Prólogo

Es tan extraño... 

En un segundo puedes pasar de estar tomando con tus amigos mientras te ríes hasta que tu estómago duele, a estar llorando frente a una lápida rodeado de flores blancas, con gente detrás de ti, apoyándote con sus palabras vacías. Puedes pasar de estar sonriendo con esa persona a la que aprecias, a tener que ser llamado por un policía para identificar el cuerpo de un ser querido. Y posteriormente tienes que seguir con la vida como si nada hubiera pasado: guardando un secreto que te irá carcomiendo por dentro, tratando a la gente con la mejor cara y actitud que posees, asumiendo que tienes responsabilidades. Tratas de seguir adelante cuando aún hay un peso enorme sobre tu espalda y cadenas que te mantienen quieto en el mismo lugar, te impiden progresar. 

Dos personas se encuentran por casualidad: la vida de uno parece ser una historia de amor verdadero, mientras que la del otro es un infierno donde todo colapsa poco a poco, llevándose la escasa esperanza que existe. Estás tan sumergido en tus pensamientos que dejas de lado cosas importantes. Intentas hacer todo bien, tratando de que nadie salga herido, pero... alguien tiene que perder, ¿no? ¿Quién tiene la razón? 

¿Sabes lo qué es la impotencia? ¿Sabes lo que es querer tomar el camino fácil porque no encuentras otra salida? Yo sí... y desgraciadamente lo aprendí a la mala. No, no me refiero a la muerte, ojalá fuera así de fácil...

Si al vivir no notas nada alrededor y haces todos los días las mismas acciones, la vida parece siempre el mismo día. Una maldita rutina sin fin que no sabes cómo romper. 

No entiendes nada de lo que te digo, ¿verdad? Quizás... deberías abrir este libro para comprenderlo mejor. 
Te prometo que al final todo tendrá sentido. 

Ahora dime... ¿es cierto que todas las historias tienen finales felices? 

A.B.