Viernes, 20 de abril del 2018.
Sus ojos eran celestes claro, muy hermosos a decir verdad. Me sentía rara, esto es raro. Nadie decía nada aún, no había ningún tipo de ruido, incluso el viento era silencioso. Hasta que por fin habló.
—No lo puedo creer —Comenzó a acercarse a mí, y yo también caminé hacía él. Cuando estábamos ya cerca, me tomó la mano, para ver mi hilo cortado —.Jamás me había encontrado con alguien más que tuviera el hilo cortado. Pensé que era el único desafortunado.
—Yo tampoco. Supongo que puedes ver los hilos rojos de todos al igual que yo, ¿no?
—Sí. ¿Cómo te llamas?
—Sharon Villanueva. ¿Tú?
—Nathaniel Chapman.
— ¿Chapman? ¿Cómo Piper Chapman?
—No sé de quién habla —Lo miré a los ojos, estaba algo perdida. Sentía algo cálido en mi interior. Pero no tenía idea de que se trataba.
—Sabes, en serio quisiera quedarme a hablar de infinidades de cosas contigo —decía Nathaniel— pero estoy llegando tarde a mi universidad.
—Oh bueno, sigue tu camino.
Di unos cuantos pasos y el me tocó el hombro.
— ¿En serio planeas ignorar esto?
Reflexioné un poco. Y era cierto, esto no se ve todos los días. Recapacité.
—Tienes mucha razón rubio.
—Nathaniel.
—Ajá —dije mientras sacaba mi cuaderno de ciencias. Saqué un lápiz. Y anoté con rapidez mi número, y lado de el "La chica del hilo cortado, Sharon."
Lo arranqué y se lo di.
—Debemos reunirnos pronto. No te conozco y siento que tengo que hablar muchas cosas contigo —Yo me quedé callada. Aún seguía algo atónita.
—Sí, tenemos que. Adiós.
—Adiós —Se despidió sonriendo. Y yo seguí con mi camino.
Hoy sin duda ha sido un día muy extraño y uno que quizás nunca olvide.
Era algo muy digno de contar. Y la única persona que sé que me creería es Rose. Al llegar a casa lo primero que agarré fue mi celular. Le envié un mensaje con la información necesaria. Mis palabras fueron: «Encontré a alguien más con el hilo rojo roto y que puede ver los hilos igual que yo, llámame en cuanto puedas».
Me recosté en mi cama. Con el celular en el pecho. Y con la respiración aún algo agitada. No podía dejar de pensar el chico universitario, en Nathaniel. Había tantas preguntas que hacerle. Sin contar que él no es para nada feo. Sus ojos resplandecían. Y su sonrisa al despedirse... No. ¿Pero que me está pasando? Estoy hablando como una maldita enamorada. Alejé esos pensamientos. Mi hilo está cortado, aunque quiera no podré tener mi historia de amor. ¿O sí? Estaba tan perdida en mis pensamientos que no me di cuenta que mi celular estaba vibrando. Era Rose.
— ¿Hola?
—Júralo Sharon Villanueva Camarena.
—Lo juro por la garrita Rose Rangel Luna —Se escuchó un chillido de emoción.
—A la mierda. Quisiera irme en este momento contigo para que me cuentes todo a lujo de detalle pero, si lo hago seguro me dejan fuera del trabajo.
—Tranquila, es viernes. Bien puedes quedarte hoy en mi casa.
—Perfecto. Se supone que ahora estoy en el baño, cuéntame un poquito más. Déjame con muchas ganas de verte.
—Es universitario, rubio y de ojos celestes.
—Entonces, está guapo.
—Sí, lo está.
—Ay Dios, nos vemos a las 7.
—Goodbye.
—Bye —colgué. Me sentía bastante feliz. Jamás había esperado con tantas ansias la llamada de un chico. Aunque claro, las circunstancias son otras.
Recibí una notificación y lo abrí cual rayo, esperando que fuera Nathaniel. Pero era una notificación de otro tipo. Era de uno de mis youtubers7 favoritos, Luisito Comunica. Junto con mi dispositivo bajé a las cocina por unas uvas para ver su nuevo vídeo. La mayoría de ellos muy comunicativos. A veces llegué a sentir que aprendía más viéndolo que en algunas clases.