Yacía el 20 de junio de 1994 en Alemania. Fui condenado a la prisión por cargos de robo e intento de homicidio. Cuando fui trasladado a la prisión, mi mente se mantuvo en blanco, solo escuchaba los murmullos de los demás prisioneros que me acompañaban dentro del camión. Al llegar, me asignaron una celda en el Ala 2. Era un espacio de unos 5 m² quizá 6 m². Tenía una pequeña ventana que daba hacia el exterior, más alta de lo que podría alcanzar por mi cuenta. La cama estaba sujeta al suelo, tenía una sola sábana delgada y rasposa, la almohada era parte de la cama y, en la esquina de la celda, había una cubeta.
Pasé varias noches acostado en el suelo, viendo hacia la ventana. Notando, al anochecer, como la luna iluminaba mi rostro. Me imaginaba a mí mismo volando por el espacio, patinando en las estrellas y jugando en los distintos planetas. Al final... Solo robé algo de comida para no morir...
Una de esas tantas noches, mis pensamientos fueron interrumpidos por un estruendo que retumbó en todo el lugar. Me asomé por los barrotes para comprobar si había sido algo exterior. Al girarme hacia el muro que contenía la ventana, noté que ya no estaba. Podía ser libre ¿Pero valía la pena? Dí dos pasos hacia el frente y noté que, justo frente a mis pies, estaba una criatura extraña parada sobre un pequeño carro volador. Me atemoricé por un momento, gire hacia los lados para comprobar que nadie más lo había visto. La criatura pareció sonreír y extendió su delgada mano hacia mí. Temblando, tomé su mano y subimos juntos al auto volador, cada vez más alto, cada vez más frío. Pensé que moriría, cerré los ojos con fuerza y no sentí nada. Un tenue calor en mi costado izquierdo, pero cuando me giré, estaba frente al Sol.
Observé la inmensidad del universo, pude ver a la Tierra desde arriba, pareciendo abandonarla por completo. La criatura pareció reír y aceleró nuevamente, tomándome desprevenido. Pasamos meses vagando por el espacio, enseñándome las culturas que ahí se esconden. Con el tiempo, formé una vida pacífica en una galaxia cercana. Por las noches, solía recordar mi vida pasada, lo que dejé atrás en la Tierra, lo que mis actos provocaron. Solo me estaba defendiendo, ese policía no dejaba de golpearme así que tomé su arma e intenté hacer que para. Lo recuerdo pateando y pateando y pateando y pateando y pateando... Fue ahí cuando perdí el conocimiento, perdí mucha sangre, el pan se arruinó... Mi cena se arruinó, solo conseguí un poco. Entonces tomé su arma ¿Cierto? ¿La tomé?
¡Sí! Tomé el arma y luego me arrestó, así llegué a la prisión... Pero estaba inconsciente ¿Qué hicieron con mi ropa maltratada? ¿En qué prisión estuve? ¿Dónde? ¿Dónde... estoy?
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Editado: 06.12.2023