Historia de mi corazón desencantado

IV

Siempre he tratado de tener el mejor rendimiento escolar, y así lograr una beca para cuando termine el próximo año. Un buen rendimiento exige sacrificio, y sobre todo pasión por el estudio; todo eso lo tenía muy claro, tenía mis reglas inquebrantables e inamovibles. Esa beca tiene que ser mía y de nadie más, he luchado por ella desde la escuela primaria, todos los días de clase no pensaba en otra cosa que en ser la mejor, y lo estaba logrando, y así tenía que seguir siendo.

Minutos después de haber vuelto al salón llegó la directora de curso con un anuncio.

— Es el primer día de clases de esté año, así que aún los profesores y las directivas estamos muy ocupados tratando de agendar varias cosas para este año. Nos espera un rato bastante atareado. — mi mente ya estaba pensando en que clase seguiría o ¿estamos libres para ir a casa? no creo y tampoco quiero nada de eso.

—Por hoy empezaremos por evaluar las capacidades artísticas de los alumnos, así que a cada uno se le va a dar un pliego de papel para que haga con él lo que quiera, tienen una hora, recuerden que son actividades calificables. En cuanto termine la hora, pasará el profesor para que hagan una síntesis de sus trabajos. Después de eso pueden ir a casa.

—Clase de artística libre, eso es genial, haz lo que quieras sin reglas de clase, magnífico. — dijo Erika una de las chicas desordenadas y alocadas de la clase.


Erika con su cabello largo, desordenado y tinturado de color rosa en varios matices, sus brazos con algunos tatuajes y su camisa amarrada en la parte baja, dejando ver gran su parte de su cintura, lo más desagradable, es sobretodo, su maldita manía de mascar chicle a toda hora. Podría decirse que ella es exactamente lo opuesto a mí, yo siempre he tenido muy bien cuidado y recatado estilo de vida. Orden y disciplina nada más.

-¿Qué harás?- Cuchicheo en mi oreja derecha Fernanda.

-Aún no sé, algo se me ocurrirá.-
Sin embargo no se me ocurrió nada. Vi a un lado y al otro, algunos ya habían empezado a cortar, dibujar o incluso, a pintar

Durante por lo menos cinco minutos me quedé ahí, sin saber qué hacer, hasta que sentí un golpe en la cabeza por detrás.

-La maldita nerd no sabe qué hacer, es una idiota-. Erika se reía mientras decía esas estupideces.
Ella no perdía oportunidad para tratar de imponer su voluntad sobre mí, y  esta vez, eso no pasaría.

-Déjala en paz, no te metas con ella- Fernanda se levantó de su puesto y quiso enfrentarla.

-Siéntate y guarda compostura- le ordené a Fernanda quien obedeció sin más -Te agradezco la intención pero yo me hago cargo.-

-¿Tú? Tú eres una estúpida y no harás nada, no puedes dañar tu reputación intachable de ser la perfecta de la clase- mientras lo decía desordenó mi cabello a base de tironazos.

-Sí, esa es mi reputación, pero la tuya se resume en las primeras seis letras de esa palabra.-

Eso la ofendió tanto que se alejó un poco y arremetió contra mí con uno de sus libros. Me agaché rápidamente con la intención de esquivar, sin embargo ese libro se detuvo antes de pasar por donde segundos antes estaba mi cabeza.

-Déjate de tonterías, lárgate a tu lugar y no molestes- Andi aún detenía el libro con su antebrazo

-La nerd tiene novio y es el nuevo.-
Fue un grito seco y lleno de burlas.
Se convirtió en un coro que gritaba medio salón

Sólo permití que lo repitieran tres veces, me acomodé bien y golpeé con toda la fuerza de mi mano la tabla de la mesa en la que estaba, el golpe fue sonoro y calló esa gritería.

Agaché la cabeza y dejé que mi rival atacara.
-¿Qué vas a hacer, estúpida nerd? ¿Quieres llorar? La nerd quiere llorar.-

-Te he dicho que te dejes de tonterías, deja de molestar y cállate- otra vez Andi en lo que no le importa, y si no le bastó lo que le dije afuera aquí le voy a decir más.

-También te he dicho que no es de buen gusto meterse en conversaciones ajenas. Siéntate y cállate, es mi asunto y lo resuelvo yo. No necesito que me defiendas- Levanté mi cabeza, ordené mi cabello y me quité las gafas y le clavé la mirada a Erika.

-En cuanto a ti, también te sientas y te callas. No me molestes más.-

-¡La nerd cegatona no quiere que la moleste más! Oyeron eso, ¡que no la moleste más! vengan, que vamos a enseñarle.-

Se pararon cuatro chicas, las compinches de Erika, hicieron crujir sus nudillos, y se acercaron a mí. Andi y Fernanda se pusieron en pie.

-No necesito nadie que me defienda, todo está bajo control, siéntense y guarden compostura que no estamos en algún antro.-

Ellos obedecieron. Miré ansiosa el reloj que llevo en la mano izquierda, y sólo pensé "¿por qué tarda tanto?"

-¿Qué esperas estúpida?¿ Por qué no te defiendes?-

-No me gustaría contaminarme tocando basuras como tú.-

-No te permito que me digas más. Levántate porque pienso romperte la cara.-

-Tu no me das órdenes, así que no lo haré. ¿Vas a pelear sola?-

-Eso lo veremos.-

Agarró mi cabello y empezó a dar de tirones, me puse en pie y la encaré.

-Si tanto quieres pelear deja me arreglo un poco el cabello.-

Estaba haciendo una coleta, cuando escuché una voz muy familiar en la puerta.-

-¿Pasa algo señoritas?-

-Nada profesora, todo en orden ¿verdad, Erika?-

Erika y su grupo volvieron a sus lugares, y en el salón se sentía la impresión de que nada había pasado.
Minutos después la directora se levantó de su silla para anunciar el fin de la clase.

-Por hoy se pueden ir, mañana iniciamos clases, no olviden carné y manual para poder ingresar al salón. Salgan todos, excepto tu, Luna.-

Todos se fueron en medio de una bulla total, medio minuto después estaba a solas con la directora en el más profundo silencio que decidí romper.

-Pensé que no llegaría a tiempo directora.-

-¿Por qué le aguantaste tanto sí tú y yo sabemos que le darías una merecida paliza?-




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