Capítulo 34

La semana empieza y con ella los exámenes. Logré despertarme temprano y llegar a tiempo a las clases, fue evaluación tras evaluación, pero no tuve complicaciones en ningún momento. Estudié lo suficiente con Alex, nunca un examen había sido tan fácil. Cuando terminé, tomé mis cosas y pasé por el lugar de Paola:

—Voy a ir con los chicos, te veo allá —le susurré para no distraer a los demás ni llamar la atención del profesor que hace guardia. Dejé mi prueba en el escritorio del profesor y salí del aula.

Caminaba con mi destino marcado en la parte trasera de los edificios, pero me detuve cuando vi a los chicos sentados cerca de dirección.

—¡Hola, chicos! —saludé amistosa cuando llegué con ellos.
—Qué onda —saludó Fred por los demás.
—Hola, Sara, ¿no estabas en exámenes? —preguntó Josh.
—Terminé rápido —sonreí—. ¿Ustedes qué hacen aquí? Creí que los encontraría en su acostumbrado lugar detrás de los edificios.
—Ahí estábamos, pero como siempre, alguien fue a arruinar la diversión —dijo Frank decepcionado sin dejar de mirar el cielo.
—¿Qué pasó?
—Se llevaron a Bicolor otra vez —respondió Fred con obviedad y una pizca de desinterés... o ¿será hastío?

No pude evitar reaccionar con cierta preocupación. Es la primera vez que se me comunica dicha situación de frente, sin embargo, aún no conozco el motivo que hace a los profesores enemigos de Alex; esta incertidumbre es más molesta de lo que dejo ver.

—¿Solo se lo llevaron? —pregunté con la esperanza de encontrar respuestas.
—Siempre es lo mismo —dijo Thomas fastidiado—. Solo llegan, dicen palabras al aire y se lo llevan a la fuerza. Ya ni nos prestan atención a nosotros, solo nos sermonean por nuestras acciones.
—¿Y creen que eso sea cierto? Digo, puede ser una coincidencia.
—Solo míranos, fumamos en frente de dirección y ni siquiera les importa. No le quitan los ojos de encima a Alex por nada; están obsesionados con él.
—Perdimos el toque, chicos —dijo Fred decepcionado y provocó la risa de Thomas.
—Qué irónico, el chico más aplicado y destacado acabó siendo el más problemático —rio Frank.
—Bueno, tiene que ser. Si Alex hace cualquier movimiento, los viejos están acabados, por eso lo tienen vigilado, solo es miedo —explicó Carl sin querer ser detallista.

¿Problemático? ¿Cualquier movimiento? ¿A qué se refieren?

—Será mejor no meternos en sus asuntos, él puede manejar esto —concluyó Fred como el líder que es para los otros tres.
—Sí... Podrán superarlo en cantidad, pero él es más inteligente que todos esos vejetes juntos —sonrió Frank burlón y lleno de orgullo por su amigo.

Ya estaba confundida respecto a la situación y esto solo empeoró las cosas; la poca información que tengo ahora se ha desordenado horriblemente. Josh ve la dirección con seriedad, está sumergido en sus propios pensamientos.

—¿Estás bien, Josh? —le pregunté. Tardó un poco en contestar, me asintió con una sonrisa, una que dudo sea verdadera.

¿Qué estará pasando dentro de las puertas directivas?

Alex

—¡Ya nos tienes hartos! —me gritó un profesor con evidente molestia.
—Opino lo mismo sobre ustedes y aún así, tengo que venir aquí a escucharlos balbucear —respondí sin miedo alguno.
—Deja de faltarnos al respeto, jovencito —exigió un segundo profesor.
—No sabía que describirlos era una falta de respeto...
—¡Ya es suficiente! Escúchanos bien, esta es tu última advertencia. No quieres hacerlo por las buenas entonces lo tendremos que hacer por las malas.
—Creí que ponerme esposas y traerme aquí como un prisionero era lo peor.
—Estás avisado. No queríamos llegar a estos extremos, pero no nos dejas otra opción.
—Hagan lo que quieran, —me puse de pie— quiero ver qué tan bajo pueden caer.

Dejé con la boca cerrada a todos y abandoné la habitación con una muy extraña tranquilidad en el cuerpo; esta vez, nadie vino detrás de mí, no hubo gritos ni más palabras, solo silencio. Me quedé de pie un momento en el pasillo para pensarlo un momento, ¿hasta dónde serán capaces de llegar?

Al verme, Josh se acercó rápido con angustia en la mirada:

—¿Qué pasó?
—Lo mismo de siempre: solo balbuceos exigentes.
—Esto no me gusta, Alex... su actuar es más raro de lo normal.
—Lo sé, me amenazaron. Es mucho hasta para ellos.
—No podemos dejar que esto avance más. Hay que hablar con Roberto del tema, tenemos su testimonio, eso debe servir.
—No es suficiente. No tengo las pruebas necesarias, no harán nada al respecto sin eso...

Sara

Veo a Josh hablar con Alex en frente de dirección. No se ven tan animados como de costumbre: la vibra de frustración que veo en ambos no es una que se presente seguido en un par de estudiantes.

—No te preocupes, Sara —dijo Frank al notarme inmersa en mis pensamientos—, Bicolor puede con lo que sea. Saldrá de esto también.

¿También? Cada palabra que dicen me produce intriga y ganas de saber la verdad de una buena vez.

—Relájate y fuma con nosotros —sugirió Thomas al acercarme su cajetilla.
—Ah no, yo no…
—¡Aleja esa porquería de ella! —exclamó Paola desde lejos mientras se dirige hacia nosotros—. ¿Cómo le ofreces eso a Sara? ¿Estás loco? —reclamó sin dejar de ver el rostro confundido de Thomas.
—Está bien, Paola, no lo iba a tomar... —intentar calmarla es inútil.
—Tengan un poco de decencia y no fumen donde todos pueden verlos.
—Oye, tranquila, chica —dijo Fred entre risas.
—¿Necesitas un poco de Josh? —añadió Frank pícaro—. Yo digo que sí, se te nota en lo estresada que estás. Con unos siete minutos con él estarás como nueva, ese es el tiempo "adecuado".
—¿De qué rayos hablan? —miró a cada uno de ellos con desconfianza.
—Vamos, no finjas ser una santa con nosotros, olemos las mentiras. Estás a salvo en este círculo, no le diremos nada a Josh, así que sé sincera y dinos cuáles son tus verdaderas intensiones con él.
—Se nota que contigo quiere hacer las cosas bien, lo traes comiendo de tu mano —aclaró Carl—. Yo creo... que de quererlo, serías la mejor chica con la que Josh ha estado. ¿Qué opinan ustedes, chicos? ¿Estoy en lo correcto?
—Sí, —prosiguió Fred— todas las chicas con las que ha estado le han jugado una mala pasada, pero nada mal... —sonrió coqueto.