NARRACIÓN DE ANYA
Decidimos quedarnos a dormir un poco, aunque nuestros cuerpos en realidad no lo necesitaban, dado el extraño mundo en el que nos encontrábamos. Durante la noche pude sentir que Salex me miraba mucho, y estaba segura de la razón, después de todo acababa de obtener un extraño poder nuevo, pero, aunque quisiera decirle qué había cambiado ni yo lo sabía. Me quedé dormida, y al despertar Salex estaba dormido justo mi lado, con su cabeza en mi brazo, el cual sentía adormecido; me hice lentamente hacia un lado para no despertarlo, al zafarme noté que cerca de nosotros estaban muchísimos dragones interactuando entre ellos, y algunos más acercándose a nosotros, pero solamente para pasar de largo, era extraño que cuando recién entramos nos evitaban y ya era como si fuéramos algo normal para ellos. Fue ahí cuando empecé a notar que La llama sí había realizado cambios; era como si fuera parte de la familia, incluso el mismo Raxgar, recuerdo que dijo: “Ahora este lugar es tu hogar”, pero no entendí a qué se refería en ese momento. De alguna manera esa llama parecía ser una especie de iniciación para los dragones y quizá por ello mismo había algunos que no volaban a pesar de tener la capacidad para ello, quizás aún no habían absorbido La llama; aunque eran solamente ideas, puesto que la cultura de ellos era algo inexplicable para nosotros hasta ese momento, al haber sido tal vez la segunda persona después de Riemi que pudo convivir con ellos como iguales. Otra cosa que me causaba demasiada curiosidad era el hecho de que Raxgar hubiera mencionado a esa persona “Riemi”, refiriéndose a ella como madre mía… Y haber supuesto que en verdad lo era simplemente por haber sido capaz de contener La llama en mi cuerpo; pero él ya se había ido, no podía verlo por los alrededores y no estaba segura de que fuera el único a quien podría preguntarle, ya que también desconocía la edad de los dragones en número, simplemente era una idea general al ser su color lo que indica qué tan viejos o jóvenes son. Al mirar detenidamente los alrededores, vi que había uno de ellos no muy lejos echado en el suelo descansando, y tenía el color más oscuro de todos los que podía ver pero sin llegar a ser siquiera de la mitad de la oscuridad de lo que tenía Raxgar. Me acerqué a él, y, sin abrir sus ojos me dijo:
-¿Y tú eres? -su ojo apenas se abrió para verme un segundo y no se inmutó porque fuera una humana.
-Anya. Quisiera saber si usted sabe algo de alguien, una humana para ser más específica -mi clara intención era conocer más detalles de mi supuesta madre, pero un dragón joven seguro que no me podría responder siendo que probablemente ni siquiera uno que pareciera más anciano podría darme la respuesta que buscaba.
-Y sé bien de quién quieres preguntar -dijo con su voz cansada y ligeramente adormecida-. Riemi, ¿no es así?
-Sí, justamente de ella quisiera saber más -respondí un poco apenada.
-Antes de responder a tu pregunta he de preguntar una cosa yo: ¿quién eres? -su voz estaba incitándome a decir que era hija de ella, pero no podía hacerlo…, si no la conocí siquiera.
-¿Anya? Mi voz no pudo pronunciar otras palabras.
-Eso ya lo habías dicho -dijo el dragón en un tono ligeramente decepcionado-. Yo quiero saber, o más bien escuchar, quién eres -terminando la última frase como una afirmación mas no una pregunta nuevamente.
-Pues soy Anya, una humana inmortal que ha vivido en el mundo del que procedo por 1019 años, hija adoptiva de Higlemeni, y con una pregunta sobre si seré hija de Riemi… No sé quién soy -me sentí demasiado mal al decir eso, toda la identidad que había creado fue derrumbada, o al menos una parte de ella, en cuestión de minutos.
-Mmm, no es lo que quería escuchar, pero tampoco está tan mal, al menos ahora sabes que no eres lo que piensas que eras. Y te diré una cosa: tú, de alguna manera no eres humana, aunque lo parezcas, tú no naciste en el mundo humano, pero me intriga saber por qué tu mente lo ha bloqueado puesto que debes tener memorias de tu verdadero lugar de origen.
-¿Mi verdadero lugar de origen?, pero le digo que soy humana… -insistí mirándome a mí misma una y otra vez.
-Tu cuerpo puede parecer humano, pero al momento que naciste en otro lugar, con características diferentes, no eres una simple humana, eres algo más, algo que no quiero decirte, sino que encuentres tú misma la respuesta a pesar de que la tienes en tus ojos.
-¿Qué puedo ser además de una humana? Mis características no se asemejan a ninguna otra raza -a pesar de que ya me había dado la respuesta antes no podía verla por lo confundida que estaba mi mente.
-¿Dónde naciste? -preguntó el dragón.
-No lo sé. Mis memorias son escasas y solo me recuerdo a mí misma, de pequeña, en un pueblo alejado de este mundo, el pueblo de origen de él-dije señalando a Salex. “Es imposible que pueda responderle algo como eso”, pensé sin decírselo.
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Editado: 14.04.2024