Hermosa Irreverente

《Eres un Idiota Amaury》


Cap 30

Renata

Se supone que los días  viernes me generan alegría, pero hoy no es el caso, me siento mal de ver a Karao triste por algo que ni siquera vale la pena.

Entiendo que llores por una ruptura amorosa, es valido, pero... ¿llorar y deprimirte por la persona que te lastima? 

Juro que no lo entiendo, pienso que quizá con el tienpo ella logre ver lo equivocada que está al sufrir y defender a un maltratador, a un maldito que debería estar en la carcel, porque estoy segura que se lo ha hecho a más mujeres.

He querido hablar con ella pero siempre me dice que no, que le de su espacio y creo que es lo mejor, solo han pasado dos dias desde aquel incidente.

Necesita tiempo y terapia, aunque sé que la segunda no la va a tomar.

Observo por la ventanilla del auto las luces del semáforo, se acaba de poner en rojo, así que mi papá detiene el auto.

¿A dónde vamos? 

Al departamento de Amaury, algo que sería normal, si en este momento no fueran las dos de la mañana, debí elegir una hora más decente para hablar con él, pero estaba en mi habitación sin poder dormir de pensar en tantas cosas y decidí que debía aclarar todo de una vez, así que aquí me tienen.

El plan original era que yo pidiera un taxi, pero mi papá se negó, es peligroso, la segunda opción era que me prestara un auto y está de más decir que también me dijo que no, así que él se ofreció a llevarme y aquí estamos.

—Renata, a esta hora deberíamos estar durmiendo —dice mientras se estaciona.

—Tengo que hablar con él.

—¿Y no pudiste hablar con él en la mañana o a una hora en la que las personas no duermen?

—Hay personas que duermen en la tarde y en la noche no, como yo.

—Mi amor, pero tu duermes en la tarde y en la noche y amaneces cansada.

—Yo creo que soñar me agota.

—Ay, Renata.

—Gracias por traerme —asiente al tiempo en el que me quito el cinturón.

—Te espero.

—No papá, no sé a qué hora terminemos de hablar, mejor vete a la casa, duerme que mañana tienes que trabajar.

—No te preocupes, yo te espero.

—No, podemos tardar todo la noche.

—¿Hablando? 

—Me voy a cuidar.

—¿Te vas a cuidar para hablar? —está jugando conmigo y eso no me gusta, antes de que pieda decir algo se empeiza a reír  —Ay, mi amor...

—¡Papá!

—Solo cuídate, por favor.

—¿Entonces te vas? 

— No, te espero aquí abajo.

—Papá, quiero que descanses, ve a la casa, cuando termine de hablar te llamo para que vengas

—Renata...

—Voy a estar bien.

—Quiero que me llames cuando terminen de hablar y por favor no tomes un taxi, es peligroso.

—Está bien.

—Prometemelo.

—Te prometo que voy a hablarte cuando terminemos de hablar y por nada del mundo voy a tomar un taxi.

—Gracias —dice aliviado.

Salgo del auto y se espera hasta que entre para poder irse, cuando lo hago escucho su auto arrancar.

Empiezo a caminar, entro al asensor y marco su piso.

Cuando estoy frente a su puerta dejo salir todo el aire que estaba guardando.

Comienzo a dar vueltas por el pasillo, ¿por qué? No lo sé.

¡Toca la maldita puerta, Renata! 

Me grita mi conciencia, pero decido ignororla y me siento en el piso a unos metros de su puerta.

—Estúpido, ¿no? —le pregunto a la planta enorme que está a lado mío —se supone que vengo a hablar con él, pero en su lugar estoy hablando con una planta.

En ese momento escucho el ascensor abrirse, lo que me parece extraño, porque este solo es el piso de Amaury.

Por las hojas de la planta, me asomo y veo a Eira tocando el timbre.

¿Qué hace ella aquí?

Es muy tarde, pensé que era la única loca que venía a estas horas.

Al ver que nadie abre, empieza a tocar el timbre desesperadamente, logrando así su objetivo.

Me acomodo mejor de forma en la que no puedan verme. No puedo creer que una planta me este ayudando a esconderme.

—¿Qué haces aquí? —pregunta Amaury un poco dormido, lo que me hace pensar que él no la esperaba.

—¿Puedo pasar?

—No —responde serio —¿A qué viniste?

—A hacerte compañía, debes estar muy sólito desde que dejaste a Renata.

—Vete, por favor —le pide educadamente, si fuera él, ya le habría cerrado la puerta en la cara y habría cortado el timbre para que no lo escuchara.

—¿Qué sientes de que...?

—Eira, vete de aquí, te lo digo en serio.

—Ya dejame pasar —intenta entrar pero él lo Impide.

—¿Asi te vas a portar? 

—¿Qué más quieres?

—Quiero que la pasemos bien.

—Vete.

—No te hagas el difícil.

—Vete.

—Tú y yo podemos...

—¡Tú  y yo nada, entiende!

—Mira más te vale que me hables bonito, porque...

—¡Me pediste que terminara con Renata y lo hice! ¡¿Qué más quieres?!

Me quedo con la boca abierta al escucharlo.

—Ella se lo pidió —le susurro a la palnta.

—Me dejas pasar o... —saca su celular y se lo enseña —muy bien —dice mientras entra.

¿Qué mierda tiene en el celular para que Amaury accediera a tal cosa? 

—Renata, piensa y une las piezas... pero carajo me falta todo.

A ver.

Eira logró separarme del Emperador gracias a algo que tiene en el celular.

Mierda, es lo unico que tengo.

Sonrío al pensar en lo que voy a hacer.

Cualquiera que me conoce sabe que no la voy a dejar con esa cara de satisfacción, voy quitarle esa estúpida sonrisa y no a base de golpes.

Me levanto, camino hasta estar enfrente de su puerta y toco el timbre, no tarda en abrirme.

—¿Qué haces aquí? —pregunta confundido —Renata, vete —me susurra asustado.

¿Le tiene miedo a Eira? 

Por favor, debería de tenerle miedo a mi mamá, pero a su ex no.

Aquí comienza mi plan.

Me acerco a él y lo empiezo a besar, con mi pie empujo la puerta para cerrarla, haciendo que el ruido le llegue a ella en donde sea que se encuentre.



#1945 en Novela romántica

En el texto hay: humor, romace, amor

Editado: 16.08.2024

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