Hilo Rojo

Capitulo 7

Capítulo 7

Dafne

En toda mi habitación se escucha a todo volumen Looking at me de Sabrina Carpenter, Y muevo mi cuerpo a través del ritmo de la canción hace tiempo que no baila, estoy ordenando un poco me habitación. Es de tarde y no tengo nada más que hacer, así que decidí limpiar para no morirme de aburrimiento aquí.

La canción termina y ahora se reproduce position de Ariana Grande, me dirijo hasta la pequeña bocina que emite la música y la termino subiendo a todo volumen. Esta canción la bailo y la canto a todo pulmón.

 

This some shit that I usually don´t do but for you, I´kinda, kinda want to. Cause you´re down for me and I´m down too. Switchin´my position for you.

 

Tarareo parte de ella y mi cuerpo toma vida propia con los movimientos que realiza, el ritmo me envuelve y los paso se vuelven tan sensuales como la canción, alzo un poco el diminuto pantalón de pijama que hace todo lo posible por cubrir los muslo de mis pierna y parte de mi trasero, con lentitud subo mis manos por mi abdomen y roso mis senos que se encuentran cubriendo por una corta blusa que no deja nada a la imaginación, se levanta un poco mostrado la carne de mis pecho ya que no cuento con sujetadores en estos momentos.

 

¿A quién mas no le gusta estar cómodo en su propia casa y en su habitación? Porque a mí me encanta.

 

Mis manos siguen subiendo hasta dar con la raíz de mi largo cabello que se encuentra suelto y un poco desordenado, lo sacudo con sensualidad y varios segundos después la canción deja de sonar.

me giro sobre mis pies para dirigirme a donde se encuentra mi teléfono y cambiar la canción.


Doy un salto de susto cuando me encuentra a Jonathan recostado en mi puerta, esta de brazos cruzados en ella con una sonrisa lardeada en su rostro. No emito palabras y solo se dedica a pasar sus ojos grises por cada parte de mi cuerpo, bajo mis ojos para seguir los suyo y caigo en cuenta de cómo estoy vestida. Alzó la mirada otra vez a donde él se encuentra y lo veo seguir con su tarea de observar mi cuerpo a su antojo.

El hecho de que el observe de esta manera me pone nerviosa, pero aun así no hago nada por cubrir mi cuerpo de su vista.

Que mire lo que quiera, total él no puede tocarlo como antes.


Dirige una de su mano a su barbilla y la acaricia suavemente disfrutando de la vista, su mirada se conecta varios segundos después con la mía, sigue sin decir nada y yo igual. Sonríe y vuelve a bajar la mirada, la detiene en mis pechos los cuales se mantienen firme y en total libertar por la falta de sostén.

—Esos sí que crecieron bonita.

Los señala y se remoja los labios, por instinto los cubro con mis brazos y el ríe.

—Bastante— continúa hablando y me quedo en silencio.

Su recorrido continúa y siento mis piernas temblar bajo su intensa y observadora mirada.

—Podrías darte la vuelta otra vez y déjame ver una vez más tú nalgas— pregunta con una sonrisa burlona.

—No

Hace un pequeño berrinche como niño pequeño con su rostro y luego sonríe.

—Que cruel te has vuelto Dafne, antes no me privabas de ver tu cuerpo— murmura bajo, creo que solo yo puedo escucharlo.

—Ya ves los tiempos cambian Robinson— contesto con una sonrisa coqueta en el rostro.  

—Cambian mucho, a decir verdad— dice y se moja los labios. Suspiro. —, pero descuida bonita ya tendré tiempo de verlo y tocarlo a mi antojo.

Pero ¿qué le pasa a este tipo? ¿acaso se ha vuelto loco?

 

—¿Quién te dejo subir aquí? — pregunto y lo fulmino con la mirada

 

—Tu madre— contesta restándole importancia.

Abandona su posición y se adentra en mi habitación sin permiso alguno, escucho la puerta ser cerrada detrás de él y todos mis sentidos se ponen alerta cuando acorta la distancia entre nosotros. Su colonia varonil inunda mis fosas nasales y maldigo internamente por el acercamiento.

Él no puede acercarse de este modo, mi cuerpo reacciona aún a su calor y odio eso.

Sus dedos recorren mis brazas acariciándolos de arriba hacia bajo y luego de varios segundos de realizar el mismo movimiento vagamente toma mis muñecas y desase el agarre de ellas en mis pechos. Las bajas lentamente y veo la intención que tiene de colocar su mano allí.

—Dafne…

 

—Ni lo intentes Jonathan— logro decir en un pequeño susurro. Traga pesadamente y asiente.

Toma mi rostro entre sus manos y lo alza a la altura de su pecho, yo por mi parte dirijo mis ojos hasta dar con los de él.

—¿Siempre estás así cuando estás en casas? — pregunta suavemente y asiento perdido en el gris que no me permito olvidar. —, eso quiere decir que tendré que visitarte más seguido en tu casa.

 

Mira mis labios y remoja los suyo, sus manos van a mi cabeza pasando sus manos por mi cabello despeinado, lo peina con suavidad y aparta varios mechones de mi rostro.

 

—¿Bailas así cada vez que te encuentras sola? — no contesto y el continua. —, porque quiero ser el único que aprecie esos movimientos— dice bajo. —. ¿puedo ser el único?

—Tal vez— me escucho decir. —¿Qué haces aquí? — pregunto bajo al igual que él.  

Sonríe y su dedo púrgale acaricia mi labio inferior, se pierde un momento en ello y luego contesta mi pregunta.

—Hace tres días no te veía— expresa con simpleza. —, y quería verte.

—Bien— dijo y me alejo de su toque me mira confundido —, ya me viste, así que puedes irte.

—No me quiero ir— dice y se dirige a mi cama y se sienta sin permiso en ella. —. No aún.

Me cruzo de brazo frente a él y le muestro una cara de cansancio. No lo quiero en mi habitación, en realidad no lo quiero en mí una parte de mi día o mi vida él se fue cinco años y se olvidó de todo ahora que se aguante las ganas de molestar.

—Pásate cinco años sin verme, que pases unos días más no te matarán— espete.

—Y lo lamente cada segundo— pronuncia bajo, pero aun así logró escucharlo.
Arrugo mis cejas por su confección.




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