AGUSTINA
Si mi padre me viera en estos momentos me diría que no puedo llorar por algo tan estúpido. Ya ha pasado una semana desde la fiesta y mi resaca donde descubrí la amarga trampa que estaba gestando James. No entiendo a ese chico, él me besó, pero al mismo tiempo quería que yo me acostara con su hermano. Alan me persigue en la universidad intentando hablar conmigo, me escribe, me llama y hasta me pasa notas por debajo de la puerta. Incluso intentó persuadir a Cassandra para que lo dejara pasar al cuarto y poder hablar conmigo. Pero Cassie no lo dejó entrar y mucho menos acercarse a mí, comenzamos a llevarnos mejor, después de todo no era una mala chica.
—Anda rubia, tienes que salir de la cueva para respirar un poco de aire fresco —habla Bella abriendo mi armario para sacar algo de ropa con la cual vestirme sin que me vea como una loca. Tenía puesto mi pijama verde menta con estampado de hojas de palmera en amarillo claro.
—Es el mismo aire en todos lados, no le encuentro el sentido a salir fuera —metiéndome en la cama, me tapo la cabeza con mis sábanas. Quería huir del mundo entero y volver a refugiarme en los brazos fuertes de mi papá.
—Lemus no eres la primera chica a la que engañan y tampoco serás la última. Así que levanta tu trasero de esa cama, arréglate y muéstrales a esos idiotas que con las chicas buenas no se juega —saco mi cabeza de entre las sábanas y miró a Cassandra que está con un libro de investigaciones paranormales. Las palabras de Cassie aunque algo duras, son lo más cercano a cariño que he recibido de su parte desde que compartimos habitación.
—Ella tiene razón y lo sabes —me señala Bella sacando una falda rosa con botones al frente de mi armario —Anda sal conmigo, me siento muy mal por dejarte sola y que terminarás bailando la macarena en la mesa de la sala de los Alpha —con un puchero en sus labios mi amiga me mira esperando que le diga que sí.
—Bien saldré, pero con una condición —sentándome en la cama veo a mi mejor amiga saltar de felicidad. Disfruto esto por un minuto más, sé que mi condición para salir o le gustara o intentara persuadirme para que ponga otra.
—¿Cuál es tu condición? —pregunta mirándome de brazos cruzados sin esa felicidad que la invadía antes.
—Quiero que salgan con nosotras Cassandra y Dylan —la chica de cabello azul baja su libro mirándome con incredulidad y mi amiga estaba segura de que quería saltarme al cuello y no precisamente para abrazarme.
—Me apunto, no tengo nada bueno para hacer y tampoco hay nadie para torturar —hablo Cassie marcando la página de su libro con un separador negro y se levantó de un salto.
—Llamaré a Dylan —comentó Bella de mala gana dejando la ropa que eligió para mí sobre la cama. Por más que Isabella se muestra molesta, sé que está agradeciéndome por dentro lo que hice.
Salgo de la cama para ir al baño con mi toalla y darme una ducha sin tardar mucho o mi amiga me matará. En la habitación me pongo mi ropa interior, la falda rosa que eligió Bella y una camiseta gris clara de mangas cortas y atada a mi cintura junto a mis converse rosas pálidos. Cassandra se puso un jean negro con las rodillas rasgadas, varias cadenas salían de su cinturón negro, una remera de red negra y por encima un buzo cortado a su cintura de color negro gastado con el estampado de "San francisco" en violeta. Con botas cortas negras, Cassandra se maquillaba frente al espejo de su armario.
Isabella entra en la habitación con medias negras cubriendo sus piernas, falda corta del mismo color, botas cortas marrones y una blusa corta de color bordo. Estaba sonriendo y aunque no lo quiera admitir, sabía que era porque Dylan vendrá.
Rodeando mis brazos en mi estómago intentó dejar de reírme, pero mirando a Dylan vuelvo a soltar una carcajada que me hace doler la panza. Sus anécdotas de situaciones incómodas hicieron que la salida no fuera tan aburrida. Hasta pude ver a Cassandra reírse de un par de situaciones que vivió el chico y Bella, bueno, ella se rio de un par.
Por más que me había negado a salir, puedo asegurar que pasar tiempo con personas fue divertido. Lo primero que hicimos fue ver una película que elegimos tirando una moneda al aire. Al salir del cine a Cassie le dio hambre, por lo que terminamos viniendo a un restaurante bar muy popular entre los universitarios. Y aquí es donde nos estábamos riendo de las historias ridículas de Dylan.
—Me encanta esta canción —hablo Bella mirando a la pista de baile y antes de que Dylan pueda decir algo, ella lo arrastra para bailar juntos.
—Déjame decirte algo Agustina antes de que empiece a tomar y mis neuronas comiencen a bailar en mi cerebro —escuché decir a Cassandra mientras se enderezaba en su asiento y me veía a los ojos. —¿Por qué dejas que James te lastime? —mi sonrisa se borró por completo, yo sabía que James estaba jugando conmigo, pero no quería admitirlo. No en voz alta.
—Hasta hace un par de meses él no sabía de mi existencia y ahora sabe mi nombre. No creo que me esté lastimando por darme un beso —tomó la pajita de mi batido revolviendo la mezcla de frutilla.
—Rubia, un chico como James, no dejará de ser un mujeriego porque una chica con vestido de princesa lo mire enamorada. Las personas no cambian por otros, lo hacen por ellos mismos y si James es feliz siendo un Don Juan tú terminarás con el corazón hecho polvo. —la chica de cabello azul se pone en pie, pero antes de irse vuelve a hablar —Tienes citas falsas con Alan para convertirte en una chica que no eres tú y todo para complacer a alguien como James. ¿En qué posición te deja eso? Te lo diré, con un corazón roto y una relación basada en mentiras. Abre los ojos —como si un clic estallara en mi cerebro olvido a los Sullivan, la borrachera engañosa y a los Alpha. Voy junto a Cassandra a la pista y me pongo a bailar, me había prometido disfrutar de la universidad y las buenas experiencias son parte de ese paquete.
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Editado: 22.08.2024