Generalmente Athalia se sentía como un bicho raro que no encaja con el resto de la sociedad, generalmente intentaba comprender más acerca de su propia vida, pero eso se hacía difícil cuando ya ni siquiera sabía qué era real y qué no lo era.
Si quería averiguar sobre su pasado ya tenía una pista bastante clara, Nate y Kian habían tenido papeles importantes en lo que sea que hubiera pasado, así que por allí debería comenzar, seguir el plan que tuvo desde un principio, acercarse a Kian.
Otro día normal en Darg, cientos de estudiantes en cada pasillo se deslizaban desde un aula a otra. No fue difícil encontrar al pelinegro, caminaba a la par de su pequeño grupo- de amigos, suponía- actuó normal mientras fingía haberlo cruzado casualmente.
-¡Kian!- Puso cara de sorpresa mientras frenaba a su lado- la última vez que nos cruzamos desapareciste. ¿Está todo bien?
-Si.
La mirada de Kian era fría, seria, como si algo no le gustase. Quizás era el hecho de que sin siquiera conocerse- o eso era lo que Lía había pensado hacia unos días- le hablaba con tanta confianza. Aunque para sus compañeros era algo normal, Athalia era alguien con posición dentro de Darg, la gran mayoría la conocía debido a su familia, lo que ayudó bastante, pero no se llevó todo el mérito. Desde el primer año en Darg, Lía había sido seleccionada como presidenta del consejo estudiantil, el cual en ésta universidad realmente no cumplía una función muy importante ya que la junta de dirección se encargaba de hasta el más mínimo detalle, pero era un puesto al que muchos aspiraban mas que nada para conseguir estatus, lo malo de esto es que así cualquiera podía conseguir información personal de Athalia, lo cual para ella no era muy bueno dados sus antecedentes.
-Podrías ser un poco más expresivo, ¿Sabes?- la chica frunció el seño sin perder aquélla sonrisa inocente.
-¿Por qué me estás hablando?- Cruzó los brazos, si ella quería hablar, pues hablarían, y Lía no era la única decidida a sacar información, aunque ella no lo supiera.
-Me pareces agradable, cuando te presentaste en el aula hace días me ofreciste tu ayuda, aunque no la necesitara, y eso me pareció un acto muy amable. Aunque debo admitir que en ese momento parecías una persona diferente.- Podría agregar detalles, pero Lía no quería que pareciese como si lo hubiera analizado demasiado.
-Te veías incómoda en la biblioteca, eso es todo.
Lía quiso decir en ese momento que si estaba incómoda era por su mirada fija, pesada como plomo. Sin embargo, de su boca no salió nada. Si se la hacía así de difícil iba a ser imposible acercarse a él. La pelirroja intentó decir algo, pero no tenía nada, nada salía de sus inertes labios que se habían abierto hacía segundos, mientras vacilaba una respuesta. Una pequeña sonrisa burlona fue apareciendo en el rostro de Kian.
-¿Qué pasó princesita? ¿Tan rápido te dejé sin palabras?
-No soy ninguna princesa- Fue lo primero que pudo usar a modo de defensa.- Y no me has dejado sin palabras, estaba pensando que es imposible discutir con alguien que si pudiese respondería a todo con monosílabos.
-Aja, lo que tú digas.- Su sonrisa burlona se ensanchó aún más sobre sus labios, mientras él se iba perdiendo entre las personas que aún quedaban en el pasillo.
Sería más fácil si fuera alguien simpático que quisiera hacer amigos. Lía rodó los ojos y emprendió marcha a la cafetería, a encontrarse con sus amigos. Luego de tomar los caminos con menos gente que pudiera abrumarla, llegó a su habitual mesa, donde solamente se encontraba Luke devorando un sándwich de queso; le pasó uno a Lía mientras ella lo veía con cara de asco, siempre se preguntaría cómo alguien puede ser así de salvaje a la hora de comer.
Comenzando a comer lentamente y como persona civilizada, Athalia recorrió todo el establecimiento con la mirada- Como ya era costumbre- Lo que no esperaba era encontrárselo tan rápido. Sus manos comenzaron a sudar frio, comenzó a temblar, y aquella sensación ya conocida se iba esparciendo por su cuerpo. Iba a tener un ataque de pánico, allí, frente a todo Darg, no podía permitir eso. Pero su cuerpo no reaccionaba a las órdenes enviadas por su cerebro, simplemente estaba estática en su lugar, solo esperando a que pase.
Luke se dio cuenta de la situación, siguió con sus ojos la mirada de su mejor amiga y no hizo falta nada más para entender todo. Sentado a un par de mesas de distancia se encontraban aquellos ojos mieles clavados en otro par tan parecidos pero tan diferentes a la vez. A Lía no solían darle muchos episodios así, pero no lograba recordar ninguno en el qué él no tuviese absolutamente nada que ver.
Luke tomó a Lía de los hombros y la sacó de la cafetería lo más rápido posible, la llevó al patio, donde a esta hora no había nadie más que una pareja besándose en una banca de la esquina. Hicieron ejercicios de respiración que ayudaron un poco a la chica y luego consumió aquella asquerosa pastilla que funcionaba como tranquilizante.
-¿Estás mejor?- La preocupación era notoria en su voz y la tensión de sus músculos faciales.
-Si, gracias.
La mano de Lía seguía sobre su pecho y la de Luke se encontraba subiendo y bajando por la espalda de su amiga en un intento de tranquilizarla. Y así se mantuvieron hasta que la respiración de Athalia fue regular. Ella odiaba estos episodios, la hacían perder el control sobre si misma, pero agradecía no tener que pasarlos sola. Asi que le dedicó una sonrisa de agradecimiento a su mejor amigo, mientras se ponía de pie y se dirigía a su próxima clase.