Holly

Holly

―¿Si estás consciente de lo que grave que es esto? ―me dijo.

―Desde luego que estoy consciente, de lo que pasó. Me sentía muy mal en ese momento.

―¿Y dónde está el resto de los "delincuentes"? ―preguntó, me sentía tan intimidada por el tipo frente a mí.

―No lo sé, sólo estaban las otras dos personas.

―Y, ¿cómo fue que tú terminaste, en ese lugar con ellos? ―su mirada era fuerte y penetrante, supe que esa era la mirada que usaba con todos los que, como yo, habían pasado por está habitación.

―Ya le dije que sólo estaba ahí por mi compañera de departamento ―dije un poco cansada ya que había dicho eso en repetidas ocasiones.

―¿De dónde la conoces? ―dijo, ahora se sentó frente a mí.

Rodé los ojos y me puse molesta. ―Ya le dije que somos compañeras de departamento.

―¿Y cómo llegaron a eso? ¿Era tu compañera de clase? ―pregunta.

―No, publicó un anuncio en el periódico, yo estaba buscando un lugar y así fue que paso.

―¿Me estás diciendo que terminaste, en la estación de policía, siendo interrogada, porque conseguiste un departamento en los clasificados? ―el policía parecía burlándose, y yo estaba tan molesta que me pregunté cuánto de cárcel me daría si lo golpeara.

―Si, conseguí a mi compañera de departamento en los clasificados y es el peor error de mi vida, según veo ―dije y cruzo mis brazos sobre mi pecho frustrada y molesta.

―Te diré que ―el aún parecía divertido por mi historia ―si me cuentas todo tal y como pasaron las cosas, y resulta que no tuviste que ver con el robo de esta noche, te dejaré ir. Pero si mientes en algo o resultas estar involucrada en algo, pasarás mucho más que un par de horas aquí. ¿Estás de acuerdo?

Resignada, tome aire y asentí con la cabeza. Al parecer lo que había comenzado como una noche normal, ahora sería una larga madrugada contando mi historia a un oficial de policía.

―Bien, Holly ―miró los papeles de mis expediente ―cuéntame qué fue lo que sucedió, con pelos y señales.

Suspiré y entonces comencé.

...

El día que todo comenzó fue cuando me mude con ella. Era una simple estudiante de la Universidad que buscaba su libertad, así que decidí buscar un lugar donde quedarme, no conocía a nadie en la ciudad y la mitad de mis compañeras ya compartían lugar con dos, tres o más personas. Y la idea de ir a vivir con un chico no era algo que mis padres me permitirían, no hasta terminar la carrera al menos.

Una simple estudiante que trabaja medio tiempo en una pista de hielo, limpiando patines todo el día, no podía aspirar a un lugar muy grande o un espacio propio, así que mi mejor opción era compartir.

Mi compañera de trabajo me sugirió que buscara en los periódicos, ella encontró un lugar de ese modo para ella y su novio. Yo no tenía novio, así que dijo que quizás alguien podría necesitar un compañero y poner el anuncio en los periódicos.

No mintió pues, efectivamente había varias personas ofreciendo compartir un lugar. Y me sentí agradecida por ello. Así que marce a las chicas que ofrecían lo que necesitaba y deje de lado a los hombres.

Esa tarde llamé a todos los anuncios, algunos de ellos ya estaban dados. Otro resultó ser un chico con el nombre de Leslie y el cuarto exigía demasiada renta. No había forma de que pudiera pagar eso.

Cuando llame a la última en la lista, hable con una chica que dijo que si realmente quería podía ir en ese momento a ver el lugar y hablar con ella, al parecer ella también estaba buscando un lugar, pero necesita saber si alguien podía unirse a ella para comenzar a buscar el lugar y ver los precios de alquiler de estos.

Lo cual me pareció lo mejor, no iba aceptar vivir con alguien que no conocía, en un lugar que no sabía cómo era, de esa forma podría conocerla y opinar sobre el lugar.

Acepté verla media hora después de la llamada. Me dio la dirección de una agencia de bienes raíces, donde alguien iba a mostrarle esa misma tarde unos lugares.

Dirigí mis pasos al lugar. Era un edificio de varios pisos y muchas oficinas.

Al llegar ya me esperaba una muchacha, quizás un par de años mayor que yo, tenía el cabello pintado de un negro oscuro en la raíz y un verde esmeralda en las puntas. Vestía unos jeans gastados, una chaqueta gris oscuro y unos vans azules que hacían juego con la camisa que dejaba ver su chaqueta abierta.

―¿Eres Emma? ―dije y ella sonrió ―un gusto soy Holly.

―Hola Holly. ¿Quieres conocer el lugar? ―dijo y entonces asentí. ―Debemos esperar a la encargada.

Emma me miraba de pies a cabeza, y me sentí un poco intimidada por ello, yo llevaba una falda a cuadros negra con blanco, unas medias negras y botines, junto con un suéter de flores amarillas y una bufanda blanca, mi cabello iba recogido en un mono y tenía mis lentes.

No estaba segura de que hacer así que decidí entablar una conversación.

―¿Has visitas otros lugares? ―pregunté.

―Sólo un par, pero ninguno ha sido muy bueno.

Entonces llegó nuestra asesora, nos hizo un par de preguntar y luego comenzamos a caminar.

La encargada de mostrarnos los departamentos disponibles nos llevó a un lugar a unas calles de ahí, pero era algo pequeño para dos personas, parecía pequeño incluso para una.

El otro estaba un poco lejos de mi trabajo pero era lo suficientemente lindo y cómodo como para vivir en él, estaba muy bien cuidado, y mi me encantó y pensé en conversar a Emma de tomar ese lugar, pero cuando supe el precio casi me iba de espaldas, no parecía la renta de un departamento, era más como el de una casa.

Entonces nos llevó a otro lugar. El departamento estaba en el cuarto piso y agradecí un poco eso pues de esa forma no tendría que subir muchas escaleras, ya que el ascensor estaba en mantenimiento en esos días.

El departamento no era el más lujoso ni se encontraba a la última tendencia en decoración, ni estaría considerado para ser portada de una revista de interiores, pero al menos era lo suficientemente limpio y espacioso como para que dos personas pudieran vivir en él, y el precio era tan agradable a mi economía que me pareció un buen lugar para pasar los próximos semestres en él.




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