Capítulo 16.
Dafne.
—Okey chicos, de esa manera será llevada a cabo nuestro día— finaliza la guía turística.
Su mirada está puesta en Jonathan, después todos nosotros estamos aquí frente a ella sin decir o hacer nada. Jordán intentó preguntar algo sobre un lugar que se encuentra aquí en la isla, pero no le prestó la más mínima atención y en su lugar tuvo que hacerlo su hermano cuando vimos como lo ignoro.
—¿Y si queremos ir a un lugar que no esté en tour?— pregunta Paula a mi lado.
La chica que por lo que recuerdo su nombre es Lola la mira con cansancio oculto con una sonrisa.
—Ya le dije que no podemos ir aún lugar fuera del tour— nos repite y su mirada cae en Jonathan. —. Puedo darles la ubicación exacta, pero no llevarlo ahí.
Todos miramos a Jonathan, el lugar a que queremos ir es una pequeña isla dentro de la isla. No sabía nada de ella, ninguno de nosotros sabíamos de ese lugar, pero escuchamos hablar de lo bello que es el lugar mi amiga y yo y hace dos días que es nuestro deseo ir.
Se lo hemos pedido a la chica varias veces y se ha negado, el único que falta por hacerlo es Jonathan y algo en fondo de mi corazón dice que no lo hará.
Él no se prestataria para esto.
—¿Se puede saber por qué los tres me miran como si fuera una clase de dios?— la nota de su voz sale tranquila y a la vez con burla.
—¿Acaso no te consideras uno, bombón?— pregunta Paula.
La comisura de sus labios se eleva tras la pregunta. Está de brazos cruzados apoyado en una de las tantas palmeras que hay en la playa, sus lentes de sol oscuro se encargan de ocultarse el gris de su mirada ante todos nosotros.
—Es que no ves que si soy uno— responde. —. ¿O es que estás tan loca que no lo notas?
—Pídele que nos lleve a la pequeña isla.
Paula es directa en su pedido.
—No.
—Si le ofrecemos más dinero quizás acepte, nadie sabe— dice su hermano menor captando la atención de todos. Si no interviene ahora su hermano y mi amiga se matarán pronto. —. Podemos proponerle la idea y ver qué tan bien nos va.
—Yo estoy de acuerdo— alzó mi mano en votación por la idea.
—¿Y quién lo hará?— dice Jonathan. —. No voy a malgastar mi dinero en esa ridícula idea.
—No es ridícula…
—Si es ridícula Paula— Jonathan la interrumpe antes de que continúe. Resopla mirándonos a ambas. —. La dos afirmaron que escucharon a unos isleños mencionarla y quieren iniciar la aventura para encontrarla, no participaré en esto.
Paula mira al cielo con súplica, le falta poco para jalarse los pelos o hacérselo a Jonathan.
—A veces eres tan imposible— le reclama mi amiga. —. ¿Qué te cuesta?
—Nada— se encoge de hombros. —, pero no voy hacer un ridículo a ir y pedirle que nos guíe a un lugar que siquiera sabemos que existe.
—Si existe— hablo.
—¿Ya la viste, bonita?— pregunta y niego.
—No la he visto y es obvio que no lo haré, no lo haremos— corrijo. — si tú no se lo pides Robinson, ella no nos llevará.
Lo piensa un momento y creo que por la manera en que me mira sedera en esto, pero mi ilusión no es duradera al ver como niega con su cabeza.
Asiento y nadie más vuelve a proponerle el tema. Nos encaminamos a donde Lola, la guía turística nos va indicando y mostrando cada parte a la que vamos.
—No preguntes y solo sígueme la corriente— le susurró a Paula que está sentada en la tumbonas que hay en la playa. —. Yo sí iré a ese lugar.
Paula está por responder cuando me levanto de su lado en la playa. Doy pasos decididos a un lugar sin rumbo pasando por su lado mientras él está en el puesto de tablas de surf acompañado de su hermano y Lola.
Toma uno de mis brazos haciendo que me detenga en seco cuando paso por su lado sin mirarlo en ningún momento, finjo estar buscando algo.
—¿A dónde vas?
Sonrió para mis adentros a ver que el plan está funcionando.
—A un lugar, es obvio— no lo miro.
—Sé que vas a un lugar Dafne, pero a qué lugar no te hagas la chistosa ahora— dice
—No sé a qué lugar, pero estoy en busca del muchacho que conocí la primera noche que estuvimos en la isla— le hago saber.
—¿Y para que lo busca?— me suelta la pregunta como si fuera una exigencia.
Quiero reír, Jonathan Robinson es tan fácil de manipular que ni él mismo se llega a enterar de ello.
—He hablado mucho con el…
—Bastante— dice celoso.
Sigo en mi actuación.
—Dijo que si necesitaba ayuda o quería ir a algún lugar en la isla, que lo buscara, él lo haría encantado— finjo seguir buscándolo por esto alrededores. —. Es surfista debe de estar en este lugar.
La mandíbula de Jonathan se contrae a tal punto que creo y se romperá si él no se relaja. No me importa, hace un rato se lo pedimos de buena manera y se le alzaron los humos al cielo por ello, ahora que se aguante.
Quiero ir a ese lugar y conocerlo y lo haré, aunque él no esté de acuerdo lo haré.
—Le pedirás que te lleve a ese tonto lugar ¿cierto?— la molestia es clara en su voz. —. Ya sácate esa idea, estás bajo mi cuidado y no irás.
Ya se me fue la amabilidad con él, que se joda ahora.
—¿Quieres probarme de que si iré?
—Adelante.
Ninguno de los dos rompe el contacto visual generado en esta conversación, el gris de sus ojos se ven como una tormenta caótica ahora mismo. Soy la primera en romper la mirada y buscar por toda la playa a ver si encuentro al isleño.
—Dafne…
Me suelto con brusquedad de su agarre y me dirijo a dónde eatan uno chicos con trajes y tablas de surf. Escucho a Jonathan llamarme y no le hago caso, que disfrute un rato con esto.
—Hola— saludo al llegar. Los chicos dejan de reír de lo que sea que estuvieran hablando y me prestan atención. Son cinco en total y todos son muchos más altos que yo. —. ¿Están ocupadas?
Uno de ellos se abre paso entre los demás y me sonríe ampliamente, sus amigos está igual que el.
—Si estamos ocupado linda, pero si necesitas de nosotros no— habla el que me sonríe.
Lo miro coqueta sabiendo que el celoso Robinson está mirado la escena.
—si necesito de ustedes, mi amiga y yo— me volteo a ver a Paula que sonríe en mi dirección y le hago seña para que se acerque. —, estamos buscando pequeña isla que hay en el lugar y nadie nos quieres ayudar.
Editado: 12.11.2024