leen Homi, el japonés del barrio, trató de tomar un pastelito sin pagarlo porque es pobre, luego de impedirlo los tres juntamos el dinero que íbamos a utilizar para comer y así comprarle el pastelito de chocolate porque era su cumpleaños con lo que hicimos un nuevo amigo, aparte de ganar un espacio en el mural de polaroids del viejo Joss.

—¡Hola Jossie! —Noah saludó muy entusiasmada al hombre blanco y canado con la piel arrugada que estaba tras la barra.

—¡Noah! ¡Tessa! mis niñas, pero cuanto han crecido. Me temía no volverlas a ver por aquí. —El hombre nos dedicó una sonrisa haciendo que las arrugas de la cara se le marcaran más todavía.

—Eso no pasará, ni en un millón de años —le aseguré.

—Eso espero, Corazón. ¿Qué van a desayunar? —Jossie tomó su libreta y el lapicero que tenía en la oreja.

—Lo mismo de siempre —respondió Noah— un par de huevos con jamón, café con leche y un cruasane.

El hombre se dio la vuelta y se giró para mandarnos a sentar a la mesa junto a la ventana, lugar que siempre habíamos considerado como nuestro, El Bistro seguía siendo el mismo: estilo ochentero, sillones de cuero rojo, mesas blancas con bordes de colores, luces neon y ese particular aroma a familiaridad. 

A los quince minutos de habernos mandado a sentar, Jossie apareció con una bandeja que contenía nuestros desayunos.

—Esperen aquí —dijo luego de colocar la comida en la mesa— aun no empiecen.

Se fue, con Noah hicimos gestos de dudas y luego sonreímos, pero no pasaron más de dos minutos cuando regresó con la vieja cámara que ambas reconocimos al instante.

—Luego de casi un año sin venir, este momento merece una fotografía más —dijo para segundos después tomar la foto y esperar que la polaroid saliera, cuando lo hizo la agitó para que se revelara, cuando la vio, suspiró— Hace tanto tiempo que no veo a Ethan, después de la última polaroid que tienen con él no volví a verlo.




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