Una semana atrás
Una semana atrás.
Villa Alba
En una casa en medio de un bosque que parecía encantado, se podían oír voces melodiosas muy afinadas y muy coordinadas, la nieve estaba afuera cayendo sin cesar, las manos de los hábiles elfos trabajaban… cortar y martillar en algunos objetos se podía observar que hacía falta mucho más, aun así, sus tareas estaban por terminar pues la víspera de navidad acababa de comenzar.
Jul, el elfo que estaba a la cabeza, el líder de la operación constataba que todo estará listo y a la oficina de Santa una travesía emprendió, por un pasadizo secreto entro y después de caminar 20 minutos salió.
- ¡Santa, ya está todo listo para navidad! –Exclamó, pero al buscarlo con la mirada constató que todo estaba revuelto, y Santa no estaba, había una nota en la cual especificaba que no volvería jamás… ni para esta navidad ni para la siguiente.
- Se lo llevaron hace poco –dijo una voz entre las sombras. El elfo más anciano del lugar, Yosei, en su cabeza se hallaba un corte muy reciente, en el suelo habían dos tazas con chocolate cayendo hacia un lado y la puerta estaba rota, la nieve entraba apenas pues esta estaba atrancada por un pedazo de madera.
- ¿¡Quiénes fueron!? –gritó Jul, con la mirada hacia todos lados, estupefacto a tal escena.
- Duendes, rufianes del mal –Bramo el anciano, aun en suelo, mientras Jul se disponía en levantarlo, siguió con estas palabras –aunque esta vez algo no estaba bien en su mirada se veía un odio descomunal… lo vi antes hace ya muchos años, pero creí que jamás volvería a pasar.
- Los duendes no están en contra de Santa, ¿Cómo esperas que te crea Yosei?
- Debes hacerlo Jul. La maldad habita en todos los corazones, al igual que la bondad, aun así, solo tú decides que puedes potenciar. El bien no puede existir sin el mal y el mal no puede existir sin el bien.
- Aun dices cosas sin sentido, el golpe en la cabeza te debió haber hecho mucho daño.
Se escuchó un fuerte ruido afuera, Jul salió corriendo, mientras veía como Santa era arrastrado a un portal, amordazado, atado de pies y manos, saltó con todas sus fuerzas para tratar de alcanzarlos, un golpe en su punto ciego le cayó y mientras estaba en el suelo el portal se cerró, escuchaba voces a lo lejos.
- El plan esta completado, lo único que hace falta es terminar la semana –la voz era tenue y le parecía conocida, trato de levantar la cabeza, pero solo cerro los ojos lentamente mientras veía como se iban y se cerraba el portal.
Un grupo que estaba cerca escucho la pelea pues un grito desgarrador soltó Jul antes de desmayarse, los elfos atacaron sin pensar al ver a su capitán en el suelo, pero antes de poder llegar los intrusos se habían marchado.
…
- El plan está completo, todo se acaba aquí y ahora –los duendes estaban reunidos frente a una hoguera de aspecto demoniaca, en una caverna muy profunda Jul se acercaba por las sombras, protegido por una magia que solo su clan conocía, logro sobrepasar a los guardias, el resto de los elfos (en total 300) estaba en las afueras esperando a la salida de alguien e iban a impedir que cualquier duende o ser maligno que aparezca se escape.
Jul sale de la cueva y reúne a sus tres elfos más confiables Habir, Zen y Morgan, cada uno vigilará una salida diferente y Jul entrará con la mitad de hombres…
Al momento que ingresan, pueden ver una devastadora escena, todos los duendes estaban muertos, sus cuerpos estaban totalmente destrozados, la hoguera se hizo más fuerte y empezó a crecer y se volvió más caliente, se condenso formando una bola de energía, una sonrisa diabólica se mostró en medio de las llamas y solo dijo dos palabras (feliz navidad), la presión se rompió y esta esfera explotó, toda la cueva y la montaña bajo la que estaba fueron destruidas en un instante, los elfos lograron protegerse con magia de la explosión.. pero no todos lograron escapar de tan endemoniadas llamas.
Jul se levantó muy sobresaltado mirando de un lado al otro buscando al enemigo. Hasta que se cruzó con la mirada de su esposa, se tranquilizó al menos por un momento…
- ¿Qué me sucedió? –Pregunto Jul
- Alguien te ataco por la espalda y tus guardias te rescataron de una muerte segura.
- ¿De una muerte segura?
- Te encontraron tirado a punto de ser atravesado con una pica…
- Alégrate de estar vivo –Una voz conocida se escuchó en la puerta.
- ¡Zen!, ¿no deberías estar haciendo guardia en las afueras de la oficina de Santa?
- Solo piensas en el trabajo…
- Gracias…
- ¿Dijiste algo?
- Gracias, ¡por salvarme la vida! –Gritó eufórico –bien, ¿ahora me dirás lo que sucedió?
- No sé lo que sucedió muy bien, pero estaba patrullando la zona de la casa y los alrededores, por que se vieron a muchos pies grandes dirigiéndose hacia la zona de los elfos y las tierras de Navidad, entonces un fuerte sonido provino de la oficina de santa… en donde siempre lee sus cartas antes del gran viaje, así que me dirigí hacia allí con quince de mis hombres te vi de lejos y por tus ropas te reconocí de inmediato y Yosei tratando de protegerte… –Jul lo interrumpió.
- ¿Qué? ¿cómo esta Yosei?
- Está en su casa recuperándose al igual que tú, su magia aún sigue siendo poderosa, pero él es un anciano ya, cuántos años tiene ¿700?, bueno después de ver eso, solo apuntamos y disparamos varias flechas de caramelo, ahuyentando así a los duendes, pero no sabía que podían usar magia tan avanzada como los portales entre regio…
- Su magia de portales está restringida al área de los elfos, solo uno de los nuestros pudo darles acceso hacia aquí.
- Bueno su portal apareció, todos entraron y se llevaron al herido… su sangre está siendo analizada.
- Bien, bien, algún resultado.
- Su poder sobre la magia esta alterada, parece que una pequeña parte de oscuridad está mezclándose con su sangre.
- Tengo que salir de aquí e ir con Yosei, llévenme con él.
- Descansa amigo, yo me hare cargo de todo, ahora explícame antes de irme a preguntarle a Yosei.
- Me siento bien iré ahora mismo. –Jul se levantó sin pensarlo y sin darse cuenta de que estaba sin nada más que las vendas en su cabeza y en su brazo –su esposa y Zen se burlaron…