Llegué a casa temprano para aprovechar y estudiar un poco para los exámenes finales, no tenía más que hacer así que me encerré en mi habitación para concentrarme. Sin darme cuenta, las dos de la mañana se avistaron en mi reloj de pared cuando mi madre me llamó dulcemente desde la cocina
"¡Hija, ¿Puedes venir, por favor?!"
Fui hasta la cocina, aunque me pareció extraño, y cuando me hallaba ahí no encontré a nadie, en cambio, escuché la misma voz de mi madre desde lejos
"¡No vayas hija, yo también la escuché!"