Ciudad de Kyar
Rossie
Observo aburrida por la ventanilla del auto a los árboles pasar y suspiro con pesar. Está ciudad es tan monótona, hace más de dos horas que no hacemos más que conducir por las vías de Kyar y lo único que puede verse es al inmenso bosque extenderse allá donde mires. Es tan distinta a mi ciudad natal Beu que no puedo evitar sentirme melancólica. Aún no entiendo cómo es que papá pudo hacernos esto a mi mellizo, Sean y a mí. Sé que a mis dos hermanos, Ethan y Toby les encantan esta ciudad —se mudaron solos aquí desde que mamá murió—, y no hacen más que hablarle maravillas a papá sobre ella pero jamás pensé que Daniel Mitchell —alias "nunca me moveré de mi amada Beu" y mejor conocido como mi padre—, aceptaría el puesto de trabajo en esa odiosa Universidad, en la que por cierto ahora también estudiaré.
—Eh, Ross, Ross llegamos al nuevo hogar —Dice mi mellizo haciendo énfasis en "nuevo hogar", él está tan enfadado como yo por esta decisión. A pesar de que escuché que me habla a mi, estoy tan ensimismada recordando mi cálida y hermosa ciudad de Beu que no le presto atención. —Pts pts, tierra llamando a Ross —Sigue insistiendo mi hermano pero yo estoy demasiado concentrada en las playas a las que solía ir con mis amigos como para caer en cuenta en la realidad. No me niego, si no lo veo no es real. —¡¡Rossie llegamos ya, mueve tu gordo trasero!! —Me grita Sean tan fuerte que logra reventar mi pequeña burbuja y doy un salto en el asiento por la brusquedad de su tono.
— ¿¡Qué rayos te pasa!? —Grito de vuelta enfadada, estaba a punto de sumergirme en las cálidas aguas cristalinas de mi playa favorita justo cuando él me hizo salir de mi ilusión. —Me asustaste idiota. —Reclamo llevando una mano a mi pecho, causando que él sonría.
—Yo no tengo la culpa de que estés sorda —Se excusa. —Estoy diciéndote desde hace minutos que hemos llegado y tú solo estás ahí como idiota observando por la ventana. —Rueda los ojos y hace una mueca. —Ahora niña mueve tu trasero ¿o es qué acaso no quieres ver a nuestros hermanos? —Pregunta divertido y yo olvido momentáneamente todo mi enfado.
Mis hermanos mayores, hace 4 años que no los veo. Antes de que ambos decidieran mudarse eramos tan unidos que solían llamarnos "La pandilla roja" —los cuatro somos pelirrojos, gracias a mamá—, solíamos divertirnos y gastar bromas épicas a todos. Dios, los extraño tanto.
— ¿Toby y Ethan están adentro? —Le pregunto incrédula. —Pensé que no llegarían hasta después de la cena. —Susurro ya que eso era lo que papá me había dicho cuando le pregunte porque no habían ido por nosotros al aeropuerto.
— ¿No me estás escuchando? acabo de decirte que ya llegaron —Dice Sean apresurándome para que baje del coche.
— ¿Porque no lo dijiste antes?, ¿Qué hacemos afuera?, ¡Vamos adentro de una vez, tortuga! —Le grito a Sean mientras corro a la casa, entro y lo primero que hago es tirar mis maletas al suelo sin siquiera preocuparme por mis cosas o detenerme para observar la casa. Lo único que puedo ver es la espalda ancha de mi hermano Toby que habla con papá entretenido. No lo pienso ni un segundo y me tiro sobre él, lo tomo de sorpresa y se tambalea pero logra mantener el equilibrio.— ¡Toby Te extrañe muchísimo! —Exclamo feliz y mi corazón se hincha al escuchar su risa.— ¡Dios estás más viejo! — Digo acariciándole la barba; él es el mayor de todos, tiene 27 y es alto —en realidad todos son más altos que yo pues mido 1.60 y mis hermanos no bajan de 1.80—, blanco, pelirrojo y con su reciente barba, sus ojos son verdes y se ha estado ejercitando por lo que veo, es médico y mi hermano favorito, pero eso último nadie lo sabe.
—Mi pequeña roja, pero que hermosa estas Ross yo también te extrañe muchísimo. —Dice acariciando mi cabeza con cariño. —Pero por favor bájate ya de mi espalda niña ¿qué comes, piedras? —Bromea y escucho a papá reír.
—Eh, eh ¿me estás diciendo gorda? —Hago una mueca fingiendo estar ofendida. Él ríe y yo me bajo de su espalda solo para abrazarlo y poder engancharme a él.
—Pues eso te pasa por llamarme viejo —Se ríe y luego echa un vistazo alrededor— ¿Dónde está esa copia barata tuya? —Pregunta justo en el momento en el que Sean entra con sus maletas.
—Eh, ella me copió a mi ya que yo soy el mayor— Se defiende mi mellizo con esa excusa que siempre repite, la verdad es que yo soy mayor que él por unos cuantos minutos. Pero qué más da. —Estás más viejo— Dice mi mellizo haciendo que yo ría. Toby coloca la mano en el corazón exagerando.