Sábado, 21 de abril del 2018.
Mientras me reía por un chiste malo que me había contado Nathaniel sonó mi celular.
— ¡Cuco! —Exclamó Nathaniel, al escuchar mi timbre, el cual era un cover de dicho cantante —Piel Canela. No había conocido a nadie que le gustará él.
—Ni yo —dije sin poder creerlo.
—Bueno, pero contesta —Me había sorprendido tanto que olvidé que me llamaban.
— ¿Hola? —contesté.
— ¿Cómo va todo? No te has conectado ni nada, te envié varios mensajes y no los respondiste —Era Rose con un tono de voz algo preocupado. Me alejé un poco de Nathaniel.
—Todo va bien. No me he conectado porque no hay necesidad de hacerlo.
—Oh, ¡eso es bueno amiga! ¿Hay alguien en tu casa?
—Mi hermano, creo, ¿por qué?
—Es que dejé mi almohada, y sabes que no me puedo dormir sin ella —respondió triste.
—Bueno, ve por ella, tocas, si nadie responde significa que no hay nadie en casa. Así que entras con la llave.
— ¿La que está debajo de la maceta verde?
—Ajá.
—Okey —Y colgó. Sin ningún adiós.
Nathaniel y yo seguimos conversando de cosas diferentes. Y recordé por un momento que mi hermano, cuando no hay nadie en casa ama estar desnudo —lo supe a la mala—, sólo esperaba que simplemente no estuviera en casa de esa manera. ¿O tal vez sí?
Definitivamente sería una bonita manera de contarles a sus hijos como sucedió el amor entre ellos.
Ya imaginé a Asdrubal.
"—Como te decía hijo, estaba desnudo bailando canciones de Michael Jackson y de repente tu madre entró a la habitación y me enamoré."
Épico carajo.
— ¿En qué piensas, Sharon? Te veo, y estás mirando a la nada con una sonrisa.
—Pienso en que muy probablemente mi hermano está en casa desnudo. Y una amiga va para allá.