Al día siguiente esperé los resultados de los análisis. Sabía que algo malo estaba sucediendo, pero no me podía rendir.
— Señorita O'Higgins. — la enfermera me llamo por mi apellido.
— Si. — me acerqué a ella.
Desde hace una semana estoy en pijama, ya entiendo cómo se sienten los enfermos.
— Sus resultados. — me entrego un sobre.
Lo recibí. Corrí hacia la oficina del doctor. Tengo miedo, mucho miedo.
Toque la puerta, respire profundo preparándome para lo que sucedería. — Pasé. — dijo el doctor desde su oficina.
Abrí la puerta y entre despavoridamente. — Doctor. — le di el sobre. — Dígame que tengo.
En la vida solo se puede sobrellevar las cosas si no tiene solución.
En solo unas semanas perdí muchas cosas, desde Daniel, mi memoria, mis sueños y ahora…
— Es prosopagnocia. Ceguera facial. — el doctor tenía una mirada tan deprimente que sentí que el mundo caía.
— ¿Ceguera facial? — una lagrima cayó por mis mejillas.
¿Cómo podría volver a maquillar?
La ceguera facial es una condición que no te deja recordar el rostro de las personas, a veces incluso no se reconoce la de uno mismo.
No recordaría el rostro de mamá, ni el mío. ¿Cómo puedo vivir así?
— ¿Y el tratamiento? ¿Qué debo hacer? — dije desesperada, aún tenía un poco de esperanza.
— No existe. Solo puedes vivir con ello.
Sin solución a mi enfermedad ya no tenía sentido estar en China. ¿Qué hago en un país extranjero?
Estoy tan sola.
Dejé el hospital y caminé hasta el departamento. Usualmente las personas no recuerdan los rostros de las personas en la calle, pero para mí eso jamás existió. Deseaba recordar que pasó, recordar los rostros que veo.
— ¿Este es el apartamento? — pregunté a mamá.
Mamá no sabe de mi ceguera facial. De hecho, sería mejor que nadie sepa de esta dificultad.
— Si. ¿No recuerdas nada? — preguntó ella. Mamá estaba preocupada pero no lo admitía.
— Mamá… Me quedaré aquí hoy. Regresa al hospedaje.
No era un lugar tan grande, pero pude vivir así.
Entre en la habitación de Daniel. Seguía el olor de su perfume. Debía despedirme de él. Si tan solo estuviera vivo podría preguntarle por qué llegué a China.
Cada habitación estaba en perfecto estado. Busque mis cosas y las aliste en mi maleta, cada cosa que veía pensaba que sería algo para recordar, pero solo cuando no podemos recordar los bellos momentos es cuando más los apreciamos.
Solo faltaba mi oficina, debía sacar todos mis documentos y archivos.
Me senté en mi escritorio, me recosté en el. ¿Qué son todas las cosas que olvide?
Levanté ligeramente la mirada, vi un calendario con post-it. ¿Es mi letra?
Parecía que escribí recordatorios de lo que debía hacer. Pero había uno que tenía caracteres chinos.
¿Xiaowu?
¿Por qué escribiría Xiaowu?
Revise mi agenda y tenía esa misma semana como ocupado. En mi teléfono estaba igual, solo tenía llamadas de mamá y Daniel.
¿Debería quedarme? ¿Esta es la razón por la que llegue a China?
Busque en internet a Xiaowu. Resulta que es un actor. Encontré que su agencia necesitaba un maquillador profesional.
¿Llegue por esa oferta?
Mi teléfono sonó repentinamente lo cual me saco de mis pensamientos.
— ¿Hola? — era un número desconocido.
— ¿Señorita O’Higgins? — Respondieron.
— Si, dígame. — Parecía un joven muy profesional.
— Soy Li Yun Bin, trabajador de SVT Entretenimiento. Recibimos su currículum y quisiéramos hacerle un recordatorio, la entrevista está fijada para el 27 de agosto.
¿27 de agosto? Es el día que escribimos Xiaowu.
— Si, gracias. Disculpé me podría decir la hora. — respondí avergonzada.
— Puede estar en las instalaciones a medio día. Gracias eso era todo. Hasta luego. — él corto la llamada.
Al medio día, el 27, es en dos semanas.
No puedo regresar.
«AVECES APARECERÁ UNA REPENTINA LUZ QUE NOS SACARÁ DEL OSCURO TUNEL»
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Editado: 03.09.2022