Cap19
Renata
Son las siete de la noche y al parecer mis padres invitaron a su familia para que se despidieran de él, tengo una prima que se llama Shanon que dice que mi papá es el suyo y como me molesta, y no es que sea celosa, beuno, en realidad sí, pero ella lo hace con toda la intensión de molestar, siempre lo saluda y dice Dady, lo que me pone de muy mal humor.
¿Por qué no le dice tío?
Porque eso es lo que es, es su tio, no su papá.
Imagínense, sí me molesta que alguien más cante las mismas canciones que yo, ¿cómo creen que me siento de que le digan así a mi papá?
La verdad no soporto a las personasque se encuentran en mi casa, siempre hacen comentarios que no van, por desgracia tengo que estar aquí, le prometí a mi papá que cenaria con ellos, pero siendo sincera no sé si logre aguantar.
Tengo al Emperador a lado mío y estamos hablando de tonterías cuando veo que una tía está por tomar el refractario donde están las galletas, me levanto de inmediato y lo tomo.
Por educación, hago que tome una.
―Están muy ricas ―dice después de morder un trozo ―¿Me las regalas?
―No.
―Eres una maleducada.
―¿No te mordiste la lengua? Te recuerdo que estás en una casa ajena y no puedes tomar cosas que no son tuyas, yo lo único que hice fue decirte que no te regalo mis galletas, no le veo nada de malo.
Me doy la vuelta y regreso a mi lugar con el refractario en las manos.
―¡Ay, Regina! tu hija es una maleducada ―aquel comentario no lo dice en un tono que mí madre pueda escuchar porque sabe que si mi madre la escucha hay problemas.
Estamos en el comedor y la verdad ni siquiera tengo ganas de cenar, lo único que quiero es que se vayan de aquí.
Antes de tomar asiento mi prima abraza a mi papá y él le corresponde, decido voltear hacia otro lado, sé que Shanon lo hace por molestar, lo noto en la forma en que me mira.
―Renata, puedes ir por un vaso, me faltó a mi ―suelto un suspiro y me levanto ―apresúrate ―al escucharla chasquear sus dedos vuelvo a tomar asiento.
―El vaso es para ti, así que te invito a que lo tomes.
―Soy tu invitada, lo mínimo que deberías hacer es atenderme ―respiro profundo, no me gusta el tono que está utilizando conmigo.
―Te aclaro algo, yo no te invité, así que no tengo porque atender a un parásito como tú ―mi tía me mira molesta.
―¿Van a dejar que le hable así a mi hija? ―le pregunta indignada a mis padres.
―¿Te molesta que diga la verdad? ―agrego con una sonrisa.
―Eres una...
―Ni se te ocurra insultar a mi hija —mi padre la interrumpe.
Mi tía tuvo que tragarse sus palabras, porque mi padre le da dinero siempre que lo necesitan, en pocas palabras la mantiene, así que no me equivoco cuando digo que son parásitos.
Al terminar de cenar pasamos a la sala, se supone que ibamos a platicar, pero en realidad estoy escuchando un sin fin de tonterías.
―Mi hija es la más bonita ―comenta mi tía mientras le acomoda un mechón de cabello negro detras de su oreja ―ojalá pudiera compartirle un poco de belleza a tus hijas ―mi madre arquea una ceja, aquel comentario le parece divertido ―porque nadie quiere a las feas ―me empiezo a reír y de inmediato las miradas están puestas sobre mí ―¿Qué es lo que te causa gracia?
―Las tonterías que dices.
―¡Déjala, mamá! me tiene envidia, pobre piltrafa, nadie la quiere ―me levanto.
―No pienso seguir escuchando tonterías ―estoy por irme, pero logro escuchar que hace un comentario hacia mi hermana.
—¿Puedes repetir lo que dijiste de Roberta? —pregunta mi madre cruzada de brazos.
—¿Yo? —asiente —no dije nada.
—A mí me pareció que sí.
—No, debiste escuchar mal.
Veo en la cara de mi madre satisfacción, supongo que generada porque mi tía no es capaz de repetirselo en su cara.
—Claro que dijo algo de Roberta —añado metiéndome en la conversación —¿Te da miedo repetirlo?
—No dije nada.
—¡Claro que sí!
—He dicho que no —suelto un suspiro y me doy la vuelta para irme.
―Pobre de ti Regina, tener que lidiar con esa hija... debe ser un dolor de cabeza... se nota que no son buenos padres ―me doy la vuelta y camino hacia ella, pero Amaury se interpone.
―Mírame ―respiro profundo ―Ranita hermosa, no pensaras en golpearla, ¿verdad? ―susurra.
―Con esto confirmo el pésimo trabajo que hicieron como padres ―comenta mi tía mientras mi madre la observa detenidamente.
―No te voy a permitir que les hables así a mis padres, ni que hables mal de mi hermana y de mí, esta no es tu casa.
—Renata, no pasa nada —comenta mi mamá con una tranquilidad que me dan ganas de arrancarme el cabello.
¿No pasa nada?
—¡Claro que pasa!
―Mi hija no es así, yo sí soy buena madre.
—Deberías repetirlo más seguido para que te lo creas.
—Regina, ¿no le vas a decir nada a Roberta?
—Hija, puedes ir por tu papá, ya vamos a despedir a sus visitas.
—Está bien, pero solo porque ya quiero que se vayan de aquí —mi hermna se levanta y se va a traer a mi papá que se fue a su despacho a contestar una llamada de trabajo.
—Pobre de mi hermano, la familia que le tocó.
—Si, ¿verdad? Eso de que sean hermanos sí está complicado, algún karma debe estar pagado y nosotros también al tener que verte de vez en cuando.
—Mira, Regina... no te voy a permitir que me hables así.
—En ese caso, vamos, las acompaño a la puerta.
—¿Me estás hechando?
—No solo a ti, también a tu hija.
—Renata, tú mejor no te metas, que solo quieres que me vaya para que él me deje de ver.
—Ay, Shanon, por favor... en todo lo que llevamos aquí no has parado de verlo, cada que puedes tratas de rozar su mano o cualquier parte de su cuerpo.