Aaron llegó al colegio en su skateboard, en tan solo diez minutos.
Nadie sabía lo que pasaba. Todos estaban alarmados. El alboroto era inmenso y lo único que querían los padres presentes, era llevarse a sus hijos a casa.
Sería imposible encontrar a su hermana. País tercermundista, seguro en otro lugar, hubieran retenido a los niños en al aula y harían pasar a los padres civilizadamente.
Aquí no, claramente. Aaron pudo observar al director del colegio, escapando en su 4x4 y luego, a la profesora de su hermana, escapando en el auto de su novio, otro profesor del colegio.
Siempre le han inculcado valores y normas, la pequeña Merly no debe estar lejos de allí, es más, seguro que ni se ha levantado de su sitio.
Decide dar una vuelta, por fuera y por dentro de la escuela. Nada. Se destina hacia el salón de su hermana, ahí la encuentra.
Está asustada. Llorando. Como todos en ese momento, no comprende que ocurre. Toma su mochila en una mano y con la otra, la mano de Merly.
Salen rápidamente del salón y caen por segunda vez. Sí. Del cielo. Más salvajes. Más violentos. Pareciera que están programados para ello. Bajar e ir a casa no parece una buena opción ahora,
Vuelven sobre sus pasos y cierran el aula. Hacen una barricada con algunas mesas. Se recuestan en una pared alejada y se desploman. Ahora ambos lloran.