Cap 18
Emperador
Voy a la cafetería a comprar algo, cuando salgo veo a Renata abrazada a un tipo.
¿Quién es él y porque la abraza?
¿No sé supone que no le gustan los abrazos?
Cuando estoy lo suficientemente cerca me doy cuenta que el abrazo no es mutuo y al escucharla confirmó que él la está forzando.
¿Qué le pasa?
—Te ha dicho que la sueltes —al escucharme la suelta pero no porque quiere, sino para ver quien ha hecho el comentario, al darse la vuelta me mira arqueado una ceja.
―¿Quién es él? ―pregunta aquel chico.
―Soy Amaury ―me presento ―¿Y tú eres...?
―Sergio ―estrechamos nuestras manos solo por educación, es evidente que no soy de su agrado y el sentimiento es mutuo ―bebu, me alegra volver a verte.
Acaso escuche bien ¿Bebu? ¿Quién demonios dice eso? ¿Por qué le dice así?
―Renata, tenemos que ir a clase ―comento mientras paso mi brazo por su hombro, a él parece molestarle lo que hago.
―Es verdad, vamos —pienso que se va a despedir de él pero no lo hace.
—En ese caso nos vemos después.
—Ojalá no —al escuchar su respuesta sonrío. Nos damos la vuelta y empezamos a caminar.
―¿Y tú qué? ―pregunta mientras caminamos ―¿Por qué tienes tu brazo en mi hombro?
―Porque eres mía y él debe darse cuenta ―bromeo para ver su reacción, ella arque una ceja y se empieza reír.
―Sí claro ―añade con sarcasmo ―que te quede algo muy claro, yo no soy un objeto, así que no le pertenezco a nadie ―comenta con seriedad ―mejor vamos a clase.
Entramos al salón, la clase comienza como siempre, me parece tan aburrido volver a ver estos temas, todo esto ya lo vi, pero algunas veces se necesita hacer algunos sacrificios por estar cerca de...
―Hay un problema ―me susurra interrumpiendo mis pensamientos ―hoy es viernes y olvidé a Diego, si la directora se entera vamos a estar en problemas.
―Mientras la directora no sé de cuenta, todo bien.
En ese instante la clase es interrumpida por la directora, miro a Renata preocupado, si se da cuenta vamos a estar en problemas, ella toma mi chaqueta, hace un bulto y lo coloca en la mesa.
―¿En serio? ―pregunto incrédulo.
—¿Tienes una mejor idea? ―niego ―eso creí.
La directora entra y me doy cuenta de que no está sola, al verlo de nuevo me empieza a dar un pequeño dolor de cabeza.
Y algo me dice que ese dolor de cabeza vino a quedarse.
―Chicos ―nos mira ―disculpen la interrupción, les presento a Sergio. Él estudió aquí, pero se tuvo que ir, ahora va a terminar el año con nosotros ―dice entusiasmada ―bueno, eso es todo ―se va y lo deja ahí enfrente.
―Bienvenido ―comenta la profesora ―¿A quién conoces de aquí?
―A Renata, Galilea, Lucia e Iván, ¿Podría sentarme con ella? ―señala a la Ranita ―No creo que haya problema con Amaury, ¿o sí?
―Lo siento Sergio, pero ellos deben sentarse juntos ―frunce el entre cejo ―pero puedes tomar asiento con Lucia.
―Claro ―pasa a un lado de Renata y le sonríe y no es una sonrisa de cortesía.
La clase pasa rápidamente, es la hora del descanso, estamos en la cafetería desayunando, Renata me cuenta quien es Sergio.
Al parecer lo conoció gracias a Galiea y Lucía, en poco tiempo se volvieron mejores amigos y durante algunos años todo fue bien, hasta que se hizo novio de Ybar y esta le prohibió hablarle y acercarse a quien era su mejor amiga de años.
Estamos hablando cuando lo veo acercarse a nosotros, toma asiento sin siquiera preguntar.
¿Por qué si hay tantas mesas se sienta aquí?
―Bebu ―pongo los ojos en blanco ―¿Cómo estás?
―Estamos hablando, te podrías ir ―comento inclinándome un poco hacia enfrente.
―¿Y de que hablan?
―De Diego ―responde ella sin muchas ganas de contestarle.
—¿Y quién es?
―Nuestro hijo ―me mira extrañado.
―¿Tienen un hijo? ―pregunta incrédulo y ella asiente ―¿Cómo?
―Pues, un día solo pasó, hoy tenía que traerlo, pero lo olvidé en mi casa.
―¿Lo traes a la escuela?
―La directora nos dijo que debíamos traerlo los Lunes y Viernes.
Sergio está sorprendido ante aquellas palabras, no tengo ni la más mínima idea si Renata está notando que su amigo, bueno, ex amigo, está creyendo que se trata de un bebé de verdad, pero yo no pienso sacarlo de ese error.
―Estoy en el taller de deportes —añade para cambiar de tema.
―No te pregunté.
—Bebu...
—No me digas así, hablo en serio.
Observo mi reloj y me doy cuenta que el descanso ha terminado.
―Es hora de irnos ―comento mientras me pongo de pie.
—Bien, vamos.
Empezamos a caminar hacia la cocina, al entrar la maestra nos observa detalladamente, trata de buscar algo, nos pide que nos acerquemos a ella y pregunta por Diego, le explicamos que lo olvidamos y ella promete no decir nada.
Lorraine parece tener cierto cariño por Renata y me he dado cuenta desde el primer día que estoy aquí, al principio pensé que era parte de mi imaginación pero no es así, la mira, la trata y le habla como si fuera su hija, supongo que los rumores son ciertos, cada profesor tiene un alumno preferido.
💌
Ha pasado una hora y al parecer nuestras galletas de queso están listas, la profesora saca las bandejas con cuidado del horno y las coloca en la mesa para que se enfríen.
Esperamos unos minutos y nos dice que las guardemos en nuestros recipientes y que ya nos podemos ir.
Yo empiezo a guardarlas en un refractario, al parecer Renata no trajo nada, así que guardo todas las galletas en mi recipiente, para luego darle la parte que le corresponde.
Nos quitamos el delantal y nos lavamos las manos antes de salir de la cocina.
Estando afuera de la escuela, ve a su papá y se despide de mí, pero yo no lo hago, camino detrás de ella y para molestarla me acerco y saludo a Rodrigo estrechando nuestras manos.
―Bueno, ya se saludaron, adiós ―me dice a mí, empujándome para que me vaya.
―Hoy hay una comida familiar, ¿quieres acompañarnos? ―pregunta Rodrigo.
―No ―responde rápidamente ―él tiene algo que hacer, ¿verdad?
―En realidad estoy libre ―Renata me mira con cara de pocos amigos.
―Bueno, entonces vámonos ―me invita a subir a su auto.
―¿No entiendes nada? ―me susurra molesta—. Va a ser incómodo, mi papá sabe... —se corta y sonríe con malicia —bueno, si eso es lo que quieres, está bien—frunzo el entre cejo, no tengo la menor idea de lo que está diciendo.
Entramos en el auto, yo en la parte de atrás, Renata en el asiento del copiloto y su padre es quien maneja, durante el viaje Rodrigo me mira por el espejo retrovisor, lo cual me confunde mucho, porque de esa manera jamás me ha mirado.
Luego de unos minutos llegamos a su casa.