Muriendo, estaba muriendo lentamente, sentia en su cuerpo como sus celulas se reducian a nada. Tenia la valentia intacta porque su alma exploraba los más hermosos deseos de las personas y ella las inspiraba para hacerlas realidad...
Once del dia y seguia con sueño. Matthias trataba de despertar finalmente aunque su cuerpo le imploraba más descanso, habia estado despierto hasta tarde por culpa de la ebria de su hermana quien lo habia despertado mientras ensuciaba el piso de su habitacion en cuanto llego después de una de sus revoltosas fiestas. Él había tenido que limpiar su desastre pero el cansancio fue tal que no pudo evitar subir a su habitación y se habia derrumbado tan rapido en cuanto habia visto su cama que habia olvidado cerrar las pesadas cortinas de azul brillante que Cecilia, su hermana menor, le habia regalado para celebrar su decimo noveno cumpleaños, así que el sol se filtraba radiante por sus ventanas y le acariciaba el rostro palido. Inutilmente trataba de cubrirse de él pero al cabo de unos instantes más termino rindiendose y asi salio de la cama.
Al dar unos paso tropeso con un par de zapatos cafes que por el tacon y la brillantina claramente no eran suyos. Odiaba realmente esas estupidas cortinas, odiaba incluso más el hecho de que su hermana se los habia dado para burlarse de él ya que Anya, su exnovia, le habia insistido tan arduamente que las comprara. Después de eso, esas horribles cortinas le recordaban a su tonta hermana todo el tiempo.
Un suspiro salio de él al revivir los molestos recuerdos que le llegaban mientras corria fuertemente la tela y otro suspiro salio al ver que en la parte inferior se habia manchado enormemente de algo color marron que por el estado en que habia llegado su hermana podria ser vomito....y más abajo de eso tenia una mancha roja tambien producida por Cecilia....Al menos ahora tendria una razón para cambiarlas y ella no se negaria esta vez.
Se cambio la ropa sucia y la metio a la lavadora, se ducho para luego bajar a la cocina y desayunar unos panqueques con miel y jugo de naranja. Su cuerpo se sentia mucho mejor despues de eso así que decidio ir a la sala para ver si su hermana seguia ahí. Cuando llego lo primero que vio fueron sus pies manchados de lodo y algo más. Conforme se acercaba pudo ver que la estupida de su hermana seguia tirada en el suelo de la sala junto a Anya que de igual forma estaba comenzando a apestar. Tenía que deshacerse de sus cuerpos esta noche o el olor putrefacto podría delatarlo. Así que tomo un cubo con agua, un par nuevo de guantes de latex y comenzó a restregar el piso otra vez.