Hermosa Irreverente

《¿Aries?》



 


Cap 46

Amaury

Suelto un suspiro al ver el reloj, estoy a cinco minutos de que sea media noche.

Llevo casi toda la tarde acostado en la cama, pensé que el día iba a ser diferente pero no todo sale como esperamos.

Tenía planeado una cena romántica con Renata a la luz de la vela, todo estaba listo, había montado la mesa para que se viera como en las películas, iba a preparar la cena, un platillo especialmente para ella... pero nada de lo que tenía en mente sucedió, así que lo único que me queda es descansar para que el día termine ya.

Empiezo a cerrar los ojos para empezar a dormir, este día no fue como esperaba, pero no hay nada que pueda hacer.

Me concentro en dormir cuando un ruido se hace presente, no le tomo importancia hasta que lo escucho cada vez más fuerte.

¿A quien se le ocurre poner música a esta hora? Hay personas que queremos dormir.

Amaury el piso 8 literalmente es tuyo, la única puerta que hay es la de tu departamento, eso quiere decir que alguien está aquí.

Me levanto furioso, salgo de mi habitación y abro la puerta, me quedo sin palabras al ver el pasillo.

Hay unos señores con instrumentos musicales, están vestidos con pantalones negros, camisa blanca, chaqueta ajustada negra con bordados hechos a mano, lucen también sombreros grandes.

¿Renata me trajo serenata?

¿Estoy viendo bien o es parte de mi imaginación?

Terminan de contarme la canción de cumpleaños y ella se acerca a mí con unas rosas.

¿Rosas para mí? 

Lo más curioso es que no es un ramo pequeño, es bastante grande.

—¿Qué es todo esto? —pregunto mientras sostengo las flores en mis manos.

—Y yo que pensaba que tú si eras inteligente —bromea y no soy capaz de sonreir y no porque no me cause gracias, más bien porque todo esto me tiene confundido —¿Te gusta la sorpresa?

—Sí, pero no entiendo.

—¿Puedo pasar? —asiento y me hago aún lado —antes... ¿Quieres alguna canción? —pregunta señalando a los mariachis, niego —Gracias por todo —levanta una caja del piso y entra.

—Estoy confundido —comento mientras cierro la puerta.

—Me doy cuenta. 

—Renata.

—¿Aún sigues molesto?

—¿Molesto? —pregunto mientras pongo el ramo en la mesa de centro.

—Por lo de la tarde.

—No estoy molesto, pero te dije que no te quería ver.

—Imagínate si estuvieras molesto.

—Renata, te dije que...

—Sí, lo sé, pero también recuerdo que dijiste "Al menos no por hoy" Ya es media noche, asi que ya es otor día.

—No quiero ser grosero, pero me gustaría que te fueras.

Aprieta sus labios, deja la caja en el piso y se vuelve a acercar a mí.

—¿De verdad quieres que me vaya? —pregunta muy cerca de mis labios.

—Sí.

—Okey, entiendo, pero primero deja que te de tu regalo de cumpleaños.

—¿Cómo lo sabes? 

—Digamos que revisé tu perfil y vi que alguien te felicitó el primero de abril, así que...

—¿Me stalkeaste? 

—Eso suena acosador.

—Un poco.

—No importa, en lo que estábamos, ¿tengo tu autorización para darte el regalo?

—Sí —sonríe ante mi respuesta.

—Bien.

Se acerca a mí y me besa.

Y yo que pensé que él obsequio era la caja...

Ante su beso tan cálido, mi boca reacciona besándola con deseo, se pega más a mí y es ahí cuando la cargo y ella enreda sus piernas en mi cintura.

La acuesto en el sillón sin dejar de besarla y comienza  a desabrochar mi camisa con desesperación, mis manos recorren sus piernas, como tiene puesto un short me resulta fácil.

—Amaury, ¿tienes cordón? —pregunta con la respiración agitada.

—Por supuesto.

Pero no sé donde.

Mi respuesta hace que termine de quitarme la camisa, sus labios comienzan a besar mi cuello, mientras su mano baja hasta mis pantalones y empieza a desabrocharlos.

Tomo aire antes de que su mano me empiece a tocar.

Antes de que pueda hacer algo, alguien toca la puerta, decidimos ignorar eso y continuamos.

—¡Renata, sé que estás aquí! —al escuchar la vos de sus papá miramos la puerta —¡Abran!

Por querer levantamos rápido terminamos cayendo en la alfombra, ambos estallamos en una carcajada.

—Carajo —añade entre risas.

Ambos nos levantamos del piso.

—Mau, ve y arréglate en la cocina, yo abro.

Asiento y voy a la cocina, desde ahí la veo arreglarse la ropa, el cabello y el labial.

Se toma unos segundos y abre la puerta.

—¡Papá! —se queda callada unos segundos —¿Mamá?

También está aquí su madre,  ¿por qué?

—¿Nos quieres explicar que pretendías? —pregunta Regina seriamente.

Termino de arreglar el pantalón y la camisa.

—¿De qué? —pregunta sin entender.

—Mira, Renata, no estoy para tonterías...

Salgo de la cocina y camino hasta la puerta.

—Hola —saludo interrumpiendo —¿Todo bien?

Rodrigo me analiza un par de segundos y niega, sabe lo que hacíamos hace unos segundos, es muy probable que Regina también se de cuenta, pero al ver lo enojada que está, no creo que lo note.

—¿No eres consiente? —pregunta su madre molesta.

—Creo que soy lo suficientemente grande para...

—Renata —su padre la interrumpe —estamos aquí porque te llevaste la camioneta de tu mamá —añade para ponerla en contexto y no diga otra cosa.

—¡Ah!

—¿Con que derecho la tomaste? —está por contestar pero no la deja —no tienes licencia, no sabes manejar, te pudo pasar algo.

—Okey, cometí un pequeño error, pero no pasó nada.

—¡Pero pudo pasar! —añade alterada.

—No nos  vamos a parar a pensar en lo que no pasó,  ¿verdad?

—¿Qué acabas de decir?

—¿Quieren pasar? —pregunto para intervenir.

—Buena idea —dice Rodrigo —pasemos —le da el paso a su mujer y entran.

Cierro la puerta y todos tomamos asiento en la sala.

—Mi vida —habla su padre —¿Eres consciente de que tomaste la camioneta de tu mamá, no tienes licencia, no manejas muy bien, es tarde y pudo pasarte algo? —asiente —estábamos preocupados, sé que nos avisaste que venías aquí, pero no nos dijiste que tomarías la camioneta de tu mamá.



#1936 en Novela romántica

En el texto hay: humor, romace, amor

Editado: 16.08.2024

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