Alzó el rostro, la mano de Ainelen la conforto. Recordando sus clases de modelaje, y cómo caminar con elegancia camino hacia su podre, dando miradas casuales a las cámaras.
Las dos hermanas pelirrojas desbordaban elegancia y encanto, bien sabida era la belleza de las femeninas de la familia D'Inferno, cualquiera quisiera desposarse y aun mas sabiendo que son la única descendencia del gran Angelo D'Inferno, uno de los más exitosos empresarios, con inversiones en el mismo país y en el extranjero, además de servir a la familia real y trabajar como perro guardián, y ser temido en el oscuro mundo de la mafia.
Esto también la alcarria enemigos, y la seguridad no era algo que debía tomarse a la ligera, así que por eso Scarlett no entendía porque se le había dado paso a la prensa.
-Padre- ambas hicieron una reverencia.
Angelo les sonrió, las tomo de las manos. Y volteo hacia el público.
-Damas y Caballeros, me honra el anunciarle el gran regreso de mi hija mayor Scarlett, antes de que exclamen tengo 2 anuncios más que dar.-
Scarlett vio a su padre, ¿que clase de noticia era para que fuera necesaria decirla enfrente de todos?.
-Como la mayoría sabe- Angelo prosiguió- Dentro de un mes mi hija cumplira la mayoria de edad, y con ello quiero anunciar mi retiro, dejaré al frente a mi hija, de todo.-
Los murmullos de todos no se hicieron esperar. Scarlett sintió como se le revolvía el estómago, no estaba preparada para ello, pero cuando su padre decidía algo no había forma de hacerlo que se retractara.
-Silencio, aun no termino- Los hizo callar- También como es costumbre familiar, los juegos por la mano de mi hija empiezan hoy, cualquiera que crea que es digno se le espera mañana temprano en la arena de batalla en esta misma mansión.
Scarlett se quedó atónita, realmente no esperaba eso.
Ainelen la volteo a verla, también ella estaba sorprendida.
-¿Significa que te casaras, hermanita?, y tendrás hijos... ¿Sere tia? aun soy muy joven para ser tía...
"¿Como? ¿En qué cosas piensa esta niña?,¿casarme? no, no quiero."
-Bueno ya dicho todo esto, ¡que siga la fiesta!- exclamó, alzando una copa de champán que un mesero ofrecia por ahí.
La música volvió,
Angelo le hizo un gesto a un guardia, -Ya saca a la prensa de aquí, ya ellos harán el resto-
Y en un parpadeo en la mansión solo se encontraban los guardias y los invitados de su padre, familias nobles, empresarios de alto rango, famosos y gente de ese mundo.
Scarlett se abrazó el estómago, le estaban dando agruras.
Su padre estaba demente. Realmente deseaba estar en su pequeño estudio haciendo las tareas para el día siguiente de clases, pero ya no pasaría, no más.
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Sebastián no se podía sacar de la cabeza lo sucedido, después de estar en la biblioteca investigando el escudo y la familia D’Inferno, ya tarde se dirigió a su casa. Su madre se encontraba viendo la televisión.
-Hijo, te deje comida en la mesa, para que cenes- le decía mientras le cambiaba al televisor.
-Y en otras noticias la familia D’Inferno anuncia el regreso de la heredera Scarlett..- las noticias viajan rápido.
Sebastian escupe un trozo de bocado de lo que su madre le había cocinado al escuchar ese nombre. Corrió a sentarse en el sofá con su madre.
En el televisor se mostraban imágenes del interior de la mansión, en el centro un hombre alto, vestido con traje de color blanco que contrastaba con unos ojos rojos y cabello rojo con un poco de canas ,de alrededor de ¿40 años? y a lado había una pequeña niña pelirroja, con el rostro cubierto de un lado, y ahí estaba su Katrina bueno Scarlett como en realidad se llamaba. Se veía muy bien, cabello rojo ondulado que le caía sobre la espalda, un vestido negro que acentuaba su figura.
Realmente era ella, ¿porque le había mentido todo este tiempo?
Sus pensamientos fueron interrumpidos cuando escuchó que su mano estaría en juego.
Cómo era posible, ¿ cómo llegaría a Italia el estando en londres?
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Scarlett se excuso diciendo que ocupaba aire.
Su pequeña hermana parecía acostumbrada a las fiestas de su padre, y se mezclaba bien con los invitados a pesar de ser una niña.
Se dirigió hacia uno de los balcones que daban para el jardín interno de la mansión.
La brisa fresca de la noche le ayudo. Era una noche muy bonita. Se apoyo sobre el barandal y empezó a jugar con las llamas de las antorchas.
-vaya, qué escena tan hermosa- una voz varonil la hizo dar un respingo-
-Príncipe Alessandro- hace una pequeña reverencia con la cabeza, me honra con su presencia, no sabia que se encontraba aquí.
El príncipe Alessandro, perteneciente a la familia real, era bien conocido por ser un playboy encantador de tez bronceada y cabello oscuro.
-Sabes que puedes decirme Aless, por los viejos tiempos Scarlett- le sonrio con picardia.
Se acercó a ella, le tomó la mano y le planto un beso en ella.
-Me encantaría jugar los juegos de tu padre por tenerte como esposa-
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