Cap 13
Emperador
Luego de que terminaran las clases, voy a mi departamento, busco unos papeles y luego me dirijo al banco, necesito hacer una transferencia, opto por ir al banco que está en una plaza, me queda cerca.
Sino fuera porque Renata no me aceptó la salida ahorita estaríamos comiendo los dos algo rico, pero en ese caso estoy aquí, en el banco, haciendo una transferencia.
Vaya plan que me cargo.
Termino de hacer lo que tengo que hacer y empiezo a caminar, estoy por irme, pero veo a Rodrigo, el padre de Renata, se encuentra en una cafetería, está solo sentado en una mesa, camino en su dirección, me paro enfrente de él, al notar mi presencia se levanta de su asiento.
Tiene tiempo que no lo veo, pensé que estaba fuera del pais.
―¿Cómo estás? ―pregunta cuando está frente a mi.
―Bien.
―Me alegro, ¿qué haces por aqui? ¿Tienes una cita con alguien?
—Su hija me dijo que no, así que mis planes fueron venir al banco.
—Primero está su padre, ¿no crees? —lo miro confundido, no logro entender sus palabras.
―Arquitecto, que bueno encontrarlo por aquí —añado a modo de despedida mientras estrechamos nuestras manos.
―Nos conocemos de hace años ―me recuerda y asiento, él me conoce desde que era pequeño.
―Tienes razón, Rodrigo ―sonríe.
Alguien se aclara la garganta, me volteo para ver de quien se trata y me quedo estático.
¿Qué hace Renata aquí?
En ese momento viene a mi memoria la pequeña conversación que tuve con ella.
―Bueno, entonces saliendo de la escuela te invito a comer.
―No puedo, ya tengo planes y no puedo cancelarlos.
¿Cómo no sé me ocurrió pensar que si Rodrigo estaba aquí, su hija también lo estaría? ¿Qué tengo en la cabeza? ¿Manzanas?
Y el hecho de que me haya dicho "Primero está su padre, ¿no crees?" Debió darme alguna pista de que ella estaba aquí.
―¿De dónde conoces a mi papá? ―vuelve a preguntar.
No sé que decirle, no le puedo decir la verdad, no ahora, no es ni el lugar ni el momento, me quedo callado y ella comienza a estresarse al no recibir respuesta.
―Renata, él es... ―empieza a hablar, pero es interrumpido al recibir un mensaje ―bueno ―guarda su celular en su bolsillo ―Amaury es... ―trago saliva.
Solo me queda confiar en él, para que no diga nada que vaya a poner en riesgo todo lo que llevo hasta ahora.
―Permítanme ―se disculpa su padre, saca su celular y empieza a teclear algo mientras se aleja de nosotros.
―¿Y bien? ―no tengo idea de que decir.
«Piensa, piensa, piensa»
Me quedo callado sin decir nada, mi cerebro está como dormido, no puede inventarse nada y eso me enoja, yo que me inventado todo esto, no puedo inventar una excusa, esto es patético.
―Te hice una pregunta ―sus ojos se clavan en los míos ―no me digas que aparte de Idiota eres sordo.
―¡Renata! ―levanta la voz su padre ―¿Por qué le hablas así? ―cuestiona un poco molesto, podría decir que Renata está sorprendida pero no es así, actúa como si nada.
―Este es un asunto entre él y yo ―comenta de lo más tranquila ―así que no te metas.
―En este momento le pides una disculpa ―sus ojos se abren en su máximo esplendor al escuchar a su padre.
―¡¿Que?!
―Lo que escuchaste o acaso tú también tienes problemas auditivos ―la mira esperando a que se disculpe, pero su hija solo se queda callada ―te pido que te apresures, porque tengo que recoger a tu hermana de casa de su amiga ―explica mientras toma asiento.
―Yo...―balbucea ―no puedo.
―No tengo todo el día ―comenta cansado ―así que o te disculpas y nos vamos o te quedas aquí con él hasta que lo hagas y yo me voy ―mira su reloj ―¿Y bien? ―se queda callada ―bueno ―se levanta ―Amaury, la pasas a dejar a la casa cuando se haya disculpado, ¿sí? ―me limito a asentir ―me voy.
―¡Espera! ―Rodrigo la mira ―lo haré ―se cruza de brazos y se prepara para escucharla.
―No es necesario ―intervengo rápidamente, no voy a ponerla en esa situación ―Rodrigo, no es necesario, no pasa nada.
―Claro que pasa ―comenta de inmediato ―te escucho ―le dice a su hija.
―Amaury ―me mira ―yo...yo...no... ―niega, es como si las palabras se quedaran atoradas en su garganta sin poder salir ―no puedo ―mira a su padre.
―¿Acaso es tan difícil?
―Si ―responde con sinceridad ―si mamá estuviera aquí...
―Si tu madre estuviera aquí, te pediría que te disculparas y lo sabes ―no dice nada ―¿Qué te pasa? solo pídele la disculpa y nos vamos ―ella niega con la cabeza ―no sé que te pasa, yo no te eduqué así —arquea una ceja al escucharlo.
―Tú no me educaste, siempre estuviste trabajando, así que evita tus comentarios absurdos.
Las palabras de su hija parecen dolerle mucho y ella después de decirlas se arrepiente, lo noto en su semblante.
―Tienes razón ―añade con didficultad ―pero sé que tu mamá no te educó así y en serio siento mucho perderme tantas cosas de ti y de tu hermana ―comenta arrepentido—. Solo espero que le pidas una disculpa y hasta que no lo hagas, no te vas a ir de aquí.
―Solo viniste a arruinar todo, te hubieras quedado allá haciendo tu estúpido trabajo ―Rodrigo traga saliva, las palabras de su hija lo cortan ―no puedo creer que hagas tanto drama por una estupida disculpa. No sé que lección quieres darme con todo esto, pero lo único que estás logrando es que...
―¡Renata! —intervengo antes de que pueda decir algo que después no va a poder arreglar.
―Tú no te metas ―me regala una mirada de desprecio —ve y dile a mamá... yo lo haría pero no tengo celular para decírselo. Dile que no voy a ir a dormir a la casa, porque mi padre, uno que nunca está, me lo prohibió, no sé con que derecho estás haciendo esto, ¿no te importa que me quede a dormir en la calle y me pase algo?