—Creo que las cosas están mejores, por lo menos ayer el ambiente no estaba tan tenso entre ambos —le comenté a Kiona encogiéndome de hombros—. Espero que sea así, y que todo se vaya solucionando antes de que el año termine.
Cerré mi taquilla.
—Esperemos que así sea, y que puedas volver a ganar su confianza, no me gusta verlos tristes. —Me siguió hasta la cafetería.
Al entrar busqué con la mirada a Abril, pero no estaba por ningún lado. No le presté atención porque a la mañana había estado en clases, de seguro solo estaba en su árbol, ya entraría para comprar su comida.
—No sé si eso podrá ser, pero sería peor seguir como estamos —suspiré—. Buscaré una mesa, no tengo hambre.
Mi mejor amiga asintió. Fui hasta una de las mesas disponibles y me senté allí, viendo hacia la puerta, notando que Axel y varios del equipo entraban e iban hasta la fila envueltos en una burbuja de burlas y risas estruendosas en las cuales pocas veces había estado metido. Desde que no estaba con Abril no le veía mucho sentido a eso. Y cuando estaba con ella, los abandonaba apenas la veía sentada en una mesa, si es que antes no había ido yo por ella al salón que le correspondiera.
Abril no entraba, ni siquiera cuando Kiona llegó o cuando ya la fila de la cafetería se estaba quedando sin personas en ella.
—Chicos ¿han visto a Abril? —Algunos vitorearon sabiendo que siempre estaba pendiente de ella. Muchos creían que me terminó a las pocas semanas de salir, cuando ni siquiera salimos oficialmente un día.
No tenía tampoco la intención de aclararles la situación.
La mayoría negó, solo un chico dijo que la había visto salir del instituto, pero no le creí. No tenía con quién salir sin un permiso.
Me levanté de mi asiento y, estando seguro de que ella no había comido nada, compré un sándwich de queso y un jugo, a sabiendas de que el yogurt no era de su preferencia para tomar.
Salí a buscarla. La busqué por los pasillos, pasé por su casillero, pero en ningún lugar estaba. También pasé por su árbol, pero, como los demás lugares, no tenía rastro de ella.
Cuando estaba por darme por vencido, un pequeño rastro de su olor llegó a mi nariz cuando estaba parado en casi la salida, como si ella acabara de entrar. De nuevo, recorrí todos lugares, sin encontrarla… hasta que recordé que no había vuelto a su árbol, y ya habían pasado unos buenos minutos desde que había estado allí.
Caminé por el camino empedrado, con la mirada gacha… creo que fue un mal momento de levantar la mirada cuando estaba a solo metros del árbol.
Frené en seco, queriendo creer que mi visión me estaba jugando una mala pasada, pero no fue así.
Mi corazón se embaló, mis puños se apretaron, ensuciándome con el sándwich destruido gracias a la fuerza.
Comencé a temblar, pero el dolor fue mucho mayor al notar que Abril seguía el beso de Matthew.
Tragué saliva, quedándome allí, viendo por un tiempo de más cómo se besaban.
Respirar se me dificultó y supe que, si no salía de ahí, terminaría por matar a Matt.
Me di la vuelta como pude, solté el sándwich y la caja dañada, sin importarme si se quedaban ensuciando el suelo. Cuando el temblor incrementó, corrí a mi auto. Me encerré allí, tratando de respirar.
El pecho dolía a horrores, y las lágrimas me impedían ver. Puse mi cabeza en el volante, pero esto solo logró que los sollozos salieran junto a mis lágrimas.
Sentía frío en mi cuerpo, mi cabeza comenzó a doler y la debilidad se mostró mientras estaba en el peor momento de mi vida.
Alguien tocó la ventana, miré por el vidrio a Kiona parada fuera, preocupada. Bajé un poco la ventanilla.
—Me tengo que ir… Hablamos después. —No esperé ninguna respuesta de ella, solo prendí en auto y arranqué lo más veloz posible.
Era un idiota, claro que no solo lo veía como un amigo
***
—Alan, Kiona está aquí.
—Dile que se vaya, no quiero hablar con nadie, Charlotte —susurré con voz ronca, subiendo más la manta que me cubría del repentino frío que tenía.
Era cierto lo que decía, no quería hablar con nadie. El temblor en mi cuerpo no había desaparecido porque mi instinto era convertirme, pero la energía de mi cuerpo no era suficiente para eso, así que, al buscar la transformación, la energía se me agotaba más. Además, no quería recordar a Abril besándose con Stevenson, aunque a cada dos segundos tuviera que apretar mi rostro en la almohada queriendo alejar la imagen de mi mente.
—No se irá hasta que bajes, me lo ha dicho a sabiendas que te ibas a quedar.
Suspiré, levantándome para seguirla a donde estaba mi mejor amiga esperando.
—¿Qué quieres Kiona? —espeté más brusco de lo que quería.
—Saber cómo estás… no me dijiste porque saliste de esa manera. —Volví a suspirar, sentándome porque no podía mantenerme mucho de pie gracias a los espasmos constantes.
—Te creí cuando dijiste que Abril solo le quería como amigo —reclamé, sin saber muy bien el por qué.
—Lo es, ella lo dijo.
—Si lo fuera, si así lo viera ella… No lo hubiera besado, Kiona. —Abrió su boca con asombro, tomando asiento a mi lado, en una de las escaleras que daban al jardín.
—Tal vez lo viste mal…
—¡Me quedé hasta que el beso casi termina! Y ella le devolvía el beso sin rechistar. —Mi voz se quebró.
—Alan, sabías que eso iba a pasar, no puedes ponerte así por algo que tú mismo hiciste.
—¿Pero por qué hoy? —Seguí hablando sin importar que mi voz se escuchara quebrada.
—¿Qué tiene que fuera hoy o mañana? Cualquier día te hubiera sentado mal.
—Que parece una venganza, porque hoy… —intenté retener las lágrimas. Tomé un gran respiro antes de seguir—… hoy cumpliríamos dos meses saliendo.
—Oh…
—Además, no solo duele el beso, duele todo. Solo puedo recordar que ella hubiera aceptado ser… Duele demasiado, Nana —sollocé. Las lágrimas comenzaron a salir sin control y sin permiso—, duele demasiado no poder contar con ella, tener que verla solo por cincuenta minutos a la mañana y no poder tocarla, duele no hacerla reír, duele ver que ese… bastardo se lleva a la chica que yo quiero, pero que dejé ir. Duele mucho haberla perdido. Cuando la dejé no pensé que las fueran así. ¿Acaso ella no podía irse a un convento o algo mientras yo solucionaba todo? No, lo primero que hizo, al día siguiente, fue aceptar una estúpida salida con Matt, sin saber que yo estaba escuchando todo y que eso solo había logrado que mi corazón se arrugara más. Intenté decirme, convencerme de que las cosas se le iban a hacer difíciles porque Abril no le daría cupo en su vida, olvidando que a mí se me había dificultado todo por el miedo que ella me tenía y que él tenía la ventaja de su anterior gusto… pero nunca pensé que todo sucedería tan rápido.
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Editado: 15.01.2022