Capítulo XII: Noche y Día.

Parte 1

En este momento, toda la ciudad de Xandarus estaba sumida en el caos, grotescas criaturas similares a perros salían por todas partes sin un aparente límite, la ciudad entera fue cubierta con una barrera en forma de cúpula que emulaba el cielo nocturno, los residentes corrían en pánico hacia el distrito militar mientras los soldados del ejército, los héroes del gremio, y los semidioses de la academia los protegían. Todo este desastre fue provocado por una sola persona, cuyo objetivo era tan trivial que era risible.

Miguel, Cecilia, Selene y Mía se encontraban en este momento frente al responsable de todo el caos, Nictelos, quien había poseído el cuerpo de Belial y lo estaba usando para llevar a cabo sus diversiones bizarras. Miguel y las chicas sabían que debían detenerla, pero su aura era tan opresiva que les dificultaba incluso moverse, les causaba un sentimiento de que “morirás en cuanto te muevas” y llenaba sus mentes de dudas, era una presión similar a la de Belial pero ellos tenían el lujo de hacer comparaciones ahora.

“¡Detente ahora mismo, no puedes simplemente cometer genocidio por diversión!”(Miguel)

“¿hasta cuándo seguirás diciendo tonterías? No eres más que un simple mestizo, conoce tu lugar”(Nictelos)

Miguel sintió de repente que una fuerza invisible lo inmovilizaba, la fuerza invisible lo obligó a ponerse de rodillas a la vez que le impedía mover algún músculo. Miguel apretó los dientes mientras trataba de zafarse haciendo brotar su maná.

“Así te ves mucho mejor, esa es la postura correcta cuando estás frente a mi”(Nictelos)

Justo en ese momento una lluvia de flechas blancas cayó sobre Nictelos que fue arrojada por Mía, pero ninguna de ellas logró tocarla, pues fueron detenidas por una barrera traslúcida que apareció de repente, ni una sola flecha logró pasar. Aún no había cesado el bombardeo de flechas cuando Selene atacó a Nictelos usando un par de espadas cortas, aunque atacó con fuerza, no fue capaz de tocar a Nictelos en lo más mínimo ya que la barrera no la dejó pasar.

“¡¡[…Territorio espiritual]!!”(Cecilia)

Cecilia cantó un hechizo y una serie de puntos de luz blanca grisácea se encendieron en el aire, luego lineas de luz unieron los puntos formando una esfera poliédrica de gran tamaño alrededor de Nictelos.

“¡Ahora no debería poder usar maná!”(Cecilia)

Este hechizo bloqueaba toda emisión de maná aparte del usuario dentro del espacio de la esfera, era un hechizo que Cecilia tardó bastante en preparar, cerca de 40 segundos.

“¡¡CECILIAAAAAAA!!”(Selene)

Selene, que estaba atacando a Nictelos de cerca también quedó atrapada dentro de la barrera por accidente, Cecilia al ver eso comenzó a disculparse en pánico.

“¿Un territorio inhibidor de magia? Niña, debo admitir que eres bastante buena…”(Nictelos)

Nictelos liberó un pulso de energía y en ese momento la esfera se rompió, casi no hubo resistencia.

“…lástima que no lo suficiente”(Nictelos)

“¡¿qué?!”(Cecilia)

Cecilia estaba anonadada, hasta ahora ese hechizo era infalible, simplemente no había forma de romperlo usando magia, el hechizo en sí mismo no permite que nadie a parte del creador use magia dentro de la esfera, pero esta persona lo rompió como si nada.

“pareces confundida, permíteme explicarte, tu hechizo falló por dos razones, la primera: ya estamos dentro de mi propio territorio, así que no puedes pretender crear otro territorio dentro del mío…”(Nictelos)

Mía y Selene continuaron atacando pero Nictelos las ignoró mientras daba su explicación a Cecilia, su expresión era como si le estuviera enseñando a un niño cómo sumar y restar.

“la segunda: es que yo no uso magia, no puedes creer que un inhibidor de magia detendrá a alguien que no usa magia.”(Nictelos)

Los ataques de Selene y Mía arreciaban, pero ninguno de ellos fue capaz de acercarse ni un centímetro al cuerpo de Nictelos, Cecilia la estaba mirando con temor mientras hacía lo posible por concentrarse y lanzar otro hechizo.

“¡¡AAAAAAARGGGGGGGGGH!!”(Miguel)

Miguel seguía luchando por liberarse, pero la fuerza restrictiva era muy poderosa, Miguel trataba de sacar cada onza de fuerza posible de su cuerpo, pero simplemente no podía moverse.